Muebles modernos: el interiorismo revolucion¨® la Espa?a de los a?os treinta
Una muestra en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid refleja la ruptura est¨¦tica que impulsaron la decoraci¨®n y el dise?o de interiores hace casi cien a?os
En la Gran V¨ªa de Madrid, sobre el bar Chicote, hab¨ªa instalado su exposici¨®n la firma espa?ola m¨¢s c¨¦lebre del mueble moderno, muy cerca de la casa de modas de una c¨¦lebre dise?adora y empresaria, Margarita Lacoma, a quien se debi¨® la colonia de viviendas que a¨²n conserva su nombre. Esto suced¨ªa antes de la guerra, cuando la alegre vanguardia ya se hab¨ªa implantado como estilo institucional y tambi¨¦n como se?a de distinci¨®n entre particulares, entre los que se puso de moda un chiste muy tonto. A partir de ahora ¡ªse dec¨ªa en los salones, los d¨ªas de recibir¡ª, Rolaco ser¨¢ Rolac¨®, porque encima est¨¢ Lacoma. Los muebles de tubos met¨¢licos llegaron al rango de insignia. Para producirlos, la empresa Rolaco se fusion¨® con Muebles de Acero Curvado (MAC), que hab¨ªa sido su competidora y hab¨ªa firmado un contrato con Mies van der Rohe para reproducir sus dise?os (parece que el propio Mies iba a Madrid a hacer la caja).
La aplicaci¨®n del tubo de acero al dise?o de muebles fue una idea de Marcel Breuer, un hombre de la Bauhaus con una prehistoria m¨¢s o menos primitivista captado luego por Gropius y creador de algunas sillas, tambi¨¦n replicadas por MAC, que cualquiera ha podido ver a¨²n en una sala de espera. La empresa espa?ola fue demandada, digamos, por plagio, pero gan¨® finalmente el litigio cuando los modelos de Breuer se consideraron de dominio p¨²blico. Esto no quita a la vanguardia su aire ¨¦pico consustancial, pero da idea del grado de incorporaci¨®n de la est¨¦tica moderna a la vida ordinaria: la realizaci¨®n, en fin, de la utop¨ªa por v¨ªa art¨ªstica.
El sue?o, de todas formas, fue breve, y la barbarie y las llamas furiosamente surrealistas o pol¨ªticas (o las dos cosas) se abalanzaron sobre Europa seg¨²n corr¨ªa la d¨¦cada, arrasando aquel futuro tubular que parec¨ªa haber descendido por fin sobre la Tierra. Su origen hab¨ªa estado, como declar¨® el propio Le Corbusier, en el optimismo sint¨¦tico y colorista de algunos pintores de la d¨¦cada de los veinte, tipo L¨¦ger. Despu¨¦s de todo, tambi¨¦n las representaciones de los pintores pudieron preceder a la arquitectura del Renacimiento. Por lo que cuenta a Espa?a, ese antecedente pl¨¢stico lo significaron las tiendas madrile?as de artistas como Wladyslaw Jahl o Sonia Delaunay, a quien Luis Feduchi homenajear¨ªa con sus alfombras para el Edificio Capitol, en la plaza del Callao: todo un emblema de los a?os treinta madrile?os.
La empresa madrile?a que imitaba los modelos de Breuer fue demandada por plagio, pero gan¨® el litigio
Los muebles de tubo identifican esos a?os tanto como los paquebots o edificios-barco, sus barandillas y terrazas con medidas de eslora. Los grandes arquitectos racionalistas, reunidos en la tertulia de la Granja El Henar y organizados en el GATEPAC, poblaron sus interiores con aquellos elementos futuribles y espartanos. Guti¨¦rrez Soto dio as¨ª su car¨¢cter al propio bar Chicote, y Arniches, al Instituto Escuela.
Esta magn¨ªfica exposici¨®n, comisariada por Pedro Feduchi y Pedro Reula, estriba en gran medida de la historia de Rolaco y del n¨²cleo madrile?o, pero no ¨²nicamente. Rolaco-MAC fue la materializaci¨®n industrial de una est¨¦tica y su teor¨ªa. Luego su historia, continuada hasta los sesenta, no ser¨ªa ya la misma, pese a los esfuerzos de Feduchi como director durante un tiempo. Pero en la muestra tambi¨¦n tienen su sitio encantadores folletos y fotograf¨ªas, adem¨¢s de los muebles: la revista AC y la secci¨®n catalana del GATCPAC, encabezada por Josep Llu¨ªs Sert; la pasteler¨ªa Sacha, de San Sebasti¨¢n, y la confluencia ¡ªen la pura l¨®gica de la vanguardia¡ª de los arquitectos falangistas Aizpur¨²a y Labayen con los comunistas Luis Lacasa y S¨¢nchez Arcas (autores de la Fundaci¨®n Rockefeller) en una est¨¦tica que se dibujaba por igual como horizonte de la historia. Y, por supuesto, la figura gigante de Fernando Garc¨ªa Mercadal, el autor del zaragozano Rinc¨®n de Goya, que pasa por ser el santo y se?a del racionalismo espa?ol.
El sue?o de esa vanguardia fue breve: la barbarie se abalanz¨® sobre Europa y arras¨® con el futuro tubular
No hubo una simetr¨ªa exacta entre el resultado de la guerra y el final del sue?o feliz, por tentadora que sea esta idea. El descoyuntamiento del arte preb¨¦lico se adelant¨® como un presagio. Luego vino el neorromanticismo de los cuarenta, teatral y alucinatorio como los polisones en los collages de Max Ernst. Hasta que la neovanguardia de los cincuenta, extendida por los Aliados como estilo de la libertad, rescat¨® la elegancia austera de las formas racionales. En Espa?a, empresas como H Muebles (que impuls¨® Juan Huarte) o Cores & Sota volvieron a fabricar y exponer superficies pulidas, vol¨²menes esenciales, que coincid¨ªan con el apogeo del arte abstracto: Millares presentaba sus dise?os de telas a Gast¨®n y Daniela, el cr¨ªtico Jos¨¦ Mar¨ªa Moreno Galv¨¢n dirig¨ªa la tienda Darro.
Pero nosotros mismos hemos conocido otra ¨²ltima reviviscencia de la arquitectura y los muebles de los a?os treinta. Aunque quede fuera de la exposici¨®n, merece la pena recordar as¨ª el cierre, estrictamente contempor¨¢neo y producido en la pintura, de un c¨ªrculo que hab¨ªa comenzado en la pintura. Desde los a?os noventa y hasta hoy, la representaci¨®n de los interiores y exteriores del sue?o utopista, muebles incluidos, se ha hecho habitual en un cierto panorama de la pintura espa?ola. Justamente Arquitecturas pintadas se titul¨® la exposici¨®n comisariada por Juan Cu¨¦llar y Roberto Moll¨¢ que ha viajado por media Europa en los ¨²ltimos a?os con la plana mayor de lo que Paco de la Torre, su mejor te¨®rico, ha llamado la ¡°figuraci¨®n posconceptual¡±. Figurativos y posmodernos, pop y metaf¨ªsicos a la vez, all¨ª estaban los tranquilos habit¨¢culos de Dis Berl¨ªn (quien ya hab¨ªa comisariado Laberintos en 2011); Dami¨¢n Flores y su repertorio de casas y arquitectos; la Valencia racionalista recreada a lo Morandi por Marcelo Fuentes; los caf¨¦s y los cines en la pintura envolvente de Carlos Garc¨ªa-Alix. Pero Arquitecturas pintadas ha sido, en realidad, el ¨²ltimo eslab¨®n de una cadena en la que cuentan exposiciones celebradas en las galer¨ªas Guillermo de Osma (Madrid, 2008) o Siboney (Santander, 2010), y otras en las tambi¨¦n madrile?as My Name¡¯s Lolita o Utopia Park?way. As¨ª han evocado los pintores lo que esta exposici¨®n invoca en su t¨ªtulo: el af¨¢n moderno. A pesar de que, en la evocaci¨®n, lo que fue optimismo haya mudado ahora en melancol¨ªa.
¡®El af¨¢n moderno. Muebles e interiores en la Espa?a de los a?os treinta¡¯. Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid. Hasta el 23 de octubre.
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