¡®Sue?os l¨²cidos¡¯: gu¨ªa para desarrollar este estado alterado de conciencia

Los sue?os son como las estrellas, cuando los observamos vemos un mundo antiguo. El sue?o tiene su verdad y es una calamidad que se lo considere irreal. La dicotom¨ªa sue?o-realidad es falsa. El sue?o es una realidad ps¨ªquica fundamental de la vida humana. Pasamos buena parte de nuestra vida so?ando, aunque no lo advirtamos. Los sue?os nos constituyen (como tambi¨¦n las estrellas, donde se gest¨® nuest...

Los sue?os son como las estrellas, cuando los observamos vemos un mundo antiguo. El sue?o tiene su verdad y es una calamidad que se lo considere irreal. La dicotom¨ªa sue?o-realidad es falsa. El sue?o es una realidad ps¨ªquica fundamental de la vida humana. Pasamos buena parte de nuestra vida so?ando, aunque no lo advirtamos. Los sue?os nos constituyen (como tambi¨¦n las estrellas, donde se gest¨® nuestra materia org¨¢nica). S¨®lo recientemente se ha restituido al sue?o la dignidad que merece. Este libro es una muestra de ello.

El psiquiatra Garc¨ªa Campayo es una mente abierta, ejemplo de la mejor ciencia independiente. La disciplina m¨¦dica, como saben los que la practican o se relacionan con ella, no admite heterodoxias. Las grandes farmac¨¦uticas financian no solo los estudios cl¨ªnicos, tambi¨¦n las propias revistas cient¨ªficas e incluso instituciones como la OMS. Las l¨ªneas de investigaci¨®n son f¨¦rreamente controladas y su orientaci¨®n depende de los intereses econ¨®micos de estas grandes compa?¨ªas. Esa es la ¡°tiran¨ªa de los laboratorios¡±, de la que hablaba Ortega hace ya un siglo.

El sue?o l¨²cido, saberse so?ando, consiste en ser capaz de mantener la voluntad y la atenci¨®n dentro del sue?o. En cierto sentido, es un estado alterado de conciencia, como las experiencias ext¨¢ticas o psicod¨¦licas. El so?ador l¨²cido puede controlar los contenidos del sue?o y orientar su desenlace. El sujeto, cuando sue?a, es a la vez el teatro, los actores y el auditorio. Los tibetanos dicen que en sue?os el cuerpo no proyecta sombras. La explicaci¨®n es sencilla, el propio sujeto es la fuente de luz, y el sol carece de sombra. Mirar tu propia sombra y no verla es un modo de advertir que est¨¢s so?ando.

El libro recoge la investigaci¨®n reciente sobre el sue?o l¨²cido. Y lo hace de un modo bimodal, californiano. Desde dos perspectivas diferentes, la cient¨ªfica y la cham¨¢nica. Mediante la descripci¨®n cuantitativa, el sue?o monitorizado en el laboratorio, y la descripci¨®n cualitativa de tradiciones expertas en la contemplaci¨®n del sue?o, como la budista y la yaqui, que guardan extraordinarios parecidos. Cuando el brujo mexicano habla del ¡°camino del guerrero¡± o de c¨®mo desplazar el ¡°punto de encaje¡±, para percibir los filamentos energ¨¦ticos y luminosos de lo vivo, est¨¢ hablando de lo que habla el budista tibetano cuando se refiere al ¡°cuerpo sutil¡± o ¡°cuerpo astral¡± (de nuevo la conexi¨®n entre el sue?o y las estrellas). Y mientras que la descripci¨®n del laboratorio le resulta a este lector tediosa y enrevesada, la cham¨¢nica le parece divertida y coherente. Quiz¨¢ se deba a una premisa (o prejuicio, si ustedes quieren) inoculada durante su formaci¨®n filos¨®fica: el laboratorio entra en la mente como elefante en cacharrer¨ªa. En todo caso, quien est¨¦ libre de prejuicios (de conocimiento t¨¢cito) que arroje la primera piedra.

Pero el libro recorre tambi¨¦n interesantes estudios. Un buen sue?o revitaliza y restaura el cuerpo, mejora el estado de ¨¢nimo y suscita la creatividad. El sue?o cura, ya lo dijo Esculapio, padre de la medicina, regula las hormonas y protege contra la enfermedad. El sue?o REM, que es donde se alojan las narraciones, disminuye con la edad. El mejor momento para el sue?o l¨²cido es la siesta. La ayahuasca, el LSD o la psilocibina pueden propiciarlo. Para ello es necesario primero recordar los sue?os. Se aconseja ponerlos por escrito y tener un diario de sue?os en la mesilla. El 90% de los sue?os se olvidan a los diez minutos. El siguiente paso ser¨¢ hacer un inventario de los propios motivos on¨ªricos, de su recurrencia y extravagancia.

El sue?o l¨²cido produce en el so?ador una sensaci¨®n de poder y libertad. Tras repasar las diferentes t¨¦cnicas que inducen el sue?o l¨²cido, Garc¨ªa Campayo concluye el libro de modo saludable. Deja abierta la cuesti¨®n de la utilidad del sue?o l¨²cido. Si conviene fomentarlo o abandonarse a Morfeo y dejar que los sue?os sean simplemente sue?os. Ning¨²n marinero puede controlar el mar en el que navega, aunque sea leg¨ªtima la aspiraci¨®n a orientarse en ¨¦l.

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