Juzgar un libro por su portada: las mejores cubiertas de 2021
¡®Babelia¡¯ propone una selecci¨®n de las portadas m¨¢s destacadas del ¨²ltimo a?o, de reediciones de cl¨¢sicos como ¡®1984¡ä a la primera novela de Joaqu¨ªn Reyes, pasando por lo nuevo de Claudio Magris, Fernando Savater, Charlie Kaufman o Ledicia Costas
Los libros en las mesas de una librer¨ªa son como animales en un entorno natural: sus portadas resplandecen en libertad, y es inevitable el impulso de acariciarlos, abrirlos, hojearlos. En pantalla, por el contrario, son como bichos en cautividad: enjaulados, peque?os y difusos, muchas veces perdidos en el dise?o atestado de una tienda virtual.
Ese cari?o un poco nost¨¢lgico por los libros en papel y sus cubiertas brillantes no impide que sea en el entorno digital, a veces hostil, donde las portadas cumplen mejor su funci¨®n como herramienta de imagen, venta y marketing. A estas alt...
Los libros en las mesas de una librer¨ªa son como animales en un entorno natural: sus portadas resplandecen en libertad, y es inevitable el impulso de acariciarlos, abrirlos, hojearlos. En pantalla, por el contrario, son como bichos en cautividad: enjaulados, peque?os y difusos, muchas veces perdidos en el dise?o atestado de una tienda virtual.
Ese cari?o un poco nost¨¢lgico por los libros en papel y sus cubiertas brillantes no impide que sea en el entorno digital, a veces hostil, donde las portadas cumplen mejor su funci¨®n como herramienta de imagen, venta y marketing. A estas alturas es una obviedad: el libro en p¨ªxel llega a un p¨²blico que multiplica el aforo de todas las librer¨ªas, y las portadas amplifican su alcance cuando aparecen en redes sociales, en las webs de las propias editoriales, en boletines, p¨¢ginas bibli¨®filas o recopilaciones como la de este mismo art¨ªculo.
Dicho esto, en Espa?a se editan cada a?o decenas de miles de obras (en 2019 se lanzaron 21.895 nuevos t¨ªtulos de ¡°creaci¨®n literaria¡±, seg¨²n el Ministerio de Cultura). Elegir en ese oc¨¦ano inabarcable de propuestas unas cuantas ¡°mejores portadas¡± es un ejercicio un tanto arbitrario e injusto. Se puede aspirar, como mucho, a que la muestra, necesariamente escueta, sea representativa de lo mejor del dise?o editorial. Y a que admirar las cubiertas de estos libros nos despierte ganas de sumergirnos en sus p¨¢ginas.
Mundo hormiga, de Charlie Kaufman (Barret). La ilustraci¨®n, intrincada y sorprendente, cuenta su propia e inquietante historia: t¨²neles de textura intestinal habitados por una hormiga esquem¨¢tica y solitaria. El t¨ªtulo est¨¢ partido y asim¨¦trico, y eso descoloca un poco: usar guiones es una licencia de dise?o que sacrifica la legibilidad pero a?ade sorpresa. Ilustraci¨®n de Isidro Ferrer.
El loro de Budapest, de Andr¨¦ Lorant (Fulgencio Pimentel). El propio autor de esta autobiograf¨ªa protagoniza la portada, desnuda de t¨ªtulo o firma en un gesto de radicalidad gr¨¢fica que le a?ade inter¨¦s e intriga. La mirada se sale del plano, no s¨¦ sabe si mirando al pasado o al futuro, y hay algo intrigante en esos ojos infantiles llenos de tristeza. El tema del libro: la infancia y juventud de Lorant en Hungr¨ªa, primero bajo el dominio nazi, luego comunista. Dise?o de C¨¦sar S¨¢nchez.
Tiempo curvo en Krems, de Claudio Magris (Anagrama). Es imposible que la personalidad de una portada concreta sobresalga por encima del amarillo de Anagrama, que es el dise?o ¡°de colecci¨®n¡± m¨¢s identificable en las librer¨ªas espa?olas, y que est¨¢ fijado en nuestro imaginario literario desde hace d¨¦cadas. La habilidad de esta portada es que no trata de sobreponerse al color; al contrario, se fusiona. El agua amarillenta transmite a la vez paz y un leve movimiento de instante suspendido. Ilustraci¨®n de Diane Parr.
Solo integral, de Fernando Savater (Ariel). Hay v¨¦rtigo y desequilibrio en esta cubierta. Movimiento interno, acci¨®n. Y dos estilos gr¨¢ficos (foto, por un lado; masas de color plano por otro) que podr¨ªan hablar a la vez de la realidad y el pensamiento abstracto. Es interesante como una composici¨®n aparentemente desmadejada est¨¢ en realidad asentada en una compleja ret¨ªcula: el pie del ni?o est¨¢ apoyado justo en la mitad vertical de la portada, el t¨ªtulo inferior apoyado en un cuarto, la diagonal que parte justo del punto medio superior, etc.
Este libro forma parte de una colecci¨®n dedicada por entero al autor, y todas las portadas comparten tipograf¨ªa, estilo y unas peque?as gafas en la esquina superior derecha que son Savater en sin¨¦cdoque ingeniosa. Dise?o de Planeta Arte y Dise?o / Miriam Rodr¨ªguez.
Vulcano, de Max Besora (Hurtado y Ortega). Esta portada transpira violencia, caos, maldad. Las letras dibujadas a brochazos son todo movimiento, y el rojo sobre negro tiene algo hipn¨®tico que se aprecia especialmente en su versi¨®n de papel: las letras est¨¢n impresas con serigraf¨ªa, volumen y brillo. Es complicado resistirse a pasar los dedos por encima. Ilustraci¨®n de Nino Cabero.
Subid¨®n, de Joaqu¨ªn Reyes (Blackie Books). Esta es, en realidad, una portada de dise?o bastante b¨¢sico: las tipograf¨ªas t¨ªpicas de la editorial y una elecci¨®n crom¨¢tica (naranja sobre verde) que reta a los dalt¨®nicos. Pero tambi¨¦n es una cubierta extraordinaria porque cuenta con dos ojos de pl¨¢stico que se asoman atravesando el cart¨®n, se agitan seg¨²n agarramos el libro y provocan una sonrisa inevitable. No se aprecia en la pantalla; vayan a la librer¨ªa. Dise?o de Setanta.
1984, de George Orwell (Debolsillo). Todo en esta portada habla de totalitarismo: un ojo vigilante, tipograf¨ªa angulosa y agresiva, c¨®digos de color que remiten al constructivismo ruso propio de los primeros tiempos de la URSS. El Gran Hermano estar¨ªa orgulloso. Dise?o de Sergi Bautista.
Contraperfume, de Daniel Figuero (Superflua). Un lim¨®n enmohecido protagoniza esta portada que bascula entre la n¨¢usea y la belleza. El amarillo brillante, recortado sobre ese fondo de azul luminoso, crea un conjunto sofisticado y atractivo. Hay, por lo que parece, algo de po¨¦tica en la putrefacci¨®n. Ilustraci¨®n de Pau Masal¨®.
Golpes de Luz, de Ledicia Castro (Destino). El dise?o base de ?ncora y Delf¨ªn es de los m¨¢s sobrios y elegantes de todas las grandes colecciones: un peque?o s¨ªmbolo marino, m¨¢s el t¨ªtulo / autor compuestos en la cl¨¢sica tipograf¨ªa Century Schoolbook. Problema: solo funciona bien si acompa?a a una ilustraci¨®n con un foco concreto, y se diluye en las portadas ruidosas. En este caso, brilla porque la mirada de este retrato es magn¨¦tica, y la sombra que envuelve la parte superior de la cara crea volumen, un trampantojo por el que la portada se convierte en una ventana desde la que nos observan con misterio. Ilustraci¨®n de David de las Heras.
La ciudad de la euforia, de Rodrigo Terrasa (Libros del KO). Las met¨¢foras gr¨¢ficas construidas con objetos son un cl¨¢sico editorial espa?ol desde los tiempos de Daniel Gil, y funcionan mejor cuanto m¨¢s retuercen los clich¨¦s. Nada es m¨¢s t¨®picamente valenciano que la paella, y pocas cosas hay m¨¢s festivas y sucias que el confeti. Las dos cosas, juntas, son una magn¨ªfica met¨¢fora de una ¨¦poca negra de corrupci¨®n y derroche. Dise?o de Artur Galocha.
Madres paralelas, de Pedro Almod¨®var (Reservoir Books). No resulta del todo sorprendente que una de las portadas m¨¢s llamativas del a?o tenga su origen en un p¨®ster cinematogr¨¢fico, y no deja de subrayar que una buena portada es, en realidad, un cartel en peque?ito. El contraste de lenguajes gr¨¢ficos (la calidez del abrazo y el movimiento ¨®ptico de las l¨ªneas paralelas) es tremendamente efectivo. Nota: qu¨¦ limpio y directo es el conjunto sin el ruido de los cr¨¦ditos de la pel¨ªcula. Dise?o de Javier Ja¨¦n.
No es un r¨ªo, de Selva Almada (Literatura Random House). Una ilustraci¨®n que es todo sugerencia y misterio, y un dise?o de gran contundencia tipogr¨¢fica pero que no quita protagonismo al dibujo. Forma parte de una colecci¨®n, pero parece una cubierta ¨²nica. Dise?o de Penguin Random House Grupo Editorial / Max Rompo. Ilustraci¨®n de Ornella Pocetti.
Sacramento, de Antonio Soler (Galaxia Gutenberg). Una enorme porci¨®n de las portadas que salen a la venta aprovechan ilustraciones o fotos preexistentes, y dan buenos resultados en la medida en que los dise?adores buscan bien y encuadran las im¨¢genes con habilidad. En este caso, hay una imagen que impresiona, y un buen corte que centra nuestra mirada. Bonus: es otra muestra de que lo bien que funcionan las cubiertas con gamas crom¨¢ticas escuetas. Ilustraci¨®n de Eckart Hahn.
Vatio, de A. J. Uss¨ªa (Coba fina). El amarillo es un im¨¢n para la vista, y este potente dise?o usa con habilidad sus tres colores para maximizar el impacto. El dibujo es una buena traducci¨®n del v¨¦rtigo de las noches madrile?as. Ilustraci¨®n de Silja G?tz.
La muela, de Rosario Villajos (Aristas Mart¨ªnez). En la ilustraci¨®n de esta cubierta pasan muchas cosas, quiz¨¢ demasiadas, pero hay tantas capas narrativas que parece una historia en s¨ª misma. Y no puedes parar de mirarla. Ilustraci¨®n de Rosario Villajos.
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