A?o Nuevo en el Misisipi
Nada hac¨ªa pensar que ¡®Las aventuras de Tom Sawyer¡¯, un prodigio de humor, aventuras picarescas, color local y s¨¢tira social, llegar¨ªa a ser elemento b¨¢sico de la educaci¨®n de los j¨®venes norteamericanos
1. Tom Sawyer
Creo que he contado alguna vez que una de las cosas que m¨¢s me llamaron la atenci¨®n durante mi ya lejan¨ªsimo viaje por Misisipi en pos de las huellas de William Faulkner fue encontrarme en Natchez, con 40 grados a la sombra y una humedad que se condensaba hasta casi convertirse en plasm¨¢tica, una de esas Christmas shops en las que, en cualquier ¨¦poca, puede adquirirse todo tipo de motivos navide?os. Me he vuelto a acordar de aquella tienda, atiborrada de santas de todos los tama?os, de mu¨¦rdago artificial y de intempestivos deseos de Merry Christmas impresos sobre cart¨®n plateado, a la hora de sugerirles un libro verdaderamente sure?o para que los Reyes ¡ª?ellos s¨ª, aut¨¦nticos em¨¦ritos tras 2.000 a?os trabajando¡ª les traigan de regalo a sus hijos adolescentes: Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain. No es un libro cualquiera, sino una de las obras maestras fundacionales de la literatura estadounidense. El mecanoscrito (fue la primera novela americana escrita mec¨¢nicamente) fue publicado en 1876; nada hac¨ªa pensar que este libro, un prodigio de humor, aventuras picarescas, color local y s¨¢tira social, llegar¨ªa a ser elemento b¨¢sico de la educaci¨®n de los j¨®venes norteamericanos y una influencia indeleble en gran parte de la literatura posterior. La novela, que, tras el fracaso inicial, pronto fue pirateada (Twain tuvo conflictos con los editores toda su vida) y vendida profusamente, cuenta las peripecias de un muchacho rebelde, astuto y pol¨ªticamente incorrecto, y de sus amigos ¡ª?su secuela, Las aventuras de Huckleberry Finn, se public¨® en ?1884¡ª. Edelvives ha publicado una nueva y preciosa edici¨®n de esta novela inmortal (traducci¨®n de Doris Rolfe y pr¨®logo de Manuel Vilas) con ilustraciones (hermosas, pero quiz¨¢s un punto blandas para Tom Sawyer) de Antonio Lorente, que tambi¨¦n hab¨ªa dibujado para la misma editorial Ana la de tejas verdes (1908), de la canadiense Lucy Maud Montgomery, una obra para j¨®venes pionera en la historia literaria del empoderamiento femenino. Como acompa?amiento para padres de Las aventuras de Tom Sawyer recomiendo vivamente La vida en el Misisipi (Reino de Cordelia, traducci¨®n de Susana Carral), de Mark Twain, una cr¨®nica detallada, ilustrada con los grabados originales de las primeras ediciones y llena de sustanciosas an¨¦cdotas, personajes y leyendas del universo sure?o que reflejan las dos obras maestras del gran autor norteamericano.
2. Peque?os
Para los peque?os a¨²n no perdidamente abducidos por las pantallas, la magia de la lectura no se concibe sin el papel. Los m¨¢s infantiles disfrutar¨¢n sobre todo con el cl¨¢sico (1954) Dos ositos (Kalandraka, traducci¨®n de Xos¨¦ Ballesteros), de Ylla (seud¨®nimo de Camilla Koffler), un entra?able relato fotogr¨¢fico, en glorioso blanco y negro, sobre dos hermanos ositos y sus aventuras en el bosque. M¨¢s doctrinal y program¨¢tico es La canci¨®n del cambio (Lumen, traducci¨®n de Nuria Barrios), de la bardo (?existe bardesa?) Amanda Gorman, que resume para ni?os las mismas ideas que expuso en el largo poema de la Inauguration del presidente Biden; bonitas las ilustraciones de Loren Long, pero la doctrina buenista me resulta un poco insoportable. Harry Potter sigue generando regal¨ªas de las formas m¨¢s diversas: en las ¨²ltimas semanas se han publicado, por ejemplo, El cerdito de Navidad, de la propia J. K. Rowling (Salamandra), y El libro de recetas oficial de Harry Potter. La cocina de Hogwarts, de Joanna Farrow, con platos para chefs juveniles principiantes y avanzados.
3. J. D.
El primero de enero de 1919 J(erome) D(avid) Salinger nac¨ªa en Nueva York, donde sus padres, jud¨ªos acomodados que pronto lo ser¨ªan m¨¢s, viv¨ªan en un apartamento en North Harlem. Ya s¨¦ que a estas alturas parece una obviedad recomendar libros del autor de El guardi¨¢n entre el centeno (1951), pero a m¨ª no me importar¨ªa volver a los 15 o 16 a?os y tener el coraz¨®n a punto de estallar de pura alienaci¨®n adolescente a cambio de que alguien me regalara la novela para volverla a leer como la le¨ª entonces. Pi¨¦nsenlo cuando contemplen a sus hijos de esas edades y con hambre de mundo. Salinger no escrib¨ªa necesariamente sus cuentos para j¨®venes (aqu¨ª, g¨¦nero epiceno), pero tengo para m¨ª que nadie los entiende mejor que ellos. Lo digo para que en estos d¨ªas recuerden tambi¨¦n que Alianza sigue teniendo en cat¨¢logo, en traducci¨®n de la estupenda Carmen Criado, sus cuatro libros esenciales: la novela mencionada, los Nueve cuentos (1953; entre ellos esa obra maestra que es ¡®Para Esm¨¦, con amor y sordidez¡¯), Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour, una introducci¨®n (1961) y Franny y Zooey (1963). Son lecturas que, como le pas¨® a usted mismo, improbable lector/a que se dispone a empezar un nuevo a?o, nunca olvidar¨¢n del todo.
4. Libertinajes
La publicaci¨®n por Reino de Cordelia del Coloquio de las damas (1547), de Pietro Aretino, un largo di¨¢logo entre putas que ofrece una inigualable perspectiva sobre los burdeles romanos del Renacimiento, me abri¨® el apetito por un subg¨¦nero que no suele aparecer en las historias de la literatura. El editor me envi¨® despu¨¦s los muy expl¨ªcitos Sonetos lujuriosos, tambi¨¦n de Aretino (en estupenda y guarrindonga traducci¨®n de Luis Alberto de Cuenca y Adri¨¢n J. S¨¢ez), compuestos para ilustrar los grabados de posturas sexuales de Giulio Romano y Marcantonio Raimondi. Por ¨²ltimo, me le¨ª Th¨¦r¨¨se fil¨®sofa (1748; atribuida a Jean Baptiste Boyer, marqu¨¦s de Argens), una novela pornogr¨¢fica de las que se publicaron en el Siglo de las Luces y en cuya trama pueden rastrearse elementos de la Ilustraci¨®n m¨¢s extrema (materialismo, ate¨ªsmo), as¨ª como una profunda cr¨ªtica a la represi¨®n sexual de las mujeres propiciada por la Iglesia. La ha publicado Laetoli en su meritoria serie Los Ilustrados.
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