De la leyenda negra a la memoria hist¨®rica
Entre los libros publicados en Espa?a para conmemorar la efem¨¦ride, el m¨¢s pol¨¦mico, por irregular y politizado, es ¡®La disputa del pasado¡¯
La coincidencia de las efem¨¦rides del quinto centenario de la conquista de M¨¦xico y del segundo centenario de su independencia ha avivado las publicaciones y los debates sobre ambos acontecimientos. Si a ello le unimos algunas acciones colaterales, como la extravagante exigencia del presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, de que Felipe VI pida perd¨®n por las atrocidades cometidas por los espa?oles durante el periodo virreinal (o colonial), o como la cada vez m¨¢s extendida iconoclastia contra los monumentos dedicados a los protagonistas de estos hechos (o de otros m¨¢s claramente reprobables, verbigracia, la trata de esclavos africanos, que ha motivado la retirada de la estatua del marqu¨¦s de Comillas en Barcelona), no ha de extra?ar que la pol¨¦mica y los escritos hayan aumentado exponencialmente.
As¨ª nos encontramos en este mismo a?o con la publicaci¨®n de la magistral biograf¨ªa de Hern¨¢n Cort¨¦s debida a Esteban Mira Caballos, la aparici¨®n de una nueva edici¨®n de la deslumbrante historia de La conquista de M¨¦xico, de Hugh Thomas (a la que se ha a?adido un espl¨¦ndido pr¨®logo de Enrique Krauze), la traducci¨®n al castellano del ¨²ltimo libro de Fernando Cervantes (donde vuelve a insistir sobre la idea de las fuentes medievales de la actuaci¨®n espa?ola en Am¨¦rica) y el libro colectivo coordinado por Emilio Lamo de Espinosa que rese?amos a continuaci¨®n.
El libro cuenta con la colaboraci¨®n de diversos autores y se articula en torno a una serie de preguntas sobre la conquista, la mirada, la frontera, la representaci¨®n o la inclusi¨®n (o no) de la Am¨¦rica espa?ola en la civilizaci¨®n occidental. Aunque ninguna de las intervenciones deja de resultar interesante, la diferencia entre los distintos art¨ªculos nos deja una obra irregular. Empezando por la introducci¨®n de Emilio Lamo de Espinosa, lastrada por una inoportuna insistencia en hacer recaer sus reflexiones no sobre el M¨¦xico virreinal, sino sobre la Espa?a actual. Ello se ve ya a partir de su descalificaci¨®n de la ¡°memoria hist¨®rica¡±, debido a una interpretaci¨®n un¨ªvoca del concepto. Una memoria es algo personal y subjetivo frente a la historia, que es algo que se pretende universal y objetivo. Ahora bien, el concepto de memoria hist¨®rica se usa con mayor frecuencia e intenci¨®n para referirse al rescate de una historia deliberadamente silenciada, condenada al olvido, pese a ser parte consustancial de la totalidad hist¨®rica, como ha ocurrido (y ello planea en la introducci¨®n) en el caso de la guerra civil espa?ola, cuando los vencedores arrinconaron a los vencidos (republicanos, anarquistas, socialistas y comunistas), si no era para descalificarlos como ¡°malos espa?oles¡±, indignos de figurar en una historia de Espa?a como Dios manda. En ese caso, la ¡°memoria hist¨®rica¡± se hace necesaria para completar el cuadro y, sobre todo, para dignificar la acci¨®n de los asesinados que yacen en las cunetas espa?olas. Sin esta recuperaci¨®n tendremos una historia defectiva, injusta para los patriotas que lucharon en el bando de los vencidos y una herida abierta que no tiene nada que ver con el ¡°resentimiento¡± del que habla el autor. Me vienen a la memoria los versos de Alfred de Vigny: ¡°Roncevaux!, Roncevaux!, dans ta sombre vall¨¦e / L¡¯ombre du grand Roland n¡¯est donc pas consol¨¦e?¡±.
Adem¨¢s, hay como una sombra que planea sobre todo el volumen (¡°A shadow hanging over me¡±, que dec¨ªan los Beatles), la fr¨ªvola utilizaci¨®n del concepto de ¡°leyenda negra contra Espa?a¡±. Como he escrito en otro lugar, una leyenda, seg¨²n el Diccionario de la lengua espa?ola, es una relaci¨®n de sucesos que tienen m¨¢s de maravillosos que de verdaderos. Y resulta que la supuesta ¡°leyenda negra¡± se basa en hechos verdaderos, por m¨¢s que hayan podido sufrir alteraciones y manipulaciones tendenciosas, surgidas de la mala fe de los autores de un relato que buscaba poner de relieve los aspectos m¨¢s negativos de una formaci¨®n pol¨ªtica, la Monarqu¨ªa Hisp¨¢nica, de la que fueron enemigos durante siglos. Es decir, las matanzas de Cholula, del Templo Mayor y de Tepeaca no son una leyenda, sino una realidad, aunque haya que inscribirla en un amplio marco explicativo. Y lo que m¨¢s importa subrayar aqu¨ª es que los atentados contra los protagonistas del descubrimiento (Crist¨®bal Col¨®n), de la evangelizaci¨®n (Jun¨ªpero Serra) o de la conquista (Hern¨¢n Cort¨¦s, Juan de O?ate) no responden a una reactivaci¨®n de la leyenda negra, sino a otros motivos, que est¨¢n en relaci¨®n con las transformaciones ocurridas en la pol¨ªtica, la sociedad y la ideolog¨ªa del mundo actual, entre ellas, tal vez en primer lugar, el indigenismo, o la mala conciencia de muchos pa¨ªses por las sevicias infligidas a los ind¨ªgenas que pueblan (o poblaron, pues muchos fueron masacrados en su d¨ªa) sus territorios. Es muy f¨¢cil cargar sobre otros los cr¨ªmenes propios.
Afortunadamente, una buena parte de estos trabajos trata de dilucidar (con s¨®lida erudici¨®n y afirmaciones documentadas) cu¨¢l puede ser considerada la verdad hist¨®rica frente a tanta descalificaci¨®n, muchas veces infundada e incluso insensata. Tendremos que seguir navegando por el proceloso mar de las interpretaciones, pero podremos afirmar que el fen¨®meno de la conquista es muy complejo y tiene muchas aristas (aunque nunca ni remotamente pueda hablarse de genocidio), que el M¨¦xico actual es fruto del pasado prehisp¨¢nico y de las muchas aportaciones civilizatorias espa?olas (Quetzalc¨®atl y Guadalupe, los n¨²menes que sustentan la identidad mexicana, como se?alara en su d¨ªa Jacques Lafaye), o que Hispanoam¨¦rica forma parte insoslayable de la civilizaci¨®n occidental. Y que debemos hacer un esfuerzo de comprensi¨®n y no abrir nuevas heridas, como por ejemplo en la l¨ªnea sugerida por Elvira Roca de ¡°meternos en el campo del adversario y sembrar pol¨¦mica¡±, acusando a Thomas Jefferson de esclavista o cayendo sobre los estadounidenses en general por la conducta seguida con ¡°sus indios¡±, ambas cosas ciertas, pero ahora tra¨ªdas a colaci¨®n en represalia por la actitud de Estados Unidos, no siempre unilateral, por otra parte, cuando se publica una espl¨¦ndida monograf¨ªa sobre la epopeya escrita por Gaspar de Villagr¨¢ en honor de Juan de O?ate por parte de la Universidad de Oklahoma o cuando se cuelga en el Capitolio el retrato de Bernardo de G¨¢lvez, el defensor de Florida. En ese sentido, el libro rese?ado nos dice (pese a alg¨²n ataque malintencionado dejado caer al sesgo en clave de pol¨ªtica dom¨¦stica espa?ola) que hay que seguir discutiendo, pero razonablemente.
La disputa del pasado
Turner, 2021
248 p¨¢ginas. 21,90 euros.
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