Qu¨¦ ser¨ªa hoy del maldito An¨ªbal N¨²?ez
El poeta salmantino, que muri¨® en 1987 v¨ªctima de las drogas, resurge en la actualidad en antolog¨ªas y monogr¨¢ficos
Como saben de mi debilidad por los raros, no son pocos los amigos o conocidos que hace tiempo me vienen sugiriendo sumergirme en la procelosa vida del difunto poeta salmantino An¨ªbal N¨²?ez (1944-1987). Por si tengo alguna tentaci¨®n, tambi¨¦n han sido varias las personas que amablemente me han advertido del terreno a pisar.
An¨ªbal muri¨® como otros hijos de la burgues¨ªa ilustrada, de la progres¨ªa, cuyos herederos no sobrevivieron a sus progenitores. Lo natural, lo biol¨®gico, es que los hijos ...
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Como saben de mi debilidad por los raros, no son pocos los amigos o conocidos que hace tiempo me vienen sugiriendo sumergirme en la procelosa vida del difunto poeta salmantino An¨ªbal N¨²?ez (1944-1987). Por si tengo alguna tentaci¨®n, tambi¨¦n han sido varias las personas que amablemente me han advertido del terreno a pisar.
An¨ªbal muri¨® como otros hijos de la burgues¨ªa ilustrada, de la progres¨ªa, cuyos herederos no sobrevivieron a sus progenitores. Lo natural, lo biol¨®gico, es que los hijos den sepultura a los padres y no al rev¨¦s. La muerte de un descendiente es dif¨ªcil de superar, deja una marca insondable. Si la p¨¦rdida de un ser querido siempre conlleva sentimiento, pena, congoja, duelo, la extinci¨®n de un ser parido acarrea todav¨ªa m¨¢s dolor. Tenemos los casos de Eduardo Haro Tecglen y Pilar Yvars Tecglen, Carlos Castilla del Pino y Encarna Plaza, Alberto Oliart y Carmen Delgado de Torres, Rafael S¨¢nchez Ferlosio y Carmen Mart¨ªn Gaite, Jos¨¦ ?ngel Valente y Emilia Palomo, Juan Jos¨¦ Arnedo y Elena Soriano, Pedro Casariego Hern¨¢ndez-Vaquero y Mar¨ªa del Carmen C¨®rdoba, Jos¨¦ N¨²?ez Larraz y ?ngela San Francisco. Algunos hijos no pudieron crecer a la sombra del apellido paterno; unos temieron defraudar al padre, no estar a la altura; otros eligieron la extinci¨®n o el camino del descarr¨ªo.
En la Espa?a de los ochenta no era dif¨ªcil caer en el extrav¨ªo. Corr¨ªan todo tipo de venenos y adicciones. Ya no bastaba con el consumo de hach¨ªs o marihuana de d¨¦cadas pasadas, hab¨ªa distintas drogas de prestigio que se consum¨ªan en determinados cen¨¢culos. Y otras m¨¢s duras como la hero¨ªna. Dos v¨ªctimas de los excesos fueron los poetas Eduardo Haro Ibars (Madrid, 1948-1988) y An¨ªbal N¨²?ez, dos paradigmas de ese tiempo.
El padre de An¨ªbal, Jos¨¦ N¨²?ez Larraz, era propietario de una peque?a librer¨ªa y una imprenta, adem¨¢s de comunista manifiesto y fot¨®grafo en la ciudad a orillas del Tormes; suyas son las instant¨¢neas que ilustran Tus amigos no te olvidan (1975), de Luis Carandell. Su hijo An¨ªbal ¡ª?fueron tres hermanos¡ª era poeta, pintor y grabador. Tuvo un muy buen amigo tambi¨¦n salmantino ¡ªnaci¨® dos d¨ªas antes, el 30 de octubre¡ª y poeta: Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n, cuyo primer libro, titulado El jornal (1965), sali¨® de la imprenta Artes Gr¨¢ficas V¨ªtor, de los N¨²?ez, con una acuarela en la cubierta de An¨ªbal y una fotograf¨ªa en el interior del padre de ¨¦ste. Pero Ull¨¢n en 1966 se fue a Par¨ªs y An¨ªbal se qued¨® en Salamanca, a la que guard¨® fidelidad (¡°No, aqu¨ª nada es disperso: aqu¨ª callamos / todos alrededor de un m¨¢rmol nada m¨ªtico / pensando en los viajes que no haremos¡±). Sin embargo, An¨ªbal viaj¨® una vez a Par¨ªs para ver a su amigo. Ull¨¢n, que trabajaba en la ORTF, era padre de dos hijas y se hab¨ªa mudado a una casa m¨¢s grande en Chaville. An¨ªbal se person¨® sin avisar en la estaci¨®n hom¨®nima y all¨ª esper¨® sentado en el and¨¦n la aparici¨®n de su colega.
Cuando sali¨® la antolog¨ªa de los nov¨ªsimos, en 1970, An¨ªbal ya hab¨ªa publicado con ?ngel S¨¢nchez 29 poemas. Hay quien sostiene que N¨²?ez envi¨® al ant¨®logo Castellet el libro a dos manos, pero fue excluido. Como lo fue Ull¨¢n. Entonces llega la autoexclusi¨®n, el desprecio por el reconocimiento. An¨ªbal se convierte en un solitario, un esteta sin modelo a imitar. Su orfebrer¨ªa po¨¦tica produce F¨¢bulas dom¨¦sticas (1972), con pr¨®logo de Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n. Siempre abrigado con trenca y pana, An¨ªbal se carcajeaba de los progres salmantinos, renegaba de la revoluci¨®n (¡°Querido compa?ero / si antes de la hora de los vinos / hac¨¦is vuestra inminente / revoluci¨®n / no dejes de avisarme, te lo ruego / para que pueda verla / desde el balc¨®n¡±).
Finalizados sus estudios de Filolog¨ªa Moderna, secci¨®n de Franc¨¦s, en la Universidad de Salamanca, An¨ªbal se desplaz¨® a C¨¢ceres para dar clases en un instituto, pero abandon¨® pronto por indisciplina. Durante a?os mantuvo una relaci¨®n tormentosa con una chica gallega, Isabel, quien acab¨® dej¨¢ndole y march¨¢ndose de la ciudad (¡°Has ganado, mujer, y tus trofeos / (un coraz¨®n maltrecho una cabeza / hecha trizas) lo anuncian: has perdido / (coraz¨®n y cabeza que te amaran)¡±).
Siempre apurado econ¨®micamente, Miguel Casado le proporcion¨® un limitado trabajo de lector en la colecci¨®n Barrio de Maravillas, que editaba la Junta de Castilla y Le¨®n. An¨ªbal hac¨ªa los informes de lectura por tel¨¦fono.
Tanto Ull¨¢n como N¨²?ez se dedicaron poemas. An¨ªbal rese?¨® en El Adelanto la aparici¨®n de Soldadesca (1979). Iniciada la d¨¦cada de los ochenta, Ull¨¢n dio una conferencia en Salamanca y, con el deseo de que su amigo pudiera lograr algunos ingresos, le pidi¨® al organizador, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, que fuese el presentador. Pero ¨¦ste convoc¨® a sus huestes salmantinas para que hicieran un alegato contra los que dejaron la provincia para triunfar fuera.
Qui¨¦n le iba a decir a An¨ªbal que estar¨ªa en la colecci¨®n Letras Hisp¨¢nicas de C¨¢tedra y con antolog¨ªas y monogr¨¢ficos publicados. Lo oscuro atrae, la locura fascina, el fracaso subyuga tanto como el ¨¦xito. ¡°El fracaso es la m¨¢s resplandeciente victoria¡± (Leopoldo Mar¨ªa Panero, en El desencanto).
¡®La vida da?ada de An¨ªbal N¨²?ez¡¯ (Delirio), de Fernando R. de la Flor.
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