Paul B. Preciado: ¡°La censura institucional se parece a la violaci¨®n¡±
Estudi¨® Filosof¨ªa en Madrid, se doctor¨® en Princeton (Nueva York), fue disc¨ªpulo de Derrida en Par¨ªs y hoy es una de las 25 personas m¨¢s influyentes del arte contempor¨¢neo, seg¨²n la revista ¡®Art Review¡¯. Pero esta historia empieza cuando naci¨® mujer
Al fil¨®sofo Paul B. Preciado le llamaron Beatriz cuando naci¨® en Burgos en 1970. Creci¨® en una casa sin libros y antes de que se definiera, lo hicieron por ¨¦l los insultos que recib¨ªa en el colegio. Se fue a Madrid a estudiar Filosof¨ªa, se doctor¨® en Princeton (Nueva York), fue disc¨ªpulo de Derrida en Par¨ªs y en la actualidad es una de las 25 personas m¨¢s influyentes del arte contempor¨¢neo, seg¨²n la revista Art Review. Adem¨¢s, este mayo ha inaugurado el pabell¨®n de Taiw¨¢n en la Bienal de Venecia 2019 como comisario. Preciado es un pensador de referencia por sus aportaciones a la teor¨ªa queer. Desde su primer libro Manifiesto Contrasexual (2002) habla sobre la construcci¨®n social y la pol¨ªtica del sexo, y muchos artistas dialogan con sus textos.
A lo largo de los a?os, sus devotos han saciado su sed a trav¨¦s de sus libros, conferencias, entrevistas y las columnas en el peri¨®dico franc¨¦s Lib¨¦ration, reunidas ahora en su libro m¨¢s autobiogr¨¢fico, Un apartamento en Urano (Anagrama). En ¨¦l, Preciado reflexiona sobre temas actuales mientras narra qu¨¦ ocurre con el relato de su vida al modificar su sexo.
Comenz¨® a publicar estas columnas en 2013 cuando viv¨ªa en Par¨ªs. ¡°Ese a?o se hizo visible en Francia el movimiento nacional-cat¨®lico y de extrema derecha (el equivalente a Hazte oir) contra la libertad sexual y de g¨¦nero, y era necesario producir un discurso p¨²blico capaz de reaccionar, en tiempo real, frente a lo que suced¨ªa en las calles y la banalizaci¨®n de las agresiones machistas, hom¨®fobas, transfobas y racistas¡±, dice. La escritora feminista Virginie Despentes, quien fuera su pareja en los a?os de la Barcelona del posporno, firma el pr¨®logo y le dice: ¡°Los ni?os nacidos despu¨¦s del a?o 2000 leer¨¢n tus textos, entender¨¢n lo que propones y te amar¨¢n. Desde tu pensamiento, desde tu horizonte, desde tus espacios. Escribes para un tiempo que au?n no ha sucedido. Escribes para los nin?os que au?n no han nacido y que vivira?n, como tu?, en esta transicio?n constante, que es lo propio de la vida¡±.
¡°Cuando empec¨¦ a tener una apariencia masculina y segu¨ªa teniendo pasaporte con identidad femenina, cruzar una frontera era un desaf¨ªo. Me di cuenta de la precariedad de nuestro estatuto de ciudadan¨ªa"
Los ni?os est¨¢n muy presentes en sus columnas. ?Por qu¨¦ afirma que ¡°el colegio es un campo de batalla¡±? El cuerpo infantil es el primer lugar sobre el que operan todas las t¨¦cnicas de normalizaci¨®n. Evidentemente este proceso se lleva a cabo en dos instituciones tremendamente violentas y normativas: la familia y el colegio. Dos enclaves patriarcales regidos por la epistemolog¨ªa de la diferencia sexual y racial. El colegio es el lugar en el que se fabrica la identidad nacional, de g¨¦nero, sexual, a trav¨¦s de la injuria, la exclusi¨®n, la repetici¨®n de coreograf¨ªas corporales que funcionan con la recompensa y la punici¨®n. Es el lugar en el que el d¨¦bil es castigado y eliminado. Y los d¨¦biles son mis favoritos. Ser trans es, entre otras cosas, desafiar la narraci¨®n temporal y concederse una segunda infancia que permite al d¨¦bil construir su propio mundo. Yo hago filosof¨ªa para los d¨¦biles. Lo ¨²nico que me interesa es pensar a partir de la vulnerabilidad, la disidencia e inventar desde ah¨ª la libertad.
?Tiene esperanza en las siguientes generaciones? Hace poco estuve en el encuentro de Chrysallis, una asociaci¨®n de familias de menores trans y de g¨¦nero fluido. Fue una experiencia maravillosa estar rodeado de cientos de ni?es que pueden experimentar su cuerpo m¨¢s all¨¢ del binarismo sexual y de g¨¦nero. Me maravill¨® ver a padres heterosexuales de pura cepa, que a priori no sab¨ªan nada de la cultura queer, convertirse en activistas para defender la libertad de sus hijes. Esas son las pol¨ªticas del futuro: pol¨ªticas de alianzas de minor¨ªas disidentes en busca de la fabricaci¨®n de la libertad. Chapeau!
?Qu¨¦ libro cree que deber¨ªa ser obligatorio leer en la adolescencia? No creo en las obligaciones ni en las recetas universales. Un libro que es liberador aqu¨ª y ahora, puede no serlo para los adolescentes en Uganda o en Jordania. Cuando hablamos de libros tendemos hacerlo de manera euroc¨¦ntrica. Cada generaci¨®n imagina e inventa el libro que puede salvarla.
Y a usted, ?cu¨¢l fue el primer libro que le salv¨®? Recuerdo la primera vez que le¨ª los poemas de Cernuda cuando ten¨ªa ocho o nueve a?os en una edici¨®n de bolsillo que vend¨ªan en los quioscos. Esa quiz¨¢s fue una de mis primeras experiencias del libro-libertad. Pero el libro no es solo un instrumento de libertad. Tambi¨¦n es la inscripci¨®n de la norma. En la casa donde nac¨ª no hab¨ªa libros, aparte de la Biblia y de un diccionario. Me acuerdo cuando busqu¨¦ en el diccionario la palabra homosexualidad y el efecto que tuvo en m¨ª encontrar algo parecido a: ¡°Conc¨²bito entre personas de un mismo sexo. Vicio de sodom¨ªa y bestial bruteza¡±. Ah¨ª experiment¨¦ la violencia del libro-ley.
¡°La censura institucional se parece a la violaci¨®n. Cuando te sucede te dicen: aguanta y calla"
?Cu¨¢ntos idiomas habla? Cuatro o cinco. Pero escribo y hablo sobre todo en espa?ol, franc¨¦s e ingl¨¦s. Son tres territorios que transito cotidianamente, a veces sin darme cuenta de que paso de uno a otro. El espa?ol es mi lengua materna. El ingl¨¦s y el franc¨¦s son lenguas que me han servido para emanciparme cultural y pol¨ªticamente. En ellas aprend¨ª casi todo lo que s¨¦. Le¨ª por primera vez a los autores que me salvaron la vida: Monique Wittig, Michel Foucault, Derrida, Susan Sontag, Judith Butler, Donna Haraway, Teresa de Lauretis. Estudi¨¦ filosof¨ªa en Madrid, pero tuve que irme a Nueva York para aprender los rudimentos cr¨ªticos de la filosof¨ªa feminista y queer. Fue como un exilio intelectual y sexual porque era imposible hacer la filosof¨ªa que yo quer¨ªa hacer en el contexto acad¨¦mico del Estado espa?ol en los a?os 90. Para m¨ª, hablar varias lenguas es tan importante como la disidencia de g¨¦nero o la pansexualidad. Es otra forma de construir la libertad.
?Por qu¨¦ cierra el libro con Carta de un hombre trans al antiguo r¨¦gimen sexual? Quise empezar con el primer texto que escrib¨ª en 2013, en reacci¨®n al movimiento neoconservador en Francia, y acabar con esta carta, escrita en 2018, en reacci¨®n al manifiesto que varias mujeres francesas escribieron contra el movimiento #MeToo porque este libro recoge las cr¨®nicas de una nueva revoluci¨®n sexual en curso. Trata de inventar un lenguaje capaz de responder al nuevo frente conservador que se perfila cada vez con mayor nitidez.
?Qu¨¦ opina del auge de la derecha en el mundo? ?Es apocal¨ªptico al respecto? Apocal¨ªptico no, no es mi car¨¢cter y no sirve de nada. El apocalipsis es una ret¨®rica del miedo que s¨®lo paraliza o invita a escapar de la realidad. Creo en las micro pol¨ªticas de resistencia y en la ficci¨®n como instrumento de lucha. Pienso que deber¨ªamos entender el auge actual de la extrema derecha como una reacci¨®n al trabajo de cr¨ªtica de la raz¨®n colonial, patriarcal y de las taxonom¨ªas normativas de raza, sexo y sexualidad que llevamos haciendo desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Est¨¢bamos embarcados en una revoluci¨®n en la que distintos cuerpos (considerados como femeninos, no blancos, enfermos, discapacitados, homosexuales, transexuales, etc.) luchaban por ser reconocidos como humanos. La oleada de movimientos de extrema derecha es una contrarrevoluci¨®n. Es una batalla important¨ªsima. Se trata de una lucha no por los medios de producci¨®n, como lo fue la lucha del liberalismo-socialismo en el siglo XX, sino por los medios de reproducci¨®n de la vida. Es la lucha definitiva, puesto que en ella est¨¢ en juego la supervivencia de la vida sobre el planeta Tierra.
"He sido y en parte sigo siendo mujer, lesbiana, homosexual, hombre 'trans'¡ Soy al mismo tiempo todo eso y nada de eso"
En ocasiones, habla de Orlando de Virginia Wolf como si hablara de usted mismo. ?Qu¨¦ ocurre con el relato de una vida cuando es posible modificar el sexo del personaje principal? Lo cambia todo. La epistemolog¨ªa del binarismo sexo-g¨¦nero divide la realidad social en masculino o femenino. Y es tan determinante en nuestra sociedad que cambiar de sexo supone cambiar de mundo. Ser¨ªa algo as¨ª como pasar de ser cristiano a ser jud¨ªo en medio del siglo X. Vivimos en un mundo absurdo, donde el g¨¦nero determina las posibilidades de vida, los t¨¦rminos de la normalidad, de la patolog¨ªa y la inscripci¨®n del cuerpo en distintas instituciones.
El cruce de fronteras es constante en sus columnas como met¨¢foras de su vida y bofetadas de realidad. ?C¨®mo llega a hacer un paralelismo entre personas transexuales y migrantes? Cuando empec¨¦ a tener una apariencia masculina y segu¨ªa teniendo un pasaporte con identidad femenina, cruzar una frontera se convirti¨® en un verdadero desaf¨ªo. Ah¨ª me di cuenta de la precariedad de nuestro estatuto de ciudadan¨ªa. Nuestros pasaportes son tecnolog¨ªas de pol¨ªtica-ficci¨®n, pr¨®tesis institucionales que nos permite ser aceptados como parte de una comunidad social. Nunca somos exactamente lo que el pasaporte dice que somos. M¨¢s bien, este produce retroactivamente nuestra identidad de ciudadanos. El problema es que algunos pasaportes tienen gran validez, otros est¨¢n desautorizados y hay cuerpos a los que se les ha privado de derecho al pasaporte y a la ciudadan¨ªa, como el migrante, la persona trans, las personas encarceladas, los as¨ª llamados enfermos mentales, las personas consideradas como discapacitadas, etc.
?Por eso no le gusta que te hagan fotos? En su ¨²ltima rueda de prensa pidi¨® no ser fotografiado... No me gustan las fotos porque crec¨ª con una deformidad cong¨¦nita de mand¨ªbula y antes y despu¨¦s de las distintas operaciones quir¨²rgicas por las que pas¨¦ me hicieron cientos de ellas. Quiz¨¢s por eso siento la fotograf¨ªa, especialmente el retrato, como una t¨¦cnica de control y clasificaci¨®n del cuerpo.
En el pr¨®logo, Virginie Despentes dice que usted ha recibido amenazas de muerte. ?Por qu¨¦ no ha escrito sobre ello? Porque para m¨ª no es lo m¨¢s importante. No me interesa ocupar la posici¨®n de la v¨ªctima. Las amenazas empezaron hace a?os cuando tuve por primera vez una p¨¢gina web. Creo que los colectivos nacional-cat¨®licos o de extrema-derecha dedican mucho tiempo a intentar destrozar a aquellos que no pensamos como ellos. No conozco ninguna feminista o ning¨²n activista trans que pase sus d¨ªas en las p¨¢ginas web de extrema derecha. Mi p¨¢gina era asiduamente visitada por la gente del Opus Dei y decid¨ª cerrarla porque era una puerta abierta al insulto p¨²blico.
"El cuerpo infantil es el primer lugar sobre el que operan todas las t¨¦cnicas de normalizaci¨®n. All¨ª se fabrica la identidad nacional, de g¨¦nero y sexual"
?Y no le afectaban estas amenazas? ?Claro! Son estrategias de tortura e intimidaci¨®n psicol¨®gica pensadas para destruir al adversario.
En el 2015 sufri¨® la censura cuando era jefe de Programas P¨²blicos del Macba. ?Lo esperaba? No. ?Era una simple escultura en papel! Hab¨ªa hecho otros muchos proyectos mucho m¨¢s radicales y arriesgados en el Macba y en otros museos, que exponer la escultura de Ines Doujak. El fil¨®sofo a veces es un ingenuo. Despu¨¦s de a?os de trabajar sobre el cuerpo pol¨ªtico, no pens¨¦ en las consecuencias que podr¨ªa tener la representaci¨®n del cuerpo desnudo del rey en el museo. Pero creo que lo que sucedi¨® en el Macba s¨®lo se entiende ahora, a la luz de los conflictos por la soberan¨ªa en el contexto catal¨¢n y de la enorme represi¨®n que suscita toda forma de disidencia. Creo que la censura del Macba fue paradigm¨¢tica de un proceso de represi¨®n institucional democr¨¢tica que se ha extendido despu¨¦s a muchos otros contextos
?Ha sufrido m¨¢s censura a lo largo de tu vida? Nunca hab¨ªa sufrido una tan expl¨ªcita como esa. Me sorprendi¨® el silencio y la inmovilidad que suscita. La censura institucional se parece a la violaci¨®n. Cuando te sucede te dicen: ¡°Aguanta y calla¡±. Hablar es ponerse en peligro, arriesgarse a que se reproduzca la agresi¨®n. Por eso es tan importante hablar del tema. No hay que pensar la censura como una excepci¨®n, como algo extraordinario que sucede en raras ocasiones, sino como un proceso de represi¨®n pol¨ªtica constante que delimita lo que se puede decir, lo que se puede mostrar e indica qui¨¦n puede hablar y de qu¨¦.
?Qu¨¦ significa para usted que la revista Art Review le sit¨²e en el n¨²mero 23 de la lista de los personajes m¨¢s influyentes y poderosos del mundo del arte? Nada muy importante o definitivo. Son listas hechas con criterios que a veces no son tan relevantes. Supongo que entr¨¦ por haber sido comisario de Documenta 14 y porque muchos artistas contempor¨¢neos dialogan con mis textos.
"Las amenazas empezaron hace a?os cuando tuve por primera vez una p¨¢gina web. Mi p¨¢gina era asiduamente visitada por la gente del Opus Dei y decid¨ª cerrarla porque era una puerta abierta al insulto p¨²blico"
Le llamaron Beatriz y consigui¨® cambiarse el nombre a Paul B. en Catalu?a porque, seg¨²n dice: ¡°los jueces son m¨¢s laxos que en Castilla¡±. ?Es cierto que hay lugares en Espa?a donde este cambio es m¨¢s sencillo que en otros? Parece que lo fue en un momento dado porque hab¨ªa muchos m¨¢s casos de transexualidad en Barcelona que en Burgos. Pero me han dicho que ha cambiado recientemente y que ahora el juez que trabaja en Burgos es bastante ecu¨¢nime.
En Un apartamento en Urano explica las transformaciones del mundo a trav¨¦s de sus cambios personales. Del proc¨¦s de Catalu?a dice: ¡°Es un proceso que, como el cambio de sexo, corre siempre el riesgo de cristalizar en la construcci¨®n de una identidad normativa y excluyente¡± . Durante mi transici¨®n, me di cuenta de que no era yo el que estaba en transici¨®n, sino que est¨¢bamos inmersos en un proceso de transici¨®n planetaria que supon¨ªa, entre otras cosas, el desaf¨ªo de inventar nuevas instituciones sociales m¨¢s all¨¢ del modelo patriarcal y colonial del Estado naci¨®n. En ese sentido, el cuerpo trans es como una Catalu?a o una Rojava en devenir. El proc¨¦s de transici¨®n puede ser un proceso de creaci¨®n experimental que cuestiona la norma, o la repetici¨®n de la norma con otro nombre.
Usted dice: ¡°No pretendo, en ninguna medida, representar a ning¨²n colectivo¡±. Pero a lo largo de su vida se ha sentido dentro de muchos y ha escrito de ellos como si fuera uno m¨¢s. Me siento en muchos colectivos al mismo tiempo como el artista Ulises Carri¨®n llamaba ¡°nativo extranjero¡±. He sido y en parte sigo siendo mujer, lesbiana, homosexual, hombre trans¡ Soy al mismo tiempo todo eso y nada de eso.
En esta entrevista con Jodorowsky explic¨® que la filosof¨ªa actual ha de ir hacia la experimentaci¨®n con la sexualidad y el propio cuerpo. Y, que si en el feminismo de los setenta, las mujeres utilizaron su cuerpo como espacio de investigaci¨®n, usted lo ha hecho en los dos mil. ?Hacia d¨®nde se dirige ahora? Yo apelo a una tradici¨®n de la filosof¨ªa que denomino de pensadores auto-cobaya y que utilizan su propio cuerpo como espacio de experimentaci¨®n. Pero para m¨ª el cuerpo no es una realidad anat¨®mica, sino un archivo pol¨ªtico viviente. Eso quiere decir que experimentar con el cuerpo es experimentar con la representaci¨®n hist¨®rica, el arte, la escritura y la tecnolog¨ªa. En esa tradici¨®n est¨¢n muchas de las feministas, pero tambi¨¦n Freud con la coca¨ªna, Benjamin fumando hach¨ªs o Huxley con la mescalina. Para m¨ª el fil¨®sofo contempor¨¢neo es un tecnocham¨¢n moderno cuya tarea es la invenci¨®n de t¨¦cnicas de subjetivaci¨®n disidentes.
La artista Shu Lea Cheang le ha elegido como comisario para el pabell¨®n de Taiw¨¢n en la Bienal de Venecia 2019. ?En qu¨¦ consiste el proyecto? Cheang parte de la historia pol¨ªtica del edificio donde se muestra el proyecto: el palacio de Prigioni en Venecia. Es decir, las antiguas prisiones de la ciudad. En ese lugar estuvo encerrado Casanova en 1755. As¨ª que decidimos trabajar sobre la relaci¨®n entre sexualidad y prisi¨®n, con diez casos hist¨®ricos de personas que han sido encerradas a causa del sexo, el g¨¦nero o la sexualidad. Entre ellos no s¨®lo est¨¢ Casanova, sino tambi¨¦n Sade o Foucault, que fue arrestado por homosexualidad por la polic¨ªa cuando era representante cultural del centro franc¨¦s en Varsovia en 1958.
Quienes le conocen afirman que usted vive sin nada material. ?Hay algo que le acompa?e siempre? S¨ª. Un retrato enmarcado de Pepa, mi perra bulldog maravillosa que muri¨® hace siete a?os.
No es extra?o que la foto del perfil del Whatsapp de este fil¨®sofo sea una instant¨¢nea en blanco y negro de Buster Keaton sentado junto a su bulldog. Pausado y reflexivo. Como Paul B. Preciado.
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