¡°El miedo a no ser sincero me impide escribir¡±: los dilemas de Andr¨¦ Gide
Debates morales y literarios, el conflicto latente entre su matrimonio y su homosexualidad, la Primera Guerra Mundial o?la relaci¨®n con Proust recorren los primeros apuntes del escritor franc¨¦s. Sus diarios completos ven ahora la luz en castellano
1888
Julio
En literatura, dicen los Goncourt, solo se hace bien lo que uno ha visto o ha padecido ¡ªyo a?adir¨ªa que eso es lo ¨²nico que se entiende de verdad, pero que hay cosas que se pueden ver y padecer mediante la imaginaci¨®n¡ª.
15 de agosto
No s¨¦ si es bueno intentar escribir demasiado pronto; me temo que a menudo lo que uno produce cuando es demasiado joven es como esas frutas que maduran demasiado r¨¢pido, que a veces tienen un color reluciente pero son ins¨ªpidas. As¨ª que lo mejor quiz¨¢ sea acumular sensaciones y emociones; m¨¢s adelante ya se las podr¨¢ decir mejor.
4 de septiembre
Hoy casi he sido feliz; para serlo del todo solo me ha faltado ser bueno.
1890
Enero
Con Madeleine mi sensibilidad se dispara ¡ªnada me deja indiferente: una frase, una mirada que no he sentido cuando la esperaba, me provoca dolores profundos; y me embeleso puerilmente con una sonrisa, una caricia. Ante el menor suspiro reacciono temblando, y me quedo completamente desarmado¡ª.
La noche junto a mi t¨ªo, que agonizaba. Mientras ella le daba de beber, yo le sosten¨ªa la cabeza ¡ªnuestras almas se un¨ªan en nuestra com¨²n piedad y not¨¢bamos c¨®mo se fund¨ªan dulcemente¡ª, el dolor lo santificaba todo.
Luego nos estrechamos las manos ¡ªyo me desvanec¨ªa de ternura.
1891
1 de agosto. Bruselas
Goya: Inquisici¨®n. Sobre este tema est¨¢ todo dicho. Retrato de una joven dama: no entiendo nada. En conjunto he estado mir¨¢ndolo durante m¨¢s de una hora, porque he vuelto cada d¨ªa. Lo reconoc¨ª desde el fondo de la sala, aunque nunca hab¨ªa visto nada de Goya; pero sab¨ªa c¨®mo ser¨ªa. Manet ha tomado mucho de ¨¦l. Sobre esto hay mucho que decir. No tendr¨ªa que escribir estas notas meramente objetivas en este cuaderno; pero estas pinturas se han hecho muy m¨ªas. Me han enriquecido.
31 de diciembre
Lo m¨¢s dif¨ªcil, cuando uno ha empezado a escribir, es ser sincero. Habr¨¢ que sopesar esta idea y definir lo que es la sinceridad art¨ªstica. Provisionalmente, propongo esto: la palabra nunca precede a la idea. O bien: la palabra siempre debe ser requerida por ella; tiene que ser irresistible, inevitable; y lo mismo rige para la frase, para la obra entera. Y para la vida entera del artista: su vocaci¨®n tiene que ser irresistible; que no pueda no escribir (quisiera que primero se resistiese a s¨ª mismo y que ello le hiciera sufrir).
Desde hace meses el miedo a no ser sincero me atormenta y me impide escribir. Ser totalmente sincero¡
1892
6 de enero
Observo esta diferencia entre la inteligencia y el ingenio: la inteligencia es ego¨ªsta por naturaleza, mientras que el ingenio presupone la inteligencia de aquel a quien se dirige.
De lo cual, esto: la inteligencia explica (Taine, Bourget, etc¨¦tera); el ingenio solo cuenta (siglo XVII).
Para hablar bien se necesita ingenio; para escuchar bien basta con la inteligencia.
1893
Hasta los 23 a?os he vivido completamente virgen y depravado; tan enloquecido que al final buscaba por todas partes un poco de carne contra la que poder apretar los labios.
1895
20 de julio, las tres de la madrugada
El hombre es extraordinariamente h¨¢bil en impedirse ser feliz; me parece que cuanto menos capaz es de soportar la desdicha, m¨¢s apto es para asegur¨¢rsela.
1902
8 enero
?Por qu¨¦ edito 300 ejemplares de El inmoralista¡? Para ocultarme un poquito mis malas ventas. Si editase 1.200, me parecer¨ªa cuatro veces peor; y sufrir¨ªa cuatro veces m¨¢s.
Enero
?mile X. trabajaba con su padre, sastre. Pero, desde hace dos meses, el semidesempleo le deja libre casi todo el d¨ªa. Y se pasa todas las tardes en los ba?os. Llega a la una y no se va hasta las siete. ?Ser¨¢ por eso que es hermoso como una estatua griega? Nada extraordinariamente bien; y no hay nada como nadar para darle a los m¨²sculos ritmo, armon¨ªa, para fortalecerlos y estirarlos. Desnudo, su desenvoltura es admirable; es cuando est¨¢ vestido cuando parece inc¨®modo. Vestido de obrero casi no le he reconocido. Y seguro que tambi¨¦n es al h¨¢bito de estar desnudo a lo que debe el resplandor mate y uniforme de su carne. Tiene la piel rubia y sedosa; en los hoyuelos del sacro, exactamente en ese lugar donde la estatuaria antigua pone los rizos de vello de los faunos, la suave seda oscurece; y ayer por la tarde, en su pose a la Prax¨ªteles, con el hombro apoyado en la pared de la piscina y plantado con toda naturalidad como el Apolo Saur¨®ctono, con su rostro un poco chato y burl¨®n, verdaderamente parec¨ªa un fauno tard¨ªo.
1910
Julio
Qu¨¦ dulce es el placer sin amor; sin el deseo, qu¨¦ noble es el amor. Qu¨¦ desdichado es el hombre¡
1911
Cuanto m¨¢s inteligente es un humorista, menos necesita deformar la realidad para hacerla significativa.
1914
31 de julio
Nos preparamos para entrar en un largo t¨²nel lleno de sangre y de sombra¡
1 de agosto
D¨ªa de espera angustiada. ?Por qu¨¦ no se decreta la movilizaci¨®n? Todo el tiempo que se pierde lo gana Alemania.
6 de agosto
La idea de que Alemania puede ser aplastada va ganando fuerza; nos prohibimos pensar en ello, pero no hay manera de convencernos de que no es posible. La admirable actitud del Gobierno, de cada persona y de toda Francia, as¨ª como de los pueblos vecinos, permite esperar cualquier cosa. Se vislumbra el principio de una era nueva: los Estados Unidos de Europa ligados por un tratado que limite sus ej¨¦rcitos; Alemania, reducida o disuelta; Trieste, devuelta a los italianos, y Schleswig, a Dinamarca; y, sobre todo, Alsacia a Francia. Todo el mundo habla de esta remodelaci¨®n del mapa como de la siguiente entrega de un follet¨ªn.
1918
18 de junio
Me voy de Francia en un estado de angustia indescriptible.
Siento que me despido de todo mi pasado¡ Amo a Madeleine con toda mi alma ¡ªel amor que siento por Marc no le ha robado nada¡ª.
21 de noviembre
Madeleine ha destruido todas mis cartas. Me lo acaba de confesar y estoy abrumado. Me ha dicho que lo hizo enseguida despu¨¦s de que yo me fuese a Inglaterra. ?Oh!, s¨¦ muy bien que ha sufrido atrozmente por mi viaje con Marc; pero ?ten¨ªa que vengarse con el pasado¡? Lo que desaparece es la mejor parte de m¨ª; y ya no har¨¢ de contrapeso a la peor. Durante m¨¢s de 30 a?os le he dado (y le segu¨ªa dando) lo mejor de m¨ª, d¨ªa a d¨ªa, incluso durante la m¨¢s breve ausencia. De repente me siento devastado. No tengo ¨¢nimos para nada. No me costar¨ªa ning¨²n esfuerzo matarme.
(¡)
Yo siempre he respetado su pudor, hasta el extremo de que en mis cuadernos casi nunca hablo de ella y que, incluso ahora, me freno. A partir de ahora ya nadie sabr¨¢ lo que ella era para m¨ª, lo que yo era para ella. No eran exactamente cartas de amor; a m¨ª las efusiones me repugnan y ella no habr¨ªa soportado que la alabasen, de manera que la mayor¨ªa de las veces yo le ocultaba los sentimientos que desbordaban de mi coraz¨®n. Pero mi vida se tej¨ªa ante ella, en funci¨®n de ella y d¨ªa a d¨ªa.
1921
14 de mayo
Anoche pas¨¦ una hora con Proust. Llevaba cuatro d¨ªas envi¨¢ndome cada noche un auto para recogerme, pero nunca me encontraba¡ Ayer, como precisamente le hab¨ªa dicho que cre¨ªa que no estar¨ªa libre, se dispon¨ªa a salir, para asistir a una cita. Me dijo que llevaba mucho tiempo sin levantarse. Aunque en el cuarto donde me recibe uno se ahoga de calor, ¨¦l tirita; acaba de salir de otro cuarto mucho m¨¢s c¨¢lido donde estaba sudando copiosamente; se queja de que su vida ya no es m¨¢s que una lenta agon¨ªa y, aunque nada m¨¢s llegar yo se ha puesto a hablar del uranismo, se interrumpe para preguntarme si puedo darle algunas aclaraciones sobre la ense?anza del Evangelio, del que no s¨¦ qui¨¦n le ha dicho que hablo particularmente bien. ?l espera encontrar en ¨¦l alg¨²n apoyo y alivio a sus males, que me describe largamente como atroces. Est¨¢ gordo, o mejor dicho hinchado; me recuerda un poco a Jean Lorrain. Le llevo Corydon [su libro sobre la homosexualidad], del que me promete no hablarle a nadie; y cuando le cuento alg¨²n detalle de mis Memorias:
¡°Puede usted contarlo todo ¡ªexclama¡ª, pero a condici¨®n de no decir nunca: Yo¡±. Pero este consejo no me vale.
Lejos de negar o de ocultar su uranismo, lo declara, y casi podr¨ªa decirse que se jacta de ¨¦l. Dice que las mujeres nunca le han gustado m¨¢s que espiritualmente, y que solo ha conocido el amor con los hombres. Su conversaci¨®n, incesantemente atravesada por excursos, avanza sin rumbo. Me cuenta que est¨¢ convencido de que Baudelaire era uranista: ¡°La manera en que habla de Lesbos, y ya la misma necesidad de hablar de ello, bastar¨ªan para convencerme¡±. Yo protesto diciendo:
¡ªEn cualquier caso, si fue uranista fue casi sin saberlo; y nada indica que lo llevase nunca a la pr¨¢ctica¡
¡ª?C¨®mo que no! ¡ªexclama¡ª . Estoy convencido de lo contrario; ?c¨®mo puede usted dudar de que practicase? ??l, Baudelaire!
Y, en el tono de su voz, parece que mis dudas sean una ofensa a Baudelaire. Pero quiz¨¢ ¨¦l tenga raz¨®n, y los uranistas sean a¨²n un poco m¨¢s numerosos de lo que yo cre¨ªa. El caso es que yo no supon¨ªa que Proust tambi¨¦n lo fuera tan exclusivamente.
¡®Diario 1 (1887-1910)¡¯ / ¡®Diario 2 (1911-1925)¡¯. Andr¨¦ Gide. Edici¨®n de ?ric Marty (adaptada por Ignacio Echevarr¨ªa). Traducci¨®n de Ignacio Vidal-Folch. Debolsillo, 2021. 928 y 960 p¨¢ginas. 14,95 euros cada tomo. Se publican el 25 de marzo.
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