La se?orita Merc¨¨

La claridad de medio oto?o, segu¨ªa diciendo la se?orita, como si de aquella luz hubiera pasado¡­ ?cu¨¢nto tiempo? ?Veinte, treinta a?os? Tampoco pensamos que Chema (Josep Maria) Mir¨® se acabar¨ªa convirtiendo en nuestro cronista. La se?orita Merc¨¦ es la protagonista de su nueva obra, L¡¯habitaci¨® blanca, que se representa en la sala Flyhard de Barcelona con puesta en escena de Lautaro Perotti, uno de los fundadores del teatro Timbre 4 de Buenos Aires. Algunos dejar¨¢n escapar leves risas, como si continuaran siendo cr¨ªos. He olvidado nombres y tambi¨¦n algunas historias pilladas repentinamente, como en la memoria de la se?orita Merc¨¨. La se?orita ten¨ªa algo de guardia en los almacenes Gayarre. Como si fuera la guardiana de un t¨ªtulo nobiliario.

La se?orita (Francesca Pi?¨®n) reaparece ante tres de sus alumnos: Carlos, Laia, Manel. A Carlos lo interpreta Albert Prat. Marc Rodr¨ªguez es Manel, pelirrojo, achaparrado, flaco, pero capaz de tumbar al m¨¢s pintado. Laia es la resplandeciente Paula Blanco. ¡°Escribo. Ordeno ideas. Y son las m¨¢s deslumbrantes¡±. A uno de ellos le llamaban Pumuki ¡°por el pelo rojo y las orejotas, y porque a menudo los ni?os pueden ser muy crueles¡±.

Merc¨¨ repiti¨® a uno de sus alumnos: ¡°Profesora no es maestra¡±, dijo la se?orita. Y el 9 de febrero, otra visita inesperada. Media tarde. Calles eternas. Largas y lejanas, que emocionaban a Carlos. Risas antiguas. Un anochecer de s¨¢bado. Un c¨®ctel de retornos y ecos. Fue entonces cuando, de repente, Merc¨¨ le dice: ¡°?Carlos, c¨®mo has crecido! Carlos todav¨ªa recordaba las sinton¨ªas prehist¨®ricas de Don Gato o Rin Tin Tin. Voces del barrio. La sonrisa dulce e inquietante de la senyoreta.

Amenaza de truenos a lo lejos. Carlos sale con ella para comprar jam¨®n en dulce envasado, pasta para lavarse los dientes, una pastilla de jab¨®n, y paquetes de macarrones. Y ahora una canci¨®n sin m¨²sica. Improvisada. Ya empez¨® el oto?o. Perfume de casta?as calientes. La senyoreta Merc¨¨ contaba tambi¨¦n de maravilla la historia de Vicentet, un oso casi domesticado, que dorm¨ªa en una jaula muy grande, casi sonriente.

Los amigos conoc¨ªan cada uno de los cines del barrio. Hubo gente que crey¨® que Vicentet casi mug¨ªa como si fuera un animal m¨¢gico. Y los d¨ªas de cielo fr¨ªo hubo una semana en que caminaban juntos Carlos y Merc¨¨, porque caminaban protegidos por el bosque. Carlos le dec¨ªa que se parec¨ªa mucho a Angela Lansbury, la mujer detectivesca de la televisi¨®n. ¡°Ese quisiera que fuera mi futuro¡±.

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