En el museo de los arrebatos: el arte intrigante de Liliana Porter se expone en Madrid
Una antol¨®gica de la artista argentina en la Casa de la Moneda recorre todo su trabajo gr¨¢fico, marcado por la yuxtaposici¨®n de objetos cotidianos y la creaci¨®n de situaciones

Qu¨¦ buen¨ªsimo sitio es la Casa de la Moneda para una exposici¨®n de Liliana Porter. Qu¨¦ gusto ir as¨ª a un museo, una ma?ana de domingo, como se iba antes: acercarse a esa zona un poco a trasmano, pisar parqu¨¦s olorosos y crujientes, subir a un tercer piso luminoso de sol, perderse un poco, pasar de largo anticuados frisos aleg¨®ricos de escayola dorada, entrever t¨®rculos, prensas y cecas decimon¨®nicos, entre misteriosos y pl¨²mbeos. Sin colas ni controles de aeropuerto, con visitantes sueltos y con familias de madrile?os con carritos y ni?os (esta exposici¨®n, el d¨ªa que yo estuve, encantaba a los ni?os, claro, y los vigilantes de las salas echaban el rato explic¨¢ndosela y charlando con ellos).
A estas alturas, tras 60 a?os de trabajo, Liliana Porter es ya una cl¨¢sica moderna indiscutible. Tanto como para que en un documental sobre ella la cr¨ªtica argentina Mar¨ªa Paula Zacharias observe que de muchas situaciones y objetos cotidianos puede decirse ¡°esto es muy Porter¡±. Y desde luego lo es la atm¨®sfera peculiar y cargada de las salas de la Casa de la Moneda, muy lejos de la pretenciosidad de megamuseos instagrameables y de la asepsia internacional de cubos blancos intercambiables. Un museo con aire de ir a su aire que se ajusta como anillo al dedo a la exposici¨®n y a la artista: tiene su misma coloratura emocional, oblicua y elusiva, su mismo leve humor que va en serio. Visitarlo sali¨¦ndose del circuito habitual es ya una interesante ¡°situaci¨®n¡±, como las que ella misma titula as¨ª y arma en muchas de sus instalaciones, performances, bodegones, cortometrajes y hasta obras de teatro: a base de la yuxtaposici¨®n intrigante, entre humorosa y melanc¨®lica, de t¨¦cnicas dispares y objetos desparejos, mu?ecos antiguos, viejas postales, cachivaches diversos.

Agust¨ªn P¨¦rez Rubio aprovecha a fondo la textura del espacio para comisariar una meditada y concisa antolog¨ªa. Propone hilar una producci¨®n de d¨¦cadas a partir del trabajo seminal de Porter con el grabado y la obra gr¨¢fica. Es fundamental para ella desde que, reci¨¦n llegada de Argentina, fund¨® con Luis Camnitzer y Jos¨¦ Guillermo Castillo en 1965 The New York Graphic Workshop, en la misma ciudad donde vivir¨ªa durante d¨¦cadas. Corr¨ªan los a?os del conceptual m¨¢s hardcore y Porter pel¨® la t¨¦cnica de sus asociaciones anticuadas con el virtuosismo y el preciosismo para centrarse en sus capacidades de reproducci¨®n indefinida, su sequedad antidram¨¢tica, sus implicaciones democr¨¢ticas (y pol¨ªticas). A partir de ah¨ª, y a?adiendo peque?as instalaciones, dibujos e inclasificables poemas visuales a base de objetos encontrados, se arma el recorrido por las salas alrededor de temas fundamentales y recurrentes para Porter: los gestos y sus rastros, los bodegones, vanitas y naturalezas muertas, las emboscadas y trampantojos de la representaci¨®n.
Y el tiempo, por supuesto, que siempre le ha obsesionado: c¨®mo representarlo, aprehenderlo, evocarlo, c¨®mo traducir su naturaleza simult¨¢nea a nuestro lenguaje lineal, a nuestra manera irremediablemente sucesiva de vivirlo. Est¨¢ muy bien por eso que las salas eviten el orden cronol¨®gico de la retrospectiva al uso y propongan un recorrido circular, a favor o a contrapelo de las agujas del reloj (lo mejor es hacerlo de ambas formas). Para quien no conociera hasta ahora el trabajo de Porter, una obra como Situaci¨®n con conejo levitando (2008) es un buen emblema y compendio: sobre una abstracta superficie blanca, como en una misteriosa y burlona pintura de Historia, se esparcen ca?ones y soldados de juguete que parecen gigantes por contraste con otros a¨²n m¨¢s diminutos, caballos y jinetes perdidos en la nieve, mara?as de hilo, mu?equitos de infancia tan cargados de aura y de significado latente que recuerdan a los ¨¢lbumes de cromos y la Betty Boop de trapo que induc¨ªan al ¨¦xtasis a Eusebio Poncela y Cecilia Roth en Arrebato. La peli de Zulueta exploraba un mismo camino de ir¨¢s y no volver¨¢s y trazaba el mapa de un territorio parecido y g¨¦lido, lleno de seducciones y de peligros. Podemos tambi¨¦n nosotros pasarnos horas mirando las obras de Porter, arrebatados como de ni?os.

En aquel mismo documental, Porter dice que otro de los asuntos fundamentales de su trabajo es la tensi¨®n entre la realidad y su representaci¨®n, entre ¡°las palabras y las cosas¡±. Cita as¨ª veladamente, muy a su manera, el t¨ªtulo del libro de Foucault que usaba como ep¨ªgrafe en aquel Emporio celestial de conocimientos ben¨¦volos imaginado por Borges, la enciclopedia china ficticia e inefable que clasificaba a los animales en ¡°(a) pertenecientes al emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificaci¨®n, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel fin¨ªsimo de pelo de camello, (l) etc¨¦tera, (m) que acaban de romper el jarr¨®n, (n) que de lejos parecen moscas¡±. Y ese listado de cosas incongruentes, imposiblemente yuxtapuestas, parece tambi¨¦n un cat¨¢logo razonado de la obra de Porter.
Ella misma ha citado a menudo a Borges en su trabajo y comparte con ¨¦l una misma noci¨®n del tiempo especular y circular, una misma extra?eza ante las cosas cotidianas que se vuelven irreales y fantasmag¨®ricas a poco que uno las saque de su contexto y las mire detenidamente. Es la misma mirada, la misma manera de estar en el mundo, la misma comprensi¨®n instintiva de la simultaneidad y la ausencia de jerarqu¨ªas de todo lo real que todos tuvimos de ni?os y perdimos al hacernos adultos. Baudelaire dec¨ªa que el genio no es otra cosa que ¡°la infancia recuperada a voluntad¡±, y por ah¨ª van los tiros de la obra de Porter: enigm¨¢tica y magn¨¦tica, nos recuerda que s¨®lo mediante el arte podemos recuperar la absoluta seriedad con la que jug¨¢bamos y viv¨ªamos de ni?os.
¡®Huellas y vestigios, Liliana Porter¡¯. Casa de la Moneda. Madrid. Hasta el 9 de marzo.
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