¡®Ladies Football Club¡¯: c¨®mo meter un campo de f¨²tbol en un teatro

Imaginen el ambiente en un estadio de f¨²tbol durante un partido importante. La final de la Champions o un Mundial. Nervios y tensi¨®n en el campo de juego. Expectaci¨®n, suspense y electricidad en las gradas. Cuando se vislumbra un gol, respiraciones contenidas y estallido de euforia si el bal¨®n entra en la porter¨ªa. Pues eso es lo que se vive en algunos momentos de la puesta en escena de la obra Ladies Football Club, del dramaturgo italiano ...

Imaginen el ambiente en un estadio de f¨²tbol durante un partido importante. La final de la Champions o un Mundial. Nervios y tensi¨®n en el campo de juego. Expectaci¨®n, suspense y electricidad en las gradas. Cuando se vislumbra un gol, respiraciones contenidas y estallido de euforia si el bal¨®n entra en la porter¨ªa. Pues eso es lo que se vive en algunos momentos de la puesta en escena de la obra Ladies Football Club, del dramaturgo italiano Stefano Massini, dirigida por Sergio Peris-Mencheta. La ¨¦pica del deporte elevada al cuadrado. Todo en este espect¨¢culo est¨¢ concebido para arrastrar al p¨²blico hacia esa emoci¨®n. Y lo consigue en unas cuantas escenas: los espectadores vitorean, silban y estallan en aplausos en varias ocasiones. No es nada f¨¢cil conseguir eso desde un escenario.

La obra reconstruye el nacimiento del f¨²tbol femenino. Transcurre en el Reino Unido durante la Primera Guerra Mundial, que oblig¨® a la suspensi¨®n de la liga profesional masculina. Con la mayor¨ªa de los hombres en el campo de batalla, las f¨¢bricas se vaciaron de mano de obra y tuvieron que contratar a mujeres para suplir su ausencia. En esos espacios de trabajo, muchas de ellas se emanciparon por primera vez de su destino como esposas, madres y amas de casa y por fin se sintieron libres para lanzarse a hacer cosas que les habr¨ªan parecido inimaginables en tiempos de paz. Por ejemplo, practicar un deporte que les hab¨ªa estado vedado hasta entonces.

Massini se inspira en la historia real del equipo m¨¢s exitoso nacido en aquellas circunstancias, el Dick, Kerr¡¯s Ladies, que formaron las obreras de una f¨¢brica de municiones durante sus descansos para el almuerzo. El autor lo toma como referencia y utiliza datos hist¨®ricos, pero inventa su propio relato: le cambia el nombre al club e imagina la personalidad de sus 11 jugadoras para fantasear sobre qu¨¦ pudo impulsarlas a desafiar los prejuicios y darle patadas a un bal¨®n, de manera que la obra trasciende ampliamente la gesta deportiva. La enmarca y subraya su indudable vertiente pol¨ªtica, feminista y libertaria. Digamos que es un texto de ¨¦pica brechtiana, escrito en forma de mon¨®logo narrativo con largas tiradas de versos libres y estribillos que le dan ritmo y musicalidad. Como una rapsodia hom¨¦rica.

La primera parte se detiene con mucha epopeya en el momento en el que todo empez¨®, la primera patada, mientras vamos conociendo a las protagonistas: la sindicalista marxista, la intelectual con gafas, la que no encuentra marido, la que sue?a con ser Juana de Arco, la campesina bruta, la invisible a la que nadie tiene en cuenta¡­ Hay que decir que el autor no las pinta con mucho detalle, sino subrayando reiteradamente un rasgo esencial de cada una, que definir¨¢ tambi¨¦n su papel en el terreno de juego. Esto tiene un doble efecto: ayuda a los espectadores a identificar enseguida a los personajes, que son muchos para conocerlos de golpe sin perderse, pero a la vez les priva de conocer m¨¢s a fondo sus motivaciones y el contexto, adem¨¢s de resultar redundante y hacer algo pesado el arranque. Pero ya en la segunda parte entramos en acci¨®n, una vez que empiezan los ¨¦xitos de las jugadoras y se recrean sus victorias, hasta que en el tercio final los hombres vuelven del frente y las mandan de vuelta a sus cocinas. La federaci¨®n brit¨¢nica prohibi¨® el f¨²tbol femenino por considerarlo inapropiado para el cuerpo de las mujeres, pero la mecha ya estaba encendida.

El texto se estren¨® por primera vez el a?o pasado en el Piccolo Teatro de Mil¨¢n, cuyo director art¨ªstico es precisamente Massini, quien relev¨® en el puesto al gran Luca Ronconi tras su muerte en 2015. Ese montaje se mantuvo fiel a la forma original del mon¨®logo, interpretado por Maria Paiato, pero Peris-Mencheta lo ha convertido en un espect¨¢culo musical con 11 estupendas actrices que cantan, bailan y recitan de maravilla el texto de manera coral. Como ya hizo en su anterior y exitoso montaje de otra obra de Massini, Lehman Trilogy, el director espa?ol muestra de nuevo su gran sentido del espect¨¢culo y despliega con ritmo fren¨¦tico un arsenal de recursos esc¨¦nicos salpicados de canciones (algunas originales de la ¨¦poca en ingl¨¦s y otras en espa?ol compuestas por Litus Ruiz) que hacen imposible aburrirse. El movimiento sobre las tablas es continuo, hay un juego esc¨¦nico vibrante y hasta momentos de interacci¨®n con el p¨²blico. La escenograf¨ªa es eficaz y todo funciona con precisi¨®n admirable.

Pero tambi¨¦n en la puesta en escena se echa en falta una mayor profundizaci¨®n en los personajes. No solo por c¨®mo los dibuja el texto, sino porque se abordan de manera casi caricaturesca. Por encima de ellos e incluso a veces del texto se impone el espect¨¢culo: como en esas pel¨ªculas protagonizadas por un h¨¦roe deportivo en las que todo parece conducir a un gran momento ¨¦pico. Y el p¨²blico lo disfruta.

Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.