La historia del oc¨¦ano contada por una gota de agua
De la rueda al chocolate, una avalancha de t¨ªtulos demuestra que hay una manera de contar el pasado m¨¢s centrada en la vida cotidiana que en las gloriosas haza?as de los poderosos
La profunda renovaci¨®n historiogr¨¢fica que se produjo en el periodo de entreguerras (a partir de la aparici¨®n de la Escuela de los Annales, la asimilaci¨®n y desarrollo de la historiograf¨ªa marxista y el despliegue de la historia cuantitativa y serial) provocar¨ªa tiempo despu¨¦s la irrefrenable expansi¨®n del territorio del historiador, que ver¨ªa ampliarse exponencialmente sus objetos de estudio. Sin desde?ar las tem¨¢ticas m¨¢s cl¨¢sicas (las pol¨ªticas e institucionales), la historia incorporar¨ªa otras ...
La profunda renovaci¨®n historiogr¨¢fica que se produjo en el periodo de entreguerras (a partir de la aparici¨®n de la Escuela de los Annales, la asimilaci¨®n y desarrollo de la historiograf¨ªa marxista y el despliegue de la historia cuantitativa y serial) provocar¨ªa tiempo despu¨¦s la irrefrenable expansi¨®n del territorio del historiador, que ver¨ªa ampliarse exponencialmente sus objetos de estudio. Sin desde?ar las tem¨¢ticas m¨¢s cl¨¢sicas (las pol¨ªticas e institucionales), la historia incorporar¨ªa otras hasta entonces inimaginadas, como ser¨ªan la cultura popular, el libro y la lectura, la imagen y la propaganda, la fiesta, las creencias, la magia o las mentalidades colectivas (donde entrar¨ªan los sentimientos: el amor, el miedo, la muerte). Entre esos nuevos campos de investigaci¨®n se abrir¨ªan paso dos estrechamente ligados, el de la cultura material y el de la vida cotidiana.
El gran historiador franc¨¦s Fernand Braudel hab¨ªa sido pionero de estas nuevas corrientes a partir de su obra Civilisation mat¨¦rielle, ¨¦conomie et capitalisme (de 1967 y, ampliada, de 1979), la primera parte de la cual (bajo el ep¨ªgrafe de ¡®Las estructuras de lo cotidiano¡¯) inclu¨ªa el pan de cada d¨ªa, la comida y la mesa (enriquecida con las nuevas especias), la bebida (tambi¨¦n con los nuevos destilados como el ron y otros licores), los excitantes venidos de mundos ex¨®ticos (el tabaco, el t¨¦, el caf¨¦ y el chocolate), la casa y el mobiliario, el vestido y la moda, y as¨ª sucesivamente. Sin embargo, hab¨ªa que dar un paso m¨¢s e incluir junto a esa cultura material otros ¨¢mbitos de la vida cotidiana, que quedar¨ªan definidos por otros dos grandes historiadores franceses, Georges Duby y Philippe Ari¨¨s, en la edici¨®n en cinco vol¨²menes de su Histoire de la vie priv¨¦e, aparecida en 1986, donde figuraban el concepto de civilidad, la organizaci¨®n de las habitaciones privadas (con los petits appartements tan caracter¨ªsticos del siglo XVIII), los avances de la higiene personal (los cuartos de ba?o, los tocadores, los excusados), la intimidad amorosa (ce?ida a la alcoba), el papel de la compostura f¨ªsica y de la cosm¨¦tica, los juegos de mesa, el arte de la conversaci¨®n en las veladas con los familiares y los amigos, el placer de la escritura privada (memorias y diarios) y, en contrapunto, los espacios para los espect¨¢culos p¨²blicos (incluyendo los paseos donde se practica el polite walking de los grupos m¨¢s sofisticados) o los ¨¢mbitos de sociabilidad (las casas de tolerancia, las logias, los clubes, las tabernas, los caf¨¦s y los salones, estos ¨²ltimos los m¨¢s apropiados para las tertulias literarias o pol¨ªticas).
De ah¨ª la actual proliferaci¨®n de monograf¨ªas (unas con ingente documentaci¨®n in¨¦dita de base, otras como obras de divulgaci¨®n de tem¨¢ticas poco conocidas del gran p¨²blico), de las cuales podemos entresacar algunas recientemente publicadas, dejando a las afueras muchas otras como, por ejemplo, los vol¨²menes publicados en Espa?a como fruto de proyectos de investigaci¨®n colectivos o en miscel¨¢neas en homenaje a algunos de los m¨¢s asiduos cultivadores del g¨¦nero en nuestras tierras, como el volumen coordinado por Gloria Franco, Inmaculada Arias de Saavedra y Ofelia Rey y ofrecido a Mar¨ªa ?ngeles P¨¦rez Samper en 2021 (El telar de la vida: tramas y urdimbres de lo cotidiano).
Empezaremos por el agua, en raz¨®n de su trascendencia como elemento esencial para la aparici¨®n y la conservaci¨®n de la vida. A su historia desde sus remotos or¨ªgenes (la reacci¨®n entre el hidr¨®geno y el ox¨ªgeno a partir del material generado por la muerte de las primeras estrellas) hasta su situaci¨®n actual (donde es un bien tan necesario como escaso y amenazado) le ha consagrado un extenso libro Giulio Boccaletti, prestigioso investigador de cuestiones medioambientales y reconocido experto en la gesti¨®n de recursos naturales. Ahora bien, para adentrarse en el libro, primero hay que entender bien el enfoque del autor, que concibe su exposici¨®n como la de la relaci¨®n entre el elemento natural con las instituciones, es decir, como una historia pol¨ªtica de los recursos h¨ªdricos, evitando en cualquier caso una interpretaci¨®n ¡°estrictamente determinista¡±: el agua no ha determinado la forma de las instituciones, pero las instituciones s¨ª nacieron para que las sociedades pudiesen intervenir en su imprescindible gesti¨®n. S¨®lo aceptando esta perspectiva pueden aprovecharse las ense?anzas de esta obra ambiciosa y bien documentada.
Para Boccaletti, las instituciones nacieron para poder intervenir en la esencial gesti¨®n del agua
Algunas sociedades nacieron por y para el agua, como ocurri¨® con los pueblos del creciente f¨¦rtil, cuya acci¨®n sobre el ?ufrates y el Tigris produjo la revoluci¨®n neol¨ªtica, o como ocurri¨® en el Antiguo Egipto, que naci¨® justamente en contacto con el agua, ya que fue, como dijera Her¨®doto, un ¡°don del Nilo¡±. A partir de ah¨ª nos encontramos con una historia universal de la utilizaci¨®n del agua por los Estados desde la Antigua Grecia hasta nuestros d¨ªas. Esta historia, que abarca tres milenios y se extiende por los cinco continentes, tiene naturalmente sus crecidas y sus remansos, con experiencias estelares, como la de los Pa¨ªses Bajos en los tiempos modernos, la transformaci¨®n de la geograf¨ªa h¨ªdrica en la frontera occidental de Estados Unidos, la revoluci¨®n hidrogr¨¢fica del siglo XX, la utilizaci¨®n de los recursos h¨ªdricos para la industrializaci¨®n pesada y la colectivizaci¨®n agr¨ªcola en la Rusia de Stalin, y as¨ª sucesivamente, hasta llegar a la actual carest¨ªa de este elemento esencial para la vida, situaci¨®n que plantea uno de los grandes retos de nuestro futuro.
Seg¨²n las palabras del escritor y ensayista franc¨¦s Rapha?l Meltz, la historia de la rueda no es una simple cuesti¨®n tecnol¨®gica, sino que ¡°es una historia de la civilizaci¨®n, de la rueda en el coraz¨®n de la humanidad, de la rueda como indicador de la noci¨®n de progreso, como pieza central de un mundo occidental triunfante, seguro de su visi¨®n evolutiva¡±. Y a partir de ah¨ª nos confronta con algunas problem¨¢ticas anejas a la aparici¨®n (o no) de la rueda en las distintas ¨¦pocas y en los distintos mundos.
De los vestigios m¨¢s antiguos surge la convicci¨®n de que las primeras representaciones de estos artefactos se remontan al cuarto milenio antes de Cristo, tanto en Sumeria como en Polonia (a partir del vaso de Bronocice, hallado a 40 kil¨®metros de Cracovia), as¨ª como la constataci¨®n de que los faraones no contaron con la rueda para la construcci¨®n de las pir¨¢mides, mientras que los hicsos pudieron vencer a los egipcios (hacia el a?o 1700 antes de nuestra era) gracias a disponer de carros de combate sobre ruedas y de que su utilizaci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica se produjo con la sustituci¨®n por parte de los pueblos celtas de la rueda compacta por la rueda con radios (en el ¨²ltimo tercio del primer milenio antes de nuestra era). De ah¨ª pasamos a los mundos sin ruedas, particularmente al caso de la Am¨¦rica precolombina, pregunt¨¢ndose el autor si su ausencia se debi¨® a una carencia real o a un rechazo cultural, y si ello representaba un aut¨¦ntico atraso en sociedades tan avanzadas en otros campos como fueron la maya o la azteca. En cualquier caso, posiblemente sea cierto que el conocimiento de la rueda dio superioridad a los europeos sobre los mundos de Oriente Pr¨®ximo y los mundos de Am¨¦rica, y con seguridad la rueda se ha impuesto como un instrumento de progreso a nivel mundial. Aunque quiz¨¢s este progreso en el futuro descanse sobre el desplazamiento en veh¨ªculos sin ruedas, concluye el autor.
Bien conocida en general la historia del textil, la escritora y periodista Virginia Postrel nos ofrece una s¨ªntesis posible y plausible de una tem¨¢tica tan compleja como es la de la fabricaci¨®n y distribuci¨®n de las telas, tratando en profundidad la variedad de las fibras (lana, lino, seda, algod¨®n) y de los tintes (a?il o ¨ªndigo, p¨²rpura, cochinilla, palo brasil), los procesos del hilado y el tejido (tareas dejadas en manos de las mujeres hasta su definitiva mecanizaci¨®n), el papel de los comerciantes (aqu¨ª focalizado en el ejemplo de las ciudades italianas del Renacimiento), las preferencias de los consumidores (y de las trabas opuestas desde el poder, como la prohibici¨®n de los calicoes o indianas) o las innovaciones en la elaboraci¨®n y producci¨®n de nuevos tejidos en el siglo XX.
La obra pone especial ¨¦nfasis en el valor inapreciable de la artesan¨ªa textil, en las m¨²ltiples dificultades que entra?an procesos que hoy nos pueden parecer sencillos como la sericicultura o la elaboraci¨®n del algod¨®n, el lento desarrollo de las t¨¦cnicas aplicadas (desde la rueca hasta el telar de Jacquard, sin contar con los adelantos de la revoluci¨®n industrial inglesa), la financiaci¨®n de los cultivos (que a veces implica mano de obra esclava) y las f¨¢bricas (que siempre lleva consigo la aparici¨®n de un proletariado industrial), las preferencias de los consumidores y las trabas impuestas desde el poder (las leyes suntuarias), las innovaciones del siglo XX (el nailon o el poli¨¦ster). En suma, la autora ha tratado (y ha conseguido) de demostrar que ¡°cada trozo de tela encarna la soluci¨®n de innumerables y enrevesados problemas¡±. Y que la aventura de los tejidos implica a toda la humanidad y en la larga duraci¨®n, pues no ¡°pertenece a una sola naci¨®n, raza o cultura ni a un ¨²nico tiempo o espacio¡±; no es ¡°una historia masculina o femenina, ni es una historia europea, africana, asi¨¢tica o americana¡±. El textil nos enfrenta a una historia total.
Tambi¨¦n la historia del chocolate es hoy una de las m¨¢s conocidas, debido sin duda a su extraordinaria difusi¨®n por Europa a partir del siglo XVI hasta llegar a convertirse en el producto gastron¨®mico m¨¢s estimado en el siglo XVIII, en la bebida indispensable en todo hogar que se preciase. El libro de Piero Camporesi, ilustre fil¨®logo, antrop¨®logo e historiador (a quien debemos una monograf¨ªa muy difundida: Il pane selvaggio), se ocupa, junto a otras diversas experiencias gastron¨®micas, magn¨ªficamente ilustradas por una extensa colecci¨®n de referencias literarias, de la evoluci¨®n del chocolate (il brodo indiano) justamente en el Setecientos europeo. Sin entrar en el detalle, es muy interesante estudiar el paso desde el primer chocolate (muy especiado, con vainilla, chile, achiote, pimienta, clavo, nuez moscada, jengibre y an¨ªs, am¨¦n de otros ingredientes) hasta el chocolate ligero (s¨®lo cacao, az¨²car y vainilla), aunque siempre ilustrado por el uso de toda una panoplia de artilugios (la chocolatera, el platillo, la mancerina, la taza y la j¨ªcara) que asemeja su consumo a una suerte de ceremonia del t¨¦ japonesa, al margen del imprescindible acompa?amiento de dulces (yemas, crema tostada, peladillas o almendras garrapi?adas). Es el ¡°chocolate global¡±, retratado en tantas pinturas, como en el bodeg¨®n de Antonio de Pereda del Museo del Ermitage del siglo XVII o las a¨²n m¨¢s espectaculares composiciones de Luis Mel¨¦ndez de la centuria siguiente.
Javier Moscoso vincula el columpio con el amor, las emociones, la violencia, la muerte y la medicina
El columpio es, en principio, un artefacto utilizado sobre todo para el entretenimiento, hasta el punto de que uno lo considera hoy esencialmente como un juego compartido en los jardines por los abuelos y los nietos. Sin embargo, Javier Moscoso, profesor de Investigaci¨®n en el Instituto de Historia del CSIC, nos demuestra con su obra, tan elegante como bien documentada (tanto bibliogr¨¢ficamente como con una excelente selecci¨®n de ilustraciones), que el columpio ha tenido muchos otros usos y que es posible intentar una historia universal del columpio. El columpio se vincula con las emociones (v¨¦rtigo, desorientaci¨®n, angustia), con la violencia y la muerte, con los ritos (como el balanceo ceremonial), con el amor (¡°el balanceo incita al cortejo¡±), con la medicina (el columpio, igual que la mecedora o rocking chair, proporciona remedio para muchas afecciones f¨ªsicas y mentales) o con el sexo, ya que posibilita nuevas posturas en el acto sexual, adem¨¢s de constituir un notable incentivo er¨®tico cuando la mujer que se columpia desboca su escote o ense?a sus piernas, si es que no acepta el contacto de un acompa?ante en sus movimientos, o la presencia de un espectador a sus pies (feliz voyeur a la expectativa de ulteriores favores de la Venus Pendula), como en el famos¨ªsimo cuadro de Jean-Honor¨¦ Fragonard de la Colecci¨®n Wallace de Londres. El columpio se erige as¨ª en s¨ªmbolo del amor como pasi¨®n universal y en elemento propiciatorio del juego, actividad consustancial al Homo (o mulier) ludens.
Menos clara es la vinculaci¨®n con nuestra tem¨¢tica de la ¨²ltima pieza de esta recensi¨®n, dedicada a los umbrales, a las puertas como lugares de paso de un mundo a otro, de lo conocido a lo desconocido, y ello por mucho que las puertas sean una construcci¨®n material y nosotros tengamos que cruzar infinidad de puertas en nuestro quehacer cotidiano. En cualquier caso, ?scar Mart¨ªnez, profesor de Historia del Arte, nos ofrece un inteligente ensayo asentado sobre un amplio conocimiento de la materia, un gusto exquisito a la hora de la elecci¨®n de los lugares y una inusual capacidad para desentra?ar los significados simb¨®licos que se alojan en esas puertas, en esos umbrales. Y con estas premisas, ?qui¨¦n se niega a su invitaci¨®n a un viaje que nos lleva, entre otros varios, a lugares como Pompeya, Roma, N¨¢poles, Bomarzo, Par¨ªs, Sintra, Viena, Venecia? Yo no, desde luego.
Lecturas
Agua. Una biografía. Giulio Boccaletti. Traducción de Margarita Estapé Tous. Ático de los Libros, 2022. 500 páginas, 26,90 euros
El sabor del chocolate. Lujo, moda y buen gusto en el siglo XVIII. Piero Camporesi. Traducción de Juan Rabasseda Gascón. Debate, 2022. 270 páginas, 18,90 euros
Una historia política de la rueda. Raphaël Meltz. Traducción de Carmen Bordas. Turner, 2021. 230 páginas, 21,90 euros
Historia del columpio. Javier Moscoso. Taurus, 2021. 314 páginas, 21,75 euros
El tejido de la civilización. Cómo los textiles dieron forma al mundo. Virginia Postrel. Traducción de Lorenzo Luengo Siruela, 2021. 342 páginas, 26 euros
Umbrales. Un viaje por la cultura occidental a través de sus puertas. Óscar Martínez. Siruela, 2021. 302 páginas, 19,95 euros
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