Apolog¨ªa de Diego Clavel, cantaor
¡®Antolog¨ªa de cantes¡¯ se erige como la compilaci¨®n m¨¢s enciclop¨¦dica de malague?as, fandangos, soleares, cantes de levante y seguiriyas realizada hasta la fecha
El arte no lo da la tierra. De hecho, la tierra no da, siquiera, tomates o patatas. El arte, como los tomates y patatas, es producto del trabajo. Esto, que parece una cosa evidente, resulta anatema para los que siguen manejando la jerga de la autenticidad: el cantaor no medita lo que hace, act¨²a por inmediatez, la cultura ¡°la lleva en la sangre¡± (Lorca dixit). Ideolog¨ªa de la sangre y la tierra, al cabo. Y, de hecho, uno empieza a sospechar que s¨ª que opera cuando se observa la especie de automatismo con que los actores del campo flamenco hacen las cosas, pasando, sin soluci¨®n de continuidad, de un repertorio de sota-caballo-rey al pop de turno. Pocas son las excepciones. Una, y muy destacada, es la que ha mostrado Diego Clavel los ¨²ltimos 30 a?os, desde que publicara en 1991 su LP 31 malague?as.
Clavel es, sin duda, uno de los cantaores m¨¢s injustamente valorados del flamenco contempor¨¢neo. Fue Pedro L¨®peh tanto el que recientemente volvi¨® a se?alar la importancia de su figura en uno de los hilos de su Ramo de coplas y caminos (Akal, 2019) como el que no cejara en animar al propio artista a reeditar sus discos antol¨®gicos, iniciativa que el meritorio sello Cambay¨¢, que ha dado cobertura incondicional al cante de Clavel desde principios de los noventa, ha hecho realidad y que el Ayuntamiento de La Puebla de Cazalla y su incansable concejal de Cultura, Miguel ?ngel Rivero, apoy¨® una vez se puso en marcha. El resultado es un compendio de 10 CD con Clavel acompa?ado de las guitarras de Antonio Carri¨®n, Paco Cort¨¦s, Manolo Franco y Fernando Rodr¨ªguez.
Clavel comenz¨® a darse a conocer de la mano de Francisco Moreno Galv¨¢n como integrante de la triada morisca que formaba junto a Jos¨¦ Menese y Miguel Vargas. Pronto se distanci¨® de su mentor ¡ªcentrado en la carrera de Menese¡ª y durante otros cinco a?os pas¨® a cantar letras de Caballero Bonald. Finalmente, en 1981, se emancip¨® discogr¨¢ficamente, pasando a cantar sus propias letras y desarrollando la que ha resultado ser una de las m¨¢s consistentes e interesantes carreras del flamenco.
Varias son las razones por las que puede que su figura no tenga la relevancia que debiera. Una de ellas fue seguramente que, al contrario que Menese, no quisiera participar de la vida del centro cultural flamenco de los setenta que era Madrid: una especie de l¨ªnea curricular no suficiente pero s¨ª necesaria para figurar en el mapa. Pero, posiblemente, la raz¨®n m¨¢s principal de su invisibilidad sea que la idea del flamenco que defiende Clavel desborda los m¨¢rgenes ideol¨®gicos de las propuestas que acaudalaban todo el capital simb¨®lico de la ¨¦poca. Desbordaba el mairenismo al prestar igual atenci¨®n a la B¨¦tica (Sevilla y C¨¢diz, por precisar) que a otras regiones cantoras como Huelva o M¨¢laga, ajenas al canon gitano-andaluz que fijara Antonio Mairena, o incluso, dentro de la misma Sevilla, a palos que causan el p¨¢nico de los jondistas (tanto ortodoxos como heterodoxos), como las sevillanas. Tambi¨¦n, quiz¨¢, al lidiar con temas que tan mal casan con ciertos lugares comunes vac¨ªos del progresismo flamenco, como la Navidad o el toreo. Otro cantaor m¨¢s que no encaja en el lecho industrial del Procusto de la cultura.
Sin embargo, su obra discogr¨¢fica es de las pocas obras relevantes del flamenco, para el que el disco, como pensaba Chaquet¨®n, se limita a ser un registro del estado de la voz. El conocimiento enciclop¨¦dico de Clavel es de tal calado que se equipara al de un Mairena o un Marchena, con la salvedad de que ninguno de los dos ¨²ltimos ha grabado con tal minuciosidad la diversidad de cantes que conoc¨ªan. Tampoco ninguna de las antolog¨ªas cl¨¢sicas alcanza tal rigor en los palos que Clavel encara. Ni la de Caballero Bonald, ni la de Perico el del Lunar ni tan siquiera la de Blas Vega son tan largas en malague?as, fandangos, soleares, sevillanas, cantes de levante y seguiriyas como la de Clavel. Porque Clavel, como s¨ª que se toma en serio el flamenco, es un disciplinado estudioso: su trabajo es el producto de horas y horas de pelea con los cantes, de an¨¢lisis de sus morfolog¨ªas, sus matices, de horas de memorizaci¨®n, es decir, de interiorizaci¨®n, en tanto que memorizar es aprender de coraz¨®n.
Clavel ha sido injustamente valorado por haber desbordado los m¨¢rgenes ideol¨®gicos y art¨ªsticos de su ¨¦poca
Por lo dem¨¢s, frente a lo que a veces se ha podido escuchar en ciertas cr¨ªticas, es un cantaor c¨¢lido, profundamente mel¨®dico, que sabe d¨®nde est¨¢ el momento adecuado, pero con potencia, de la que hace uso cuando resulta conveniente. No canta con la garganta, porque eso es chillar. Esc¨²chese cualquiera de las malague?as o fandangos de la Antolog¨ªa, o su petenera del anterior disco, A mis hermanos (Cambay¨¢, 2014), para comprobar lo rico de sus melismas; esc¨²chese cualquiera de sus seguiriyas para comprobar su conocimiento de la l¨ªtote y la medida. En los ¨²ltimos a?os se ha prodigado escasamente en directo, pero quien haya podido verlo sabr¨¢ que su voz no tiene trampa y su eco, muy similar al de Jos¨¦ Menese, es pregnante.
Aunque sea pr¨¢cticamente una compilaci¨®n de los trabajos anteriores, la Antolog¨ªa de cantes a?ade nada menos que seis malague?as no incluidas en la primera edici¨®n, convirtiendo lo que ya era de suyo enciclop¨¦dico en un verdadero jal¨®n inigualado ni por escrito (gracias, hay que se?alar, al asesoramiento de Jos¨¦ Luque Navajas, incontestable autoridad en este campo). Es una pena que no se haya incluido su trabajo con las sevillanas (lo que, por otra parte, ser¨ªan 15 cantes m¨¢s¡ a sumar a los 10 CD), pero sobre todo es una pena que Clavel haya decidido dar por clausurada su carrera discogr¨¢fica y que no se prodigue m¨¢s en directo. Son pocos, muy pocos, los cantaores necesarios, y Clavel es uno de ellos.
Antolog¨ªa de cantes
Cambay¨¢, 2021
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.