Una autopsia practicada con un serrucho
¡®Geograf¨ªa de la oscuridad¡¯, de la escritora peruana Katya Adaui, es un brillante muestrario de relatos en los que la crudeza de los temas se corresponde con un uso del lenguaje llevado al l¨ªmite
En un club de lectura que, como dir¨ªa Remedios Zafra, conecta nuestras habitaciones propias ¡ªya no importa que medio planeta opine sobre la decoraci¨®n de nuestro piso¡ª, una participante me pregunt¨® si la literatura serv¨ªa para imponer orden al caos. Respond¨ª que a veces us¨¢bamos la escritura ¡ªno es lo mismo que la instituci¨®n literaria¡ª para intentar comprender el caos que produce el dolor en nuestro cuerpo: los textos que construyen el dolor f¨ªsico y tratan de expiar el dolor por la p¨¦rdida pueden ser mera catarsis, personal e intransferible, terapia caligr¨¢fica; sin embargo, cuando se extrema la conciencia de que al otro lado hay alguien con quien se quiere conversar a partir de una experiencia compartida e inquietante, entonces, la escritura y su b¨²squeda estil¨ªstica, en su resonancia social, se transforman en literatura. Luego, me puse ingeniosa y dije que nos tendr¨ªamos que pensar si la literatura m¨¢s interesante ¡ªcomo instituci¨®n¡ª no es esa que logra introducir el caos en las ordenadas y autoritarias estructuras de nuestros prejuicios y de los sistemas en los que se retroalimentan. En los relatos de Geograf¨ªa de la oscuridad se solapan las dos perspectivas: cuentos de duelo por la muerte del padre y, a la vez, un estilo que practica un corte no limpio, irregular, un corte que no es la disecci¨®n del bistur¨ª, sino el rastro de un serrucho contra o sobre la apariencia de una realidad organizada, con precisi¨®n bibliotecon¨®mica, en familias con signatura y sociedades-colmena. El modo de representaci¨®n de esas realidades cuestiona las mismas realidades y un orden ling¨¹¨ªstico identificado con el valor literario.
En estos cuentos los ogros donan semen y las madres no nos amparan ni entienden la homosexualidad de sus maridos.
Desde ese territorio, he disfrutado mucho de la narrativa de Adaui, escritora peruana que trabaja y reside en Argentina. La sierra dentada de su observaci¨®n fractura anatom¨ªas que sufren escoliosis y operaciones de cuello y espalda; las casas tienen grietas o se incendian o est¨¢n infectadas de insectos. Los padres fumadores ensucian el techo o se mueren record¨¢ndonos la propia mortalidad. Los ogros donan semen y las madres no nos amparan ni entienden la homosexualidad de sus maridos. Ellos se jactan de haber abandonado a tiempo a sus esposas y los hijos narradores garabatean su desconcierto a trav¨¦s de un sentido del humor de teatro del absurdo ¡ªuna excelente cuentista argentina, Camila Fabri, r¨ªe de un modo parecido¡ª y de una lengua que zigzaguea, vulnera la reglamentaria sintaxis, para concentrarse en fogonazo, encabalgamiento y dispersi¨®n del estilo nominal. Hacia el final la prosa casi se transforma en poes¨ªa.
La lengua nos acerca y nos separa de las personas tanto como el amor no verbalizado. Escribe Adaui con la lucidez del juego de palabras y la ret¨®rica conceptista, la elocuci¨®n parad¨®jica de sor Juana: ¡°Y no es verdad que se entienden. Y no es verdad que no se entiende¡¡±. Este reencuentro entre un padre y un hijo que ha olvidado su lengua materna nos obliga a trascender el lugar com¨²n: acaso las experiencias insatisfactorias sean, a la vez, comuniones emocionales. Se dinamitan las habituales solidaridades l¨¦xicas, el cada oveja con su pareja del mundo afectivo, despojando de su sesgo peyorativo a la insatisfacci¨®n y arrojando sombra sobre palabras de un c¨®digo nimbado de positividad: emoci¨®n, memoria, felicidad¡ Menos mal que las infancias maltratadas tienen la misma capacidad de regeneraci¨®n que un rabo de lagartija.
Geograf¨ªa de la oscuridad
Autor: Katia Adaui.
Editorial: P¨¢ginas de Espuma, 2021.
Formato: 118 p¨¢ginas. 15 euros.
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