Puntadas subversivas: el bum del arte textil teje su espacio en la feria
De Aur¨¨lia Mu?oz a Teresa Lanceta hasta llegar a las nuevas generaciones, la artesan¨ªa del hilo invade un a?o m¨¢s los pasillos de Arco, en el marco de su reciente revalorizaci¨®n en la historia del arte y en el mercado

En 1984, la historiadora Rozsika Parker public¨® el ensayo La puntada subversiva, en el que reflexionaba sobre la historia social del hilo y la aguja, las ¨²nicas herramientas reservadas a la mujer en la cultura moderna occidental. Las redefin¨ªa as¨ª: ¡°El arte del bordado ha servido para educar a la mujer seg¨²n el ideal femenino (¡), pero tambi¨¦n la ha dotado de un arma de resistencia contra las restricciones de la propia feminidad¡±. Esta perspectiva presentaba al arte de tejer y bordar, s¨ªmbolo patriarcal de la reclusi¨®n de la mujer, como un ¨¢rea a la que hab¨ªa que prestar atenci¨®n desde el feminismo. Tambi¨¦n en el contexto espa?ol, donde las bordadoras han protagonizado coplas mis¨®ginas y han recibido la mirada recelosa del costumbrismo, tenemos ejemplos hist¨®ricos de esta arma de doble filo. Quiz¨¢ el m¨¢s mitologizado sea el de Mariana Pineda, quien en 1831 hab¨ªa bordado ¡ªo mandado bordar¡ª una bandera antiabsolutista, fue descubierta y luego condenada a muerte.
Desde mitad del siglo pasado, varias artistas ya hab¨ªan empezado a cuestionarse si la divisi¨®n entre artes mayores y artesan¨ªa textil no ser¨ªa una forma m¨¢s de expulsar a las mujeres del mundo del arte y de despreciar una labor esencialmente feminizada. De pronto, las clases de corte y confecci¨®n ¡ªen ¨¦pocas de represi¨®n, ¨²nico espacio de reuni¨®n femenina¡ª pod¨ªan ser le¨ªdas como un cuarto propio comunitario. El arte feminista de los setenta empez¨® a trabajar con tapices y con t¨¦cnicas como el punto de cruz o el macram¨¦ en un sentido contempor¨¢neo.

En el contexto academicista anglosaj¨®n, con una tradici¨®n de arts and crafts m¨¢s afianzada (en parte, porque los hombres tambi¨¦n se hab¨ªan ocupado de lo decorativo desde finales del siglo anterior), fue algo m¨¢s sencillo introducir piezas textiles en los ambientes institucionales: Judy Chicago incluy¨® bordados en los manteles de The Dinner Party (1979) y, muy lentamente, los museos empezaron a sumar bordados y obras tejidas de un arte marcadamente femenino y feminista.
Desde entonces, ha habido nombres, algunos de ellos presentes en la edici¨®n de Arco de este a?o, como Sheila Hicks o Eva Hesse, que forman una suerte de canon internacional del arte textil. Sin embargo, en el contexto nacional, las instituciones se han tomado su tiempo en atender a estas artistas y el mercado ha dudado durante d¨¦cadas sobre el valor que supon¨ªan estas piezas. ¡°Escultura de crochet¡± o ¡°hilos de hilo en t¨¦cnica de macram¨¦¡± no brillaban demasiado en las cartelas de las galer¨ªas. Y a sus autoras se las ninguneaba por mujeres, por dedicarse a t¨¦cnicas tradicionales que no encajaban con lo considerado novedoso y por tener como referentes no a grandes maestros europeos, sino a las artesanas m¨¢s humildes que reinterpretaban en claves de arte contempor¨¢neo.
Artistas posteriores como Leonor Serrano Rivas o Kenia Almaraz usan lo textil como un eje m¨¢s de una pr¨¢ctica multimedia
La paradoja es que ahora el mercado las valora por todo ello, como demuestra el reciente bum en las ferias de lo que los anglosajones llaman fiber art. El caso de Aur¨¨lia Mu?oz es revelador: el MoMA adquiri¨® obra suya antes que cualquier instituci¨®n espa?ola. La galer¨ªa Jos¨¦ de la Mano, especializada en la recuperaci¨®n de artistas de los a?os cincuenta a los setenta, con un inter¨¦s particular en el arte geom¨¦trico, representa tambi¨¦n su legado. Su galerista asegura que Mu?oz ocupar¨¢ un espacio fundamental en su propuesta para Arco: ¡°Ella supo desde el primer momento que en Espa?a no iba a tener repercusi¨®n y busc¨® contactos internacionales, que s¨ª entendieron su arte r¨¢pidamente¡±, dice De la Mano. La Bienal de Lausana, meca por aquel entonces del arte textil, fue clave para expandir un arte creado fundamentalmente por mujeres y de perfil cosmopolita. A¨²n hoy, a pesar de que el arte textil se haya hecho omnipresente en Arco, la mayor parte de los compradores de Aur¨¨lia Mu?oz siguen siendo coleccionistas extranjeros. Es previsible que las galer¨ªas americanas destaquen en su aportaci¨®n textil, puesto que este a?o tienen adem¨¢s un protagonismo especial en la feria en torno a la idea del amazofuturismo. Por ejemplo, la galer¨ªa lime?a Livia Benavides traer¨¢ obra de Sandra Gamarra y Chonon Bensho, y Leme, de S?o Paulo, presentar¨¢ el trabajo de Jessica Mein.
De vuelta al contexto espa?ol, el caso de Teresa Lanceta es quiz¨¢ el m¨¢s representativo para entender la progresiva atenci¨®n que ha recibido el arte textil en Espa?a. Mira Bernabeu, galerista de 1 Mira Madrid, que llevar¨¢ sus tapices y telas pintadas y cosidas a Arco, insiste en que es ¡°una de las pioneras¡±. ¡°Cuando todo el mundo estaba pintando, ella dedic¨® todo su esfuerzo al arte textil. Pasaba los veranos en Marruecos para aprender t¨¦cnicas¡±, dice el galerista. Lanceta fue muy consciente de una tradici¨®n casi subterr¨¢nea del arte textil a lo largo de la historia, y ha dedicado casi toda su vida a investigar y a fabular en telas esa memoria. En los tapices encuentra una superficie narrativa, pero tambi¨¦n una oportunidad de desjerarquizar los materiales (en su pr¨¢ctica deja de tener sentido hablar de ¡°¨®leos sobre tela¡±, por ejemplo), y un modo vivo de archivar materiales que entronca con las tendencias decoloniales.
Era l¨®gico que las instituciones lleven unos a?os valorando su trabajo: el Macba y el Ivam le dedicaron una muestra en el a?o 2022 y, en 2023, a?o en el que recibi¨® el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas, se inaugur¨® una exposici¨®n site-specific en el Museo Patio Herreriano de Valladolid. A partir de un estudio sobre los tejidos funerarios del siglo XIII en Castilla, Lanceta tej¨ªa hipot¨¦ticas c¨®lcedras o colchas inspiradas en la que hab¨ªa servido para enterrar a Alfonso VIII en el monasterio de las Huelgas de Burgos, lo que le serv¨ªa a su vez para explorar las relaciones interreligiosas de los talleres textiles de la Edad Media, en un formato de f¨¢bula textil o microhistoria art¨ªstica. M¨¢s all¨¢ de las telas pintadas que lleva a Arco, se puede ver una continuaci¨®n del trabajo de tapices que hizo para Valladolid en la sede de 1 Mira Madrid, en el barrio de Lavapi¨¦s.
Ya no es posible hablar de una ¡°tendencia¡± o de un arte menor al que se le ha hecho un hueco, sino de una forma art¨ªstica con genealog¨ªa y caminos propios, que brillar¨¢ con particular colorido en estos d¨ªas de Arco. Lo demuestra un n¨²mero singular de artistas de generaciones posteriores que toman el arte textil como un eje m¨¢s de una pr¨¢ctica multimedia. Es el caso de los luminosos tapices de Leonor Serrano Rivas (en Carlier Gebauer) o los hilos tejidos que Kenia Almaraz Murillo (en Waddington Custot) combina con faros de coche, luces led, piezas de moto y se?ales de tr¨¢fico.
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