D¨ªez d¨ªas de hambre y sue?o
Entre los referentes del periodismo inmersivo deber¨ªa incluirse ¡®Los otros¡¯, de Ignacio Carral, que junto al dibujante Francisco Rivero Gil se infiltr¨® en 1930 en el mundo de la miseria en Madrid
A mediados de la d¨¦cada de 1880, la joven que firmaba con el seud¨®nimo Nellie Bly apuntal¨® su prestigio en la prensa de su Pittsburgh. Se infiltr¨® en una f¨¢brica de telares para escribir un reportaje sobre las condiciones laborales de la mujer. Luego viaj¨® a M¨¦xico, donde escribi¨® sobre la pobreza, denunci¨® el encarcelamiento de un periodista y el presidente Porfirio D¨ªaz intent¨® procesarla. Y...
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A mediados de la d¨¦cada de 1880, la joven que firmaba con el seud¨®nimo Nellie Bly apuntal¨® su prestigio en la prensa de su Pittsburgh. Se infiltr¨® en una f¨¢brica de telares para escribir un reportaje sobre las condiciones laborales de la mujer. Luego viaj¨® a M¨¦xico, donde escribi¨® sobre la pobreza, denunci¨® el encarcelamiento de un periodista y el presidente Porfirio D¨ªaz intent¨® procesarla. Ya en Nueva York sigui¨® trabajando como reportera y una serie sobre un psiqui¨¢trico ¡ªTen Days in a Mad-House¡ª la consolid¨® como un referente del periodismo inmersivo. Este g¨¦nero se normaliz¨® a finales del siglo XIX, como estudi¨® Clawdia Prolongeau. En Espa?a lo practicaron tanto hombres como mujeres. Desde 1932 brill¨® Magda Donato, otro seud¨®nimo, que, entre otros espacios, se infiltr¨® en un sanatorio como puede leerse en el volumen Reportajes. Tambi¨¦n en 1932, otro joven ¡ªCarles Sent¨ªs¡ª se traslad¨® a Lorca, en Murcia, para subirse a uno de los autobuses con los que ciudadanos murcianos hu¨ªan de la miseria para instalarse en el extrarradio de Barcelona. Lo cont¨® en la serie Viatge en Transmiseri¨¤, que est¨¢ en el canon de la edad de oro del periodismo literario. A esa lista deber¨ªa sumarse Los otros, de Ignacio Carral.
El 21 de enero de 1930, el primer art¨ªculo de esta serie se public¨® en Estampa. El rostro de Carral, reconvertido en mendigo, era la fotograf¨ªa de portada de aquel n¨²mero del semanario ilustrado. El texto lo rescat¨® Sergi Doria en la antolog¨ªa Un pa¨ªs en crisis y las ocho entregas de la serie completa, con las caricaturas originales y expresionistas de Francisco Rivero Gil, ahora pueden leerse en el volumen prologado por Carlos ?lvaro. A los 32 a?os, aquel fue el momento culminante de la trayectoria de un periodista segoviano muerto prematuramente una ma?ana de 1935 en la redacci¨®n de La Palabra.
¡°En los colectores no se est¨¢ mal. El calorcillo de toda la porquer¨ªa que baja del alcantarillado conforta en estas noches de fr¨ªo¡±
Los otros es un buen ejemplo de periodismo inmersivo. Tambi¨¦n de sus l¨ªmites deontol¨®gicos. En el arranque, Carral y su acompa?ante truecan sus vestidos elegantes en el Rastro por tres duros y la ropa de dos pordioseros. Disfrazados con el uniforme de la miseria, m¨¢s que convertirse de repente en hampones, se infiltran en la penosa realidad de los vagabundos de Madrid. Van a tabernas que ignoraban, pasean con delincuentes de tres al cuarto y se familiarizan con el argot del hambre. Conocen tipos que sobreviven de la caridad o el peque?o hurto y que temen m¨¢s a los serenos que los despiertan que a la polic¨ªa.
La infiltraci¨®n de Carral y Rivero dur¨® algo m¨¢s de una semana, suficientes d¨ªas como para experimentar el cruce del hambre con el sue?o. Devoran lo que nunca pensaron que comer¨ªan o por un momento est¨¢n a punto de colaborar en un robo, aunque en el ¨²ltimo momento escapan del ladr¨®n que lo ha organizado. Duermen unos minutos recostados en la mesa de un bar, en una calle, entre la basura. ¡°En los colectores de los puentes no se est¨¢ mal. El calorcillo de toda la porquer¨ªa que baja del alcantarillado de Madrid conforta mucho en estas noches de fr¨ªo¡±. Las mejores p¨¢ginas del conjunto son las de la descripci¨®n de una noche en una habitaci¨®n compartida huyendo del fr¨ªo. Intentan dormir a pesar de los ronquidos y de la peste de la pobreza. All¨ª el peque?o burgu¨¦s nota el asco de la vida de esos otros que en sus reportajes descubrir¨¢ a lectores como ¨¦l. Los que, ante el ¨¦xito de p¨²blico, le homenajearon en el hotel Gran V¨ªa. Los que recordando aquella serie, cuatro a?os despu¨¦s, tal vez leyeron la serie Soy un vagabundo. Los lectores de un periodismo literario que desapareci¨®.
Los otros ?
Autor: Ignacio Carral.
Editorial: La U?a Rota, 2021.
Formato: 157 p¨¢ginas, 15 euros.
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