Privacidad y privaci¨®n en el arte
Vida p¨²blica vs. vida privada, tema central del arte de los noventa, vive un renacer con varias exposiciones sobre la voluntad de ocultarse en un mundo obscenamente abierto
A la vista de tanta desmesura y fantasmeo en el arte, conviene recordar cuando la obra del artista era todo y nada a la vez, un gesto privado que se desvanece ante el acoso de un vapor gaseoso ¡ªs¨ª, el dinero¡ª que puede matar pero tambi¨¦n resucitar al m¨¢s pintado. Asociada al teatro de una mente extravagante y a la taca?er¨ªa del lenguaje, la obra maestra ¡ªen su sentido balzaquiano¡ª es siempre un pacto con el diablo, un encuentro sombr¨ªo con uno mismo y m¨²ltiple y fulgente con el espectador, en las ruinas, en los e...
A la vista de tanta desmesura y fantasmeo en el arte, conviene recordar cuando la obra del artista era todo y nada a la vez, un gesto privado que se desvanece ante el acoso de un vapor gaseoso ¡ªs¨ª, el dinero¡ª que puede matar pero tambi¨¦n resucitar al m¨¢s pintado. Asociada al teatro de una mente extravagante y a la taca?er¨ªa del lenguaje, la obra maestra ¡ªen su sentido balzaquiano¡ª es siempre un pacto con el diablo, un encuentro sombr¨ªo con uno mismo y m¨²ltiple y fulgente con el espectador, en las ruinas, en los espacios limpios que provocan desamparo, esa madriguera de Kafka, ese blanco de Dickinson, un cub¨ªculo desnudo, una sola estrofa.
Casi todos los seguidores del arte del ¨²ltimo medio siglo conocen la performance, pero seguramente sus admiradores seguir¨¢n siendo los primeros que la vieron: White Light/White Heat (1975) se desarroll¨® en la galer¨ªa Ronald Feldman de Nueva York y ten¨ªa a un pedazo de artista como factor, Chris Burden, escondido en una plataforma invisible desde cualquier punto de la sala donde permaneci¨® 22 d¨ªas durante los que, dijo, ¡°no com¨ª ni habl¨¦ ni baj¨¦. No vi a nadie ni nadie me vio. Solo esperaba¡±. Los visitantes entraban donde no hab¨ªa nada que ver ni o¨ªr. La sola experiencia era su NO conciencia de la invisibilidad del artista sobre ellos. No hay duda de que esta pieza constituye una met¨¢fora general de la obra de arte, tanto si necesita o no al espectador. Por contraste, tambi¨¦n revela su desafortunada imitatio en autores como Marina Abramovic, que hicieron de la privaci¨®n ¡ªy la privacidad¡ª un espect¨¢culo grotesco.
El consumismo fagocit¨® la privacidad y anticip¨® la cultura de la celebridad, donde te completas en cada exposici¨®n
Existe una regi¨®n esencial en el yo cuyos elementos naturales son la oscuridad y el silencio. Se puede ser uno mismo solo dominando ese escondite y saliendo libremente, sin conflicto, a ese orden simb¨®lico donde todos conocen tu nombre. ¡°Las palabras son la voluble expresi¨®n de la vida¡±, escribi¨® Wallace Stevens. El totalitarismo aboli¨® la privacidad y el consumismo la fagocit¨®, en contextos virtuales que sirven para explicarnos a nosotros en lugar de nosotros a ellos. Anticip¨® la cultura de la celebridad donde los individuos se completan en cada exposici¨®n, siendo cada vez menos ellos mismos. Son su performatividad. El sumo acto creativo es el que se excede a s¨ª mismo. Y el defecto, que lo hace c¨®mico, histri¨®nico, es esa especie de confusi¨®n de prop¨®sitos entre ¡°lo que deja ver¡± el artista y el parloteo, la insignificancia, del mediador.
En el Macba, las piezas de F¨¦lix Gonz¨¢lez-Torres (1957-1996) no podr¨¢n sobrevivir en el contexto en el que est¨¢n castigadas porque la lectura de su comisaria, Tanya Barson, las subsume en algo que su autor nunca fue ni busc¨®, creando un complejo de cuestiones y entornos que las condicionan y arrog¨¢ndose la est¨¦tica de un artista ambiguamente cr¨ªtico para quien el espacio de exhibici¨®n era lo mismo que para el escritor: una p¨¢gina en blanco donde sugerir experiencias ¨ªntimas, pol¨ªticas, ¨¦ticas, incluso cient¨ªficas, todas a la vez.
Cierto es que la obra del cubano estadounidense es elusiva y permite mezclar insistentemente lo personal y lo pol¨ªtico. Amor/sexo y muerte aparecen teatralizados, iluminados en un arco¨ªris de formas y d¨¦tournements que el visitante deber¨ªa cortejar con su propio esfuerzo, al contrario de lo ocurrir¨¢ en Pol¨ªtica de la relaci¨®n, publicitada como la exposici¨®n de la temporada en el Macba. V¨¦ase como ejemplo Untitled (Perfect Lovers), 1987-1990, dos relojes de pared sincronizados que nos hablan de un parecido impulso en todos sus trabajos: c¨®mo enfrentarse a la conciencia del tiempo ante la idea de la cesaci¨®n. Ocurre en las monta?as de caramelos con envoltorios chillones, en las cortinas azules, en las vallas, los puzles, los pasaportes, las hileras de bombillas el¨¦ctricas y los p¨®steres, colocados en c¨²mulos perfectos que recuerdan la obra cerrada de los minimalistas, pero que aqu¨ª se completan en el momento en que el visitante coge un cartel y se lo lleva. Y sin embargo, Barson quiere caprichosamente que ante los relojes gemelos anotemos un desv¨ªo, y es el hecho de que, tras la victoria franquista, el huso horario espa?ol deb¨ªa alinearse con el alem¨¢n en lugar del que le corresponder¨ªa por su zona geogr¨¢fica. Tambi¨¦n decide que la pila de carteles Untitled. Republican Years (1992) sea elegiacamente republicana; que en Untitled (Blue Placebo), 1991, la pol¨ªtica del sida sea tambi¨¦n la de la pandemia de la covid-19; y que Retrato mural de Andrea Rosen (1992) se evapore esta vez en fechas y hechos clave sin orden ni secuencia fija, para indicar que la historia siempre est¨¢ amenazada por la invisibilidad y la ilegibilidad.
Mucho m¨¢s generosamente, en la exposici¨®n del francoisrael¨ª Absalon (1964-1994) presentada en el IVAM en di¨¢logo con otros siete artistas (Mona Hatoum, Robert Gober, Laura Lamiel, Alain Buffard, Dora Garc¨ªa, Marie-Ange Guilleminot, Myriam Mihindou), los comisarios Guillaume D¨¦sanges y Fran?ois Piron dejan v¨ªa libre para que el visitante descubra las cualidades m¨¢s evasivas del artista confinado en su privacidad. Como FG-T, Absalon muri¨® de sida siendo muy joven tras vivir su propia di¨¢spora, y sus obras siempre buscaban un lugar en el espacio p¨²blico ¡ªen ciudades como Berl¨ªn, Par¨ªs o Nueva York¡ª como protesta contra el control de los Estados y la discriminaci¨®n por cuestiones de religi¨®n, identidad y orientaci¨®n sexual.
Sus C¨¦lulas-celdas, peque?as edificaciones geom¨¦tricas de cuatro a ocho metros hechas a su medida y dotadas con lo m¨¢s b¨¢sico (un aseo, la cocina y una cama), reivindican hoy m¨¢s que nunca nuevas formas de vida en comunidad desde el aislamiento. No son ut¨®picas, sino refugios reales donde protegerse de la vigilancia. As¨ª es como un artista se asimila a cualquier ¨¦poca y lugar.
¡®F¨¦lix Gonz¨¢lez-Torres. Pol¨ªtica de la relaci¨®n¡¯. Macba y localizaciones exteriores de la ciudad. Barcelona. Hasta el 12 de septiembre.
¡®Absalon, Absalon¡¯. IVAM. Valencia. Hasta el 27 de mayo.
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