Los nov¨ªsimos vuelven a ser nuevos
El festival Cosmopo¨¦tica rinde homenaje a la revolucionaria generaci¨®n del 68


¡°?Tiene algo de Leopoldo Mar¨ªa Panero?¡± El dependiente de la librer¨ªa Luque pone cara de asombro al ver al poeta preguntar por sus libros. El asombro se duplica cuando a?ade ¡°soy yo¡± antes de llevarse ¡ªcon descuento¡ª su edici¨®n de Matem¨¢tica demente, de Lewis Carroll. Panero lleva nueve a?os en el psiqui¨¢trico de Las Palmas, pero ha venido a C¨®rdoba para participar en el ciclo que el festival Cosmopo¨¦tica dedica hasta el domingo a los nov¨ªsimos.
El autor de El ¨²ltimo hombre, cuya conversaci¨®n es un alarde de memoria y delirio, lleg¨® el martes para asistir a una proyecci¨®n de El desencanto, la pel¨ªcula sobre su familia que Jaime Ch¨¢varri film¨® en 1976. La sesi¨®n no fue del todo bien: ¡°No se pod¨ªa fumar¡±, dice contrariado. Y a?ade: ¡°Despu¨¦s de tantos a?os [la continuaci¨®n de 1994, a cargo de Ricardo Franco] me gusta m¨¢s. Por la m¨²sica y los colorines. La otra es m¨¢s fr¨ªa. Jos¨¦ Mar¨ªa, ?puedo decir unos versos tuyos?¡±.
Jos¨¦ Mar¨ªa es Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez, sentado a su lado en la terraza del hotel en que se alojan. Los dos eran unos veintea?eros cuando Josep Maria Castellet los incluy¨® en Nueve nov¨ªsimos poetas espa?oles, la antolog¨ªa que en 1970 sacudi¨® el panorama literario. Am¨¦n de certificar la defunci¨®n de la poes¨ªa social, aquella selecci¨®n era un collage de surrealismo, culturalismo y cosmopolitismo. ¡°S¨®lo quedamos vivos / Sobre la ciudad kaputt / Johann Sebastian Bach y yo / Y los dos muy borrachos¡±, dicen los versos de ?lvarez que Panero recita con voz nasal antes de hacer lo mismo con un poema de Antonio Mart¨ªnez Sarri¨®n, otro de los antologados junto a jovenzuelos como Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, Guillermo Carnero, Ana Mar¨ªa Moix, F¨¦lix de Az¨²a, Vicente Molina Foix y Pere (entonces Pedro) Gimferrer.
¡°La antolog¨ªa fue una conmoci¨®n¡±, recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez, ¡°pero no s¨¦ si por razones estrictamente literarias. Hab¨ªa voces nuevas, algunas muy poderosas ¡ªGimferrer, Leopoldo¡ª, pero confluyeron otros factores: que era de Castellet [autor de la antolog¨ªa que agrup¨® a la generaci¨®n del 50], que lo lanz¨® la editorial de Carlos Barral¡ y la etiqueta. La etiqueta fue el acierto. Se vio enseguida con los profesores y con la prensa¡±. En efecto, nueve nov¨ªsimos fue una marca sonora y pegadiza. Tanto que durante a?os el d¨¦cimo nov¨ªsimo fue la versi¨®n local del quinto beatle. ¡°Barral me dijo que nueve sonaba mejor que 10¡±, cuenta Marcos-Ricardo Barnat¨¢n reproduciendo una explicaci¨®n que no convenci¨® a autores como Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n, que descalific¨® el libro como ejemplo de una poes¨ªa ¡°esteticista y neodecadente a tono con los balbuceos precapitalistas de un pa¨ªs mentalmente medieval¡±. Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, la famosa ¡°etiqueta¡± se extiende a una generaci¨®n que algunos de sus estudiosos prefieren llamar del 68. A Luis Alberto de Cuenca la fecha tambi¨¦n le parece m¨¢s precisa que el superlativo: ¡°Aquellas barricadas de Par¨ªs supon¨ªan tambi¨¦n un post-algo: el postmarxismo, cierta postmodernidad¡ Tambi¨¦n en nosotros hab¨ªa algo de postura post¡±.
De Cuenca, como Luis Antonio de Villena, Jenaro Talens, Clara Jan¨¦s, Jaime Siles, Antonio Carvajal o Antonio Colinas, es uno de los nombres ajenos a la selecci¨®n de Castellet que hoy no faltan en las antolog¨ªas. ¡°Los mejores de mi generaci¨®n son Colinas y Gimferrer¡±, apunta Panero, que, al ver a este ¨²ltimo salir del hotel, le dice: ¡°Pere, t¨² eres mi maestro¡±.
Cuando se public¨® Nueve nov¨ªsimos, un precoc¨ªsimo Gimferrer hab¨ªa ganado ya, a los 21 a?os, el Premio Nacional de Literatura por Arde el mar (1966). Saludado Panero, ¨¦l mismo comenta un poema suyo en uno de los talleres de Cosmopo¨¦tica. Cuando se aborda la s¨ªntesis entre alta y baja cultura como una de las aportaciones de su generaci¨®n, matiza: ¡°Eso empieza, como m¨ªnimo, con Alberti¡±. Y m¨¢s tarde: ¡°En arte no hay progreso. No hay nada mejor que las cuevas de Altamira¡±. ?Cu¨¢l fue la aportaci¨®n espec¨ªfica de aquel heterog¨¦neo grupo? ¡°Mmm. Es una pregunta para un historiador¡±.
Juan Jos¨¦ Lanz, autor de Antolog¨ªa de la poes¨ªa espa?ola. 1960-1975 (Espasa), responde a la pregunta horas despu¨¦s: ¡°La generaci¨®n del 68 puso al d¨ªa la cultura espa?ola mirando a Europa. Hicieron con la poes¨ªa lo que Luis Mart¨ªn-Santos con la novela. La ruptura est¨¦tica lo fue tambi¨¦n pol¨ªtica y social. Los nov¨ªsimos fueron una de las formas del llamado franquismo pop. Siempre recuerdo que en 1968 se abri¨® en Barcelona el primer drugstore de Espa?a¡±. Lanz public¨® su selecci¨®n en 1997, cuando todo empezaba a ser historia: ¡°La de Castellet fue una antolog¨ªa-manifiesto, como la de Gerardo Diego para el 27¡±. El tiempo se encarg¨® de ampliar la n¨®mina y de recuperar a autores como An¨ªbal N¨²?ez, Diego Jes¨²s Jim¨¦nez, Miguel D¡¯Ors o Eloy S¨¢nchez Rosillo. Cuando en 1985 Luis Alberto de Cuenca obtuvo el Premio de la Cr¨ªtica por La caja de plata, un libro que ¨¦l calific¨® como de ¡°l¨ªnea clara¡±, el p¨¦ndulo est¨¦tico volv¨ªa al realismo. ¡°En la juventud se tiende a la oscuridad¡±, explica De Cuenca. ¡°En la madurez la poes¨ªa se va desnudando¡±. Otra cosa es, clara o cr¨ªptica, la funci¨®n de la poes¨ªa. Panero no duda: ¡°?Para qu¨¦ sirve? Para ganar dinero¡±. ?Se gana? ¡°Yo s¨ª. Hay editores que me han pagado un libro y no lo han publicado. Luego dicen que el loco soy yo¡±.
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