El planeta extra?o de John Akomfrah
Las pel¨ªculas del artista brit¨¢nico denuncian las consecuencias del colonialismo y advierten de los peligros del envenenamiento planetario por unos pocos
El trabajo de John Akom?frah (Acra, Ghana, 1957) est¨¢ embebido con una obsesi¨®n: el poder de la imagen y sus m¨²ltiples usos, desde la expresi¨®n de lo infinito renacentista (la naturaleza, el conocimiento) hasta la fragmentaci¨®n de lo moderno tard¨ªo. Pocos artistas exhiben semejante ambici¨®n como un acto moral ¡ªcasi un ¡°servicio p¨²blico¡±¡ª y su logro, visible ahora en dos exposiciones, la primera y m¨¢s completa en el CAAC de Sevilla, comandada por Neus Mir¨®, otra m¨¢s reducida en la Fundaci¨® T¨¤pies a cargo de N¨²ria Homs, es haber sabido compaginar el taller de Leonardo con la mesa de carpintero de Joseph Cornell. El mundo en una pantalla.
Pol¨ªmata como el primero (guionista, poeta, profesor, cineasta, comisario, m¨²sico, director del taller-estudio independiente Smoking Dogs Films) y ¡°cultivador¡± de los dep¨®sitos culturales como el segundo, Akomfrah saca partido al despliegue continuo del arte como espect¨¢culo, pero siempre desde un registro poco com¨²n: el mundo que muestra es el que conocemos y el que podr¨ªamos perder muy pronto, sin embargo, nos parece extra?o porque as¨ª lo ve ¨¦l. Como provocador de la contemplaci¨®n, es un exc¨¦ntrico exquisito: virtuoso del collage, juega con im¨¢genes extra¨ªdas de pel¨ªculas y otros materiales de los archivos que le proporcionan las televisiones ¡ªespecialmente los canales ingleses¡ª para pintar un fresco, en realidad un v¨ªdeo o una pel¨ªcula de un m¨ªnimo de 45 minutos donde muestra la huella humana en el planeta, que siempre es la huella del mismo dedo, del mismo dios que nos han vendido.
La pantalla donde caben esos pedazos de historias se extender¨¢ hasta lo panor¨¢mico, no es exactamente cine expandido (lo ¡°intermedio¡±, la sinestesia y el sincretismo tienen aqu¨ª un sentido esteticista y subliminal); es esa cajita que el loco Cornell montaba en su caba?a de Utopia Parkway pero sobredimensionada y multiplicada en pantallas sucesivas, dos, cuatro, seis, un acorde¨®n ¡ªel ojo se desplaza horizontalmente de una a otra¡ª con trozos de vidas reales o ¡°construidas¡± (filmaciones propias que reivindican memorias suprimidas), de animales y especies varias (el ser humano es una m¨¢s). Akomfrah el fl?neur del planeta Tierra.
La historia de las comunidades negras y de otras minor¨ªas raciales, que acarrean sus propios holocaustos y di¨¢sporas, articula el eje de todos sus trabajos, sensible como fue el artista desde su juventud cuando, en 1966, tuvo que escapar con su familia tras el golpe militar Operaci¨®n Cold Chop (Chuleta Fr¨ªa) que acabar¨ªa instaurando una dictadura militar en su pa¨ªs.
A la obligaci¨®n que tienen las sociedades de construir la (otra) historia de la identidad poscolonial, el artista contribuye de un modo tranquilo aunque mucho menos imaginativo de lo que podr¨ªa parecer, pues detr¨¢s de sus ensayos visuales, rompecabezas de tiempos y espacios (desde los mitos griegos), se esconden, fascinantes, los personajes solitarios, insoportables, de otros genios: Tarkovski (Stalker, Sacrificio), Dreyer y tantas veces Kubrick.
Otras problem¨¢ticas que le ocupan son las mismas que inquietan al com¨²n de los mortales, menos a esos pocos que ya est¨¢n buscando un piso en Marte: la salvaci¨®n del planeta y la desigualdad. El filme ensayo Handsworth Songs (1986), realizado en 16 mm y transferido a v¨ªdeo (58 minutos), es su obra seminal y la que marcar¨¢ producciones posteriores en torno a las tensiones raciales en un barrio de Birmingham, en los a?os m¨¢s duros de Thatcher y en pleno auge de las llamadas subculturas (t¨¦rmino que se convirti¨® en icono de la resistencia de la mano del te¨®rico Stuart Hall, que imparti¨® clases all¨ª y a quien el artista dedica un ensayo). Auto de fe (dos pantallas, 40 y 30 minutos; 2016) trata sobre las migraciones producidas por causas religiosas; Mnemosyne (v¨ªdeo de 46 minutos, 2010), sobre el pasado industrial en el West Midlands ingl¨¦s; Peripeteia (17 y 28 minutos, 2012) se compone de dos tableaux vivants con los que el artista fantasea con la historia de un hombre y una mujer de raza negra a partir de dos dibujos de Durero, y Vertigo Sea (pantalla m¨²ltiple, 49 minutos, 2015), declaradamente ecologista, es su trabajo menos personal, pero el que atraer¨¢ a un n¨²mero ingente al museo. As¨ª ocurri¨® durante la Bienal de Venecia de 2015 y as¨ª seguir¨¢ pasando, en un sistema art¨ªstico dominado por el efecto pantalla y donde la cuarta pared ya se ha diluido en algoritmos.
Vertigo Sea. John Akomfrah. Fundaci¨® T¨¤pies. Barcelona. Hasta el 6 de junio.
La Tierra es plana. John Akomfrah. CAAC. Monasterio de la Cartuja de Santa Mar¨ªa de las Cuevas. Sevilla. Hasta el 14 de marzo.
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