Paul B. Preciado: ¡°A veces, se me olvida que soy un hombre¡±
El fil¨®sofo espa?ol m¨¢s internacional, que publica ¡®Yo soy el monstruo que os habla¡¯, comenta el nuevo proyecto de ley trans y pide a las feministas que den un paso hacia ¡°un paradigma menos violento¡±
En noviembre de 2019, Paul B. Preciado (Burgos, 50 a?os) fue invitado a pronunciar un discurso ante 3.500 psicoanalistas reunidos en el congreso de la Escuela de la Causa Freudiana, poderoso reducto del lacanismo en territorio franc¨¦s, para que diera cuenta de su proceso de transici¨®n de g¨¦nero. Subir solo al escenario que le propon¨ªa esa asamblea hostil, formada por quienes decretaron que su cuerpo estaba enfermo, le inspiraba cierto respeto, por lo que decidi¨® pedir auxilio a ...
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En noviembre de 2019, Paul B. Preciado (Burgos, 50 a?os) fue invitado a pronunciar un discurso ante 3.500 psicoanalistas reunidos en el congreso de la Escuela de la Causa Freudiana, poderoso reducto del lacanismo en territorio franc¨¦s, para que diera cuenta de su proceso de transici¨®n de g¨¦nero. Subir solo al escenario que le propon¨ªa esa asamblea hostil, formada por quienes decretaron que su cuerpo estaba enfermo, le inspiraba cierto respeto, por lo que decidi¨® pedir auxilio a Franz Kafka. Un siglo antes de este inopinado encuentro en Par¨ªs, el autor checo firm¨® Informe para una academia. Su narrador era un mono que, despu¨¦s de haber aprendido el lenguaje de los hombres, se presentaba ante un grupo de altas autoridades cient¨ªficas para explicarles lo que el devenir humano supuso para ¨¦l. Aquel d¨ªa, Preciado se convirti¨® en ese simio. ¡°Es desde esa posici¨®n de enfermo mental en la que me colocan desde donde me dirijo a ustedes¡±, empez¨®. ¡°Yo soy el monstruo que os habla. El monstruo que vosotros mismos hab¨¦is construido con vuestro discurso y vuestras pr¨¢cticas cl¨ªnicas. Yo soy el monstruo que se levanta del div¨¢n y toma la palabra¡±.
Como el cuadr¨²mano kafkiano, Preciado hab¨ªa aprendido a hablar el lenguaje de Freud y de Lacan, y estaba listo para plantar cara a quienes, durante d¨¦cadas, hab¨ªan tenido potestad sobre su psique. ¡°Era necesario que alguien respondiera a quienes han tenido el poder y la soberan¨ªa de analizarnos, diagnosticarnos y sentar c¨¢tedra sobre nuestras circunstancias¡±, dec¨ªa Preciado la semana pasada en una aireada estancia, mitad comedor y mitad despacho ¡ªuna pi¨¨ce de vie, que dir¨ªan los franceses¡ª, de su piso en el barrio parisiense de M¨¦nilmontant. Hace 15 a?os les hubiera mandado al garete. Esta vez acept¨® la invitaci¨®n. ¡°En el momento en el que estamos, con su alt¨ªsimo riesgo pol¨ªtico, la psiquiatr¨ªa y el psicoan¨¢lisis no pueden seguir trabajando con conceptos forjados en el siglo XIX, a la luz de un r¨¦gimen patriarcal y colonial. Es urgente que se den cuenta de su responsabilidad¡±. El discurso fue explosivo. Le llovieron los insultos, aunque tambi¨¦n un pu?ado de aplausos. Solo pudo leer una cuarta parte del texto que hab¨ªa preparado, lo que hizo que decidiera publicarlo en su totalidad, bajo el t¨ªtulo de Yo soy el monstruo que os habla (Nuevos Cuadernos Anagrama).
El volumen, breve pero intenso, de un centenar escaso de p¨¢ginas en las que cuesta no subrayar casi cada l¨ªnea, aboga por la superaci¨®n de los esquemas binarios que determinan la diferencia sexual, que Preciado cree perfectamente superada. No es un llamamiento a la revoluci¨®n, sino la constataci¨®n de que, a su entender, esa revoluci¨®n ya est¨¢ teniendo lugar ante la mirada distra¨ªda de las masas, en un nuevo Barroco lleno de mezclas imposibles y contradicciones aparentes. ¡°La diferencia sexual muta imparablemente, pero el psicoan¨¢lisis sigue paralizado¡±, afirma el fil¨®sofo, convertido estos ¨²ltimos a?os en nombre fundamental del pensamiento actual, y para quien seguir creyendo en el complejo de Edipo es algo as¨ª ¡°como seguir navegando por el universo con un mapa geoc¨¦ntrico ptolemaico.
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Preciado, que se define como ¡°hombre trans de cuerpo no binario¡±, sabe de lo que habla. Su primer contacto con la terapia psicol¨®gica tuvo lugar a los 18 a?os. ¡°Mis padres me enviaron a ver a un psic¨®logo porque en mi colegio de monjas de Burgos les hab¨ªan dicho, literalmente, que yo no era ni trigo ni cebada¡±, recuerda entre carcajadas. Su padre convirti¨® esa expresi¨®n profundamente castellana en ¡°una teor¨ªa de g¨¦nero axiom¨¢tica¡± que le repet¨ªa sin cesar. Y Preciado la transform¨®, con el tiempo, en un lema personal, como miembro honorario de un colectivo acostumbrado a deformar los insultos recibidos y a convertirlos en insospechados motivos de orgullo. Pese a sus cr¨ªticas, no se opone a la existencia de la disciplina que invent¨® Freud. ¡°Yo he hecho mucho psicoan¨¢lisis. Me parece un instrumento de construcci¨®n y de reinvenci¨®n de la subjetividad incre¨ªblemente potente, con todas sus paradojas y perversiones¡±, admite. No se trata de enterrarlo, sino de cambiar sus dogmas, como ya defienden algunos de sus practicantes en la semiclandestinidad, cual remedos de curas modernos. Su punto de vista se aleja del de uno de sus mayores referentes intelectuales, Michel Foucault, que fue un agresivo detractor de la disciplina. ¡°Yo creo que hay que hacer algo con el trauma, el sufrimiento y la destrucci¨®n que supone la violencia patriarcal y racista. No basta con decir que eres antianal¨ªtico. Estupendo que lo seas, pero la gente est¨¢ destrozada. Algo tenemos que hacer con eso¡±, dice Preciado. Se familiariz¨® con Lacan en sus a?os neoyorquinos, en aquellos noventa en los que fue disc¨ªpulo de Jacques Derrida y ?gnes Heller. ¡°Era como la salsa de soja en la cocina asi¨¢tica: hab¨ªa que poner un poco de Lacan a todo. Quise convertirme en psicoanalista, pero luego deriv¨¦ hacia la pr¨¢ctica activista. Ese iba a ser, para m¨ª, el lugar de la sanaci¨®n¡±.
En ese marco de referencia, alimentado por sus ensayos filos¨®ficos y sus proyectos en el arte contempor¨¢neo, Preciado dedica todos sus esfuerzos a la deconstrucci¨®n de la norma, a obrar por una nueva epistemolog¨ªa que deje atr¨¢s el binarismo que nos gobierna, a empujar la gran barca social, anclada en arenas movedizas, hacia un cambio de paradigma que ya intuye en las fisuras que presenta el anterior. ¡°El modelo de mis padres, que fue el psiqui¨¢trico y el religioso, ha fracasado. Me obsesiona recuperar una filiaci¨®n que no sea la de nuestros progenitores biol¨®gicos, con los que ya he hecho amorosamente las paces, pero con quienes no comparto una genealog¨ªa pol¨ªtica¡±, admite, aunque luego asegure que su madre, en otro tiempo perpleja ante esa hija tan rara, ha convertido su peluquer¨ªa en un sal¨®n de debate sobre teor¨ªa queer. A Preciado no le interesa encontrar en ese linaje postizo, hecho de ¡°los saberes de supervivencia que desarrollaron hist¨®ricamente los cuerpos monstruosos¡±, ning¨²n tipo de relato ¨¦pico. ¡°Al rev¨¦s, el aprendizaje real pasa por entender que no necesitas ni una soberan¨ªa destructiva ni una narraci¨®n heroica, que es posible vivir en condiciones de vulnerabilidad, entendida como condici¨®n misma de la vida¡±, sostiene Preciado, que retoma as¨ª un t¨¦rmino clave en el pensamiento de Judith Butler, a quien est¨¢ dedicado este libro, y que aparecer¨¢ en una pel¨ªcula que tiene en preparaci¨®n, a la vez que termina dos libros ¡ªuno sobre la pandemia, y el otro, dedicado a la destituci¨®n de Edipo como mito fundador¡ª y organiza una exposici¨®n de la artista alemana Anne Imhof en el Palais de Tokyo de Par¨ªs.
Preciado aboga por ¡°una despatriarcalizaci¨®n y una descolonizaci¨®n totales¡±, hurgando en la herida de procesos abiertos en las sociedades occidentales desde hace d¨¦cadas, que parece haberse acelerado en los ¨²ltimos a?os. ¡°Se trata de desaprender la cultura normativa y de acercarse a la cultura ind¨ªgena, a la anticolonial, a la antifascista¡±, se?ala. ¡°En el caso de nuestra propia cultura, es interesante comprobar la facilidad con la que se reproduce el paradigma fascista. Yo creo que solo podemos empoderarnos a trav¨¦s de una relaci¨®n cr¨ªtica con nuestra propia historia¡±, asegura. Aun as¨ª, no comparte ¡°la excesiva conmiseraci¨®n¡± que reina en ¡°ese magma pol¨ªtico que es Espa?a¡±, de donde sali¨® escaldado tras su cese por el Macba en 2015, al incluir en una muestra una escultura de Juan Carlos I sodomizado. ¡°No creo que el contexto espa?ol sea m¨¢s infame que el franc¨¦s o el de cualquier otro pa¨ªs europeo¡±, dice ahora. En realidad, Espa?a siempre ha sido un buen laboratorio: ¡°All¨ª siempre suceden cosas que luego se reproducen en otras partes. Siempre ha habido en Espa?a un excelente diagn¨®stico de los problemas, acompa?ado de una terror¨ªfica resoluci¨®n de los mismos¡±.
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Preciado fue lesbiana radical, individuo de g¨¦nero no binario y, finalmente, hombre trans desde 2016, cuando empez¨® a llamarse Paul, ¡°como los esclavos cambiaban de nombre cuando compraban su libertad¡±. ¡°Cuando comprend¨ª que abandonar el r¨¦gimen de la diferencia sexual significaba dejar la esfera de lo humano y entrar en un espacio de subal?ternidad, violencia y control, exig¨ª un lugar dentro del r¨¦gimen de g¨¦nero binario¡±, afirma en su discurso sobre la aparente contradicci¨®n que supone abogar por la abolici¨®n de este ¨²ltimo y luego definirse como var¨®n. Si es hombre, es por pura supervivencia. ¡°En el contexto espa?ol, tampoco hay otras opciones, lo que s¨ª ocurre en Alemania, Australia o Argentina, que reconocen un sexo o g¨¦nero no binario¡±, se explica. Espera, pese a todo, que las haya en el futuro. ¡°Nos encontramos en un momento hist¨®rico de cambio, en el que salimos de un paradigma binario y transitamos hacia otro r¨¦gimen todav¨ªa no definido. Lo terror¨ªfico ser¨ªa dejar ese proceso en manos de los pol¨ªticos, los cient¨ªficos o los psiquiatras. Es un proceso colectivo que ata?e a toda la sociedad y debe ser objeto de una reflexi¨®n colectiva¡±, zanja.
Dice que su transici¨®n alter¨®, inevitablemente, el lugar que ocupa en el espacio social. ¡°Hab¨ªa sido mujer, lesbiana y migrante. Conoc¨ªa la alteridad, pero no la universalidad¡±, afirma sobre el hecho de convertirse en hombre blanco. Una posici¨®n dominante que parece incomodarle. ¡°Circu?lar por el espacio p¨²blico, coger el metro o tener cualquier interacci¨®n desde esa posici¨®n de universalidad te da un conjunto de privilegios que son mucho mayores de lo que uno hubiera podido imaginar¡±, reconoce. ¡°Aun as¨ª, mi universalidad no es gratuita o despreocupada. Soy una persona trans consciente de un proceso de opresi¨®n¡±. En el pr¨®logo de Un apartamento en Urano, compendio de sus art¨ªculos para el diario franc¨¦s Lib¨¦ration, la escritora Virginie Despentes, su compa?era sentimental hasta 2014, afirma que, para Preciado, lo m¨¢s extra?o de convertirse en macho fue ¡°conservar intacto el recuerdo de la opresi¨®n¡±. ?Se le olvida, a ratos, la posici¨®n del subyugado? ¡°No, lo que se me olvida, a veces, es que soy un hombre. Vivo situaciones para morirse de risa, como entrar en espacios reservados para las mujeres y que me saquen a bolsazos. Eso es lo que el discurso antitrans no entiende: nunca dejas de ser tu propia historia. Yo no soy un hombre, sino la historia de opresi¨®n que me ha llevado a serlo¡±.
A quienes acusan a este colectivo de desdibujar las fronteras entre los g¨¦neros, Preciado les responde que el hundimiento del binarismo est¨¢ teniendo lugar dentro de la propia cultura heterosexual. ¡°Asistimos a un paso del modelo fordista de producci¨®n a una cultura digitalizada e inmaterial, lo que supone un borrado de la diferencia entre la f¨¢brica y el hogar, que fue constitutiva de lo mascu?lino y lo femenino. El teletrabajo, por ejemplo, es uno de los lugares donde se derrumba el r¨¦gimen binario¡±, rebate con su acostumbrada iconoclastia. Para explicar el furor social que despiertan, de un tiempo a esta parte, los derechos trans, Preciado remite a un p¨¢rrafo de su panfleto: ¡°Hasta que un paradigma es totalmente desplazado por otro, los problemas no resueltos no dan lugar, parad¨®jicamente, a una puesta en cuesti¨®n o a un proceso de cr¨ªtica l¨²cida, sino a una temporal rigidificaci¨®n de los presupuestos te¨®ricos del paradigma en crisis¡±.
Eso es, opina Preciado, lo que est¨¢ sucediendo con el proyecto de ley trans que se tramita dentro de la coalici¨®n de Gobierno. ¡°El enfrentamiento entre PSOE y Podemos es la escenificaci¨®n de un conflicto entre un feminismo esencialista y heteropatriarcal, y otro de tipo expandido, al que podemos llamar transfeminismo. La crispaci¨®n medi¨¢tica hace parecer que las feministas m¨¢s conservadoras son multitud, cuando son una minor¨ªa¡±, afirma. ¡°Eso no significa que me identifique con los argumentos de Podemos. Me parece un debate mal planteado porque sigue teniendo lugar dentro del r¨¦gimen binario, cuando ya estamos en plena transici¨®n hacia otra epistemolog¨ªa. Seguramente este sea el mejor proyecto de reforma que podamos tener, pero yo aspiro a un proyecto de revoluci¨®n. Me parece un avance positivo y, a la vez, desde el punto de vista filos¨®fico, me ?resulta insatisfactorio¡±.
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Se dice feminista, porque su cultura pol¨ªtica lo es. ¡°Y, a la vez, como fil¨®sofo no puedo sino ir m¨¢s all¨¢. Lo que me interesa es propiciar una revoluci¨®n que nos conduzca a la redefinici¨®n de un sujeto pol¨ªtico que no sea hombre o mujer sino un cuerpo vivo¡±, matiza. Le sorprende que, ante temas como ¡°la transexualidad, el trabajo sexual, el velo isl¨¢mico o la gestaci¨®n subrogada¡±, el feminismo reivindique ¡°el cuerpo femenino como entidad reproductiva¡±. ¡°Lo que supuso la opresi¨®n de las mujeres durante siglos ahora est¨¢ siendo utilizado por el propio feminismo como el factor que determina si alguien es mujer o no. Agarrarse a ese naturalismo es su ¨²ltimo recurso¡±, afirma. Lamenta que la generaci¨®n de feministas que se benefici¨® de la llegada de la p¨ªldora se posicione ahora contra las hormonas de los trans. ¡°Ellas han consumido muchas m¨¢s hormonas de las que podamos consumir nosotros en lo que nos queda de vida. Aquellas que gritaban ¡°no se nace mujer, se llega a serlo¡±, al calor de Simone de Beauvoir, niegan ahora la posibilidad de una construcci¨®n de la feminidad a las dem¨¢s. Lo que le pedir¨ªa al feminismo es que sea capaz de hacer un paso con nosotros, los monstruos de la historia, hacia un paradigma que genere menos violencia¡±.
Cuando public¨® su Manifiesto contrasexual (2000), Preciado se top¨® con una incomprensi¨®n total. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, se erige como el te¨®rico de todas las transiciones de nuestro tiempo, como un visionario al que legiones de seguidores leen como si fuera un or¨¢culo. Despentes dijo una vez que escrib¨ªa para los ni?os que a¨²n no han nacido. ¡°Me siento m¨¢s conectado con los chavales que con las feministas no mucho mayores que yo, con quienes es imposible entablar una conversaci¨®n de ning¨²n tipo. Toda mi vida ha sido un intento de vivir una vida no binaria. Para algunos, ese es el futuro. Para m¨ª, es el presente. Me reconozco mucho en les ni?es de cuatro a?os, porque me doy cuenta al hablar con elles de que ya se encuentran en una realidad no binaria¡±. En el ep¨ªgrafe de su libro, ha incluido una cita de Victor Hugo, dirigida a esas multitudes que viven enga?adas sobre su aut¨¦ntica naturaleza: ¡°Vosotros sois la quimera y yo la realidad¡±. Desde Urano, con amor.
Yo soy el monstruo que os habla. Paul B. Preciado. Nuevos Cuadernos Anagrama, 2020. 96 p¨¢ginas. 8,90 euros.
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