Porfirio D¨ªaz, un siglo en el exilio
M¨¦xico debate la figura del dictador que gobern¨® tres d¨¦cadas a 100 a?os de su muerte

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Antes de que Porfirio D¨ªaz abordara en el puerto de Veracruz el Ypiranga, el vapor que lo llevar¨ªa a Vigo, el general se despidi¨® de Victoriano Huerta, el comandante de su escolta. Al abrazarlo, le susurr¨®:
-Ya se convencer¨¢n de que la ¨²nica experiencia de gobernar bien al pa¨ªs es como yo lo hice.
Era el 31 de mayo de 1911. Aquella ma?ana el general que hab¨ªa cimentado el M¨¦xico moderno comenzaba su exilio. El dictador que gobern¨® M¨¦xico desde 1877 pas¨® cinco d¨ªas en Veracruz a la espera del barco que lo llevar¨ªa a Europa. Recibi¨® la visita de ciudadanos, pol¨ªticos locales y periodistas que le mostraban su solidaridad. Dos semanas despu¨¦s, cuando visitaba La Coru?a, se top¨® con una manifestaci¨®n en su contra. ¡°Engendro de todos los males¡±, dec¨ªa en los cartelones en manos de sindicalistas.
A un siglo de su muerte, que se cumple este 2 de julio, la figura de D¨ªaz sigue siendo ambivalente. Algunos lo consideran el mejor presidente que ha tenido M¨¦xico y anhelan en privado el retorno de sus restos desde el cementerio parisino de Montparnasse. Otros lo recuerdan como un tirano de mano dura y el villano protag¨®nico de la historia nacional.
¡°D¨ªaz fue derrocado por una Revoluci¨®n que reescribi¨® la historia para justificar el levantamiento armado, por lo que tuvo que satanizar al dictador¡±, explica Carlos Tello D¨ªaz, un historiador que es tambi¨¦n tataranieto del general. El autor publicar¨¢ el pr¨®ximo mes Porfirio D¨ªaz, su vida y su tiempo, el primero de tres vol¨²menes de una biograf¨ªa exhaustiva para comprender al militar oaxaque?o en su contexto hist¨®rico. ¡°Se tiende a juzgarlo de forma anacr¨®nica con valores del siglo XXI, cuando ¨¦l naci¨® y muri¨® en el siglo XIX¡±.
Pero incluso algunos caudillos de la Revoluci¨®n eran seducidos por la figura de D¨ªaz. El general ?lvaro Obreg¨®n, presidente de 1920 a 1924, era uno de sus grandes admiradores. Cre¨ªa que su ¨²nico pecado fue envejecer. Fue uno de los primeros mandatarios que gestionaron sin ¨¦xito la repatriaci¨®n de los restos.
D¨ªaz fue derrocado por una Revoluci¨®n que reescribi¨® la historia para justificar el levantamiento armado, por lo que tuvo que satanizar al dictador
Carlos Tello D¨ªaz, historiador
Para los militares no existe debate en torno a la figura castrense de D¨ªaz, que a pesar de haber encabezado dos golpes de Estado, es recordado por su papel en el derrocamiento del d¨¦spota Antonio L¨®pez de Santa Anna en 1855. Tambi¨¦n destac¨® en la guerra de Reforma que enfrent¨® a liberales y conservadores. El triunfo liberal lo catapult¨® a la pol¨ªtica como diputado, cuando ten¨ªa 38 a?os de edad. Su paso por la C¨¢mara fue breve e inmemorable (ofreci¨® un solo discurso en tribuna). Dej¨® el Congreso para volver al campo de batalla y defender la patria frente a la invasi¨®n francesa de 1862.
D¨ªaz, un liberal, arrebat¨® la presidencia con un golpe de Estado aupado por un movimiento antirreelecci¨®n contra Benito Ju¨¢rez y Sebasti¨¢n Lerdo de Tejada. Su r¨¦gimen se ciment¨® en el famoso principio de ¡°poca pol¨ªtica y mucha administraci¨®n¡±. En sus tres d¨¦cadas como gobernante mostr¨® un inter¨¦s inusitado en la ciencia e invirti¨® en mucha infraestructura. La red ferroviaria pas¨® de tener 460 kil¨®metros a 19.000, similar a la que hoy tiene Reino Unido. La banca lleg¨® al pa¨ªs y ayud¨® a estabilizar el crecimiento.
La Ciudad de M¨¦xico ten¨ªa poco m¨¢s de 200.000 habitantes y 4.200 casas cuando comenz¨® el porfiriato. Sus se?as de identidad se edificaron entonces con la construcci¨®n de palacios emblem¨¢ticos: el de Correos, Comunicaciones (hoy Museo Nacional) y el Teatro Nacional (Bellas Artes). Al igual que los afrancesados barrios de Reforma, Ju¨¢rez y Condesa, hoy epicentro de la bohemia capitalina.
Tambi¨¦n fue un periodo donde la oposici¨®n era suprimida. Uno de los ejemplos m¨¢s cruentos es la aniquilaci¨®n de la rebeli¨®n yaqui. Su l¨ªder fue ejecutado y m¨¢s de 15.000 indios de esta tribu del norte del pa¨ªs fueron enviados a plantaciones del sur a trabajar en condiciones que rayaban en la esclavitud.
Domestic¨® a los poderes, el Congreso era su club de amigos. Persigui¨® o compr¨® a la prensa Alejandro Rosas, historiador
Otra deuda fue la pol¨ªtica. El historiador Alejandro Rosas considera que D¨ªaz fue el gran maestro del PRI que gobern¨® entre 1940 a 1970. Durante el r¨¦gimen nacieron los vicios del sistema. ¡°Fundament¨® un estilo autoritario, de simulaci¨®n, donde nunca faltaron las elecciones. Domestic¨® a los poderes, el Congreso era su club de amigos, persigui¨® o compr¨® a la prensa. Hubo un gran avance, ?pero a qu¨¦ costo?¡±
El dictador vilipendiado comenz¨® a verse con otra luz hacia la d¨¦cada de los ochenta del siglo pasado, cuando los historiadores iniciaron una revisi¨®n cr¨ªtica del porfiriato. Enrique Krauze fue uno de los primeros. En 1987 el Gobierno de Miguel de la Madrid autoriz¨® una biograf¨ªa elogiosa editada por la estatal Fondo de Cultura Econ¨®mica y patrocinada por la Secretar¨ªa de Agricultura.
Uno de los mayores esfuerzos por reivindicar la figura tuvo lugar en el sexenio siguiente usando a la televisi¨®n como instrumento. Esta es la herramienta m¨¢s poderosa para los cambios culturales en M¨¦xico. El Gobierno de Carlos Salinas (1988-1994) vio con buenos ojos la producci¨®n de El vuelo del ¨¢guila, una telenovela de m¨¢s de 100 episodios sobre la vida de D¨ªaz.
¡°Fue una apertura, hubo una democratizaci¨®n de los medios y se coloc¨® un evento hist¨®rico para reflexionar sobre ¨¦l. Abri¨® mucho el debate p¨²blico¡±, recuerda Jos¨¦ Manuel Villalpando, un historiador que form¨® parte del equipo de investigaci¨®n del proyecto y que encontr¨® en Par¨ªs el certificado de embalsamamiento de D¨ªaz. Gracias a ¨¦l se sabe que el dictador descansa bajo su espada con una bandera de M¨¦xico.
El magnate de Televisa, Emilio Azc¨¢rraga Milmo, so?¨® con transmitir en directo la repatriaci¨®n del cuerpo?
El magnate de Televisa, Emilio Azc¨¢rraga Milmo, un tenaz admirador de D¨ªaz, so?¨® con transmitir en directo la repatriaci¨®n del cuerpo del dictador. Promovi¨® con tal intensidad la idea que acudi¨® a Los Pinos a propon¨¦rsela al presidente Ernesto Zedillo en 1994. ¡°Lo escuch¨® con atenci¨®n, pero no le dio ninguna respuesta. No era el momento para hacerlo¡±, dice Li¨¦bano S¨¢enz, exsecretario del mandatario.
Ese momento a¨²n no ha llegado, aunque la figura de D¨ªaz sigue hechizando al poder. El presidente Felipe Calder¨®n explor¨® la posibilidad de repatriarlo, pero consider¨® desafortunado hacerlo en 2010, aniversario del centenario del inicio de la Revoluci¨®n.
La bas¨ªlica de la Soledad, en Oaxaca, a¨²n espera los restos del general. La soledad aguarda el fin del exilio del dictador.
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