El evangelio seg¨²n Alan Lomax
Se publican, por primera vez en castellano, las memorias del gran etnomusic¨®logo, que grab¨® y reivindic¨® el blues del Delta, influyendo en el sonido de Bob Dylan o The Rolling Stones
Como en la mejor tradici¨®n norteamericana, hay personajes que, a medida que avanza el tiempo, se difuminan en la leyenda de su propia historia. Alan Lomax, folclorista irrepetible y viajero incansable, es uno de ellos. Su legado de documentaci¨®n y preservaci¨®n del acervo musical del sur estadounidense no ha hecho m¨¢s que agrandarse con el paso de los a?os, hasta el punto de que hay tanta fascinaci¨®n por su fabuloso trabajo que los detalles se pierden por la imposici¨®n del relato. Lomax fue el gran descubridor del blues del Delta, el hombre que dio voz a grandes profetas como Son House, Fred McDowell, Leadbelly o Muddy Waters, los tipos que, desde la autenticidad de sus canciones, marcar¨ªan a luminarias de la contracultura como Bob Dylan, The Rolling Stones, The Animals o Eric Clapton. Libros del Kultrum acaba de publicar por primera vez en castellano La tierra que vio nacer el blues, un peque?o tesoro para mel¨®manos por el que este etnomusic¨®logo tejano fue galardonado en 1993 con el Premio Nacional de la Cr¨ªtica estadounidense.
El blues siempre ha sido un territorio abonado a la leyenda y toda leyenda necesita de un evangelio. La tierra que vio nacer el blues es una especie de escritura sagrada de este g¨¦nero por parte de uno de sus principales ap¨®stoles. Un apasionado de los sonidos folcl¨®ricos que aprendi¨® el oficio de su padre, John Lomax, pionero en las grabaciones de la m¨²sica afroamericana de los campos de trabajo y de las prisiones. Tanto es as¨ª que, a los 15 a?os, Alan acompa?aba a su progenitor por las comunidades campesinas sure?as, cargando con un rudimentario equipo de grabaci¨®n con el que recopilar canciones para crear un archivo de la canci¨®n folk norteamericana para la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, instituci¨®n a la que, siguiendo la estela del padre, dedic¨® gran parte de su vida hasta convertirse en el gran explorador de un sonido y una cultura rural que definieron el alma de EE UU en el siglo XX. Como escribe en el libro: ¡°Todos los g¨¦neros musicales de la Am¨¦rica negra que gozan de reconocimiento mundial, desde el ragtime hasta el rap, llevan la impronta de este patrimonio de la humanidad¡±.
Adentr¨¢ndose en ese tesoro inmaterial llamado blues, Lomax escribe un relato en primera persona trufado de reflexiones y conversaciones con m¨²sicos y personajes an¨®nimos que muestran una radiograf¨ªa impresionante del sur estadounidense, ese ¡°espinoso zarzal regentado por Jim Crow¡±, nombre con el que se conoc¨ªa a un viejo y deformado hombre negro que bailaba y cantaba y al que ridiculizaban los blancos imit¨¢ndole con la cara pintada en los minstrels, los espect¨¢culos de vodevil itinerantes y claramente racistas. Jim Crow era una invenci¨®n, pero no lo eran los aparceros, campesinos, fugitivos y buscavidas a los que Lomax recoge el testimonio en su libro, que construir¨¢n la leyenda del blues. Muchos son los mismos a los que hab¨ªa difundido con grabaciones en las d¨¦cadas de los treinta y los cuarenta. Este libro, por tanto, es su gran guinda en el pastel. Su f¨¢bula sobre su propia vida consagrada a la exploraci¨®n de las ra¨ªces musicales.
De esta forma, hay abundantes condimentos novelescos en el relato. Bastar¨ªa el primer cap¨ªtulo para apreciar el molde de la larga y profunda narraci¨®n de Lomax. Titulado Se me parti¨® el coraz¨®n, el etnomusic¨®logo metido a escritor lleva al lector con ¨¦l a su viaje a Memphis, una de las cunas del blues. Con una rese?able tensi¨®n narrativa, cuenta c¨®mo entr¨® en una sastrer¨ªa de Beale Street donde escuch¨® a Memphis Willie B, un bluesman subterr¨¢neo del lugar, al que terminar¨ªa grabando. A partir de ese encuentro, explica c¨®mo es la vida cotidiana en pueblos segregados, con bares con carteles de advertencia y puertas traseras para los negratas; polic¨ªas que no se f¨ªan de un blanco que empatiza con la chusma descendiente de los esclavos o negros que sacan a relucir su resentimiento a la primera de cambio. Y, entretanto, cuenta la rivalidad entre Son House y Robert Johnson, o c¨®mo se viv¨ªa una misa g¨®spel en Clarksdale. Hay muchos m¨¢s episodios, como el que explica con gran detalle el ¡°atributo espiritual¡± del dique que contiene el r¨ªo Misisipi, el de la vida en la prisi¨®n Parchman, ampliamente citada por varios bluesman, o aquellos que cita a personajes nunca lo suficientemente reivindicados, como Charley Patton, Blind Lemon o Big Bill Broonzy.
Lomax protagoniza su narraci¨®n, a veces, con un inter¨¦s desmedido. Con raz¨®n, se le ha acusado de apropiarse de buena parte del fascinante relato del blues: se aprovech¨® de algunos de los m¨²sicos a los que descubri¨®, como Leadbelly, y de firmar canciones en las que no intervino. Adem¨¢s, nunca fue el ¨²nico archivista imprescindible. Los nombres de Harry Smith y John Work tambi¨¦n se escriben con letras de oro en el folclore norteamericano. Pero es cierto que, sin Lomax, nada en la historia del g¨¦nero de John Lee Hooker o B. B. King hubiese tenido la misma trascendencia. Cedi¨® la palabra a voces silenciadas y se?al¨® el valor de culturas olvidadas.
Adem¨¢s de leerse como una cr¨®nica que sumerge al lector en el universo del sur, La tierra que vio nacer el blues destaca por encima de todo por su trabajo de campo. Aun con el recreo literario, es un valioso documento de memoria oral, en el que el vocabulario, las expresiones y, especialmente, las letras de canciones trazan un crisol folcl¨®rico maravilloso del Delta del Misisipi. Es una especie de tierra m¨¢gica en mitad de la injusticia y la miseria. Solo que los hechiceros son cantantes y guitarristas que tocan entre mulas, carruajes, v¨ªas de tren, cantinas, plantaciones y penitenciar¨ªas. Son vanguardistas elevando la tradici¨®n creativa negra al mayor de los artes, marcando el devenir de la m¨²sica popular hasta nuestros d¨ªas.
La tierra que vio nacer el blues.
Alan Lomax. Traducci¨®n de Ana Lima. Libros del Kultrum, 2021. 448 p¨¢ginas. 29,50 euros.
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