¡®La ciudad futura¡¯, as¨ª viv¨ªa la burgues¨ªa

Descubrieron una mina y no han dejado de explorarla. A principios del siglo XXI dos profesores de Historia ¡ªJusto Serna y Anaclet Pons¡ª investigaban para escribir un art¨ªculo sobre la imagen de la llegada del tren a Valencia a mediados del XIX. Se sab¨ªa que uno de los espectadores de aquel momento fastuoso del progreso industrial era un burgu¨¦s local que llevaba un dietario. ...

Descubrieron una mina y no han dejado de explorarla. A principios del siglo XXI dos profesores de Historia ¡ªJusto Serna y Anaclet Pons¡ª investigaban para escribir un art¨ªculo sobre la imagen de la llegada del tren a Valencia a mediados del XIX. Se sab¨ªa que uno de los espectadores de aquel momento fastuoso del progreso industrial era un burgu¨¦s local que llevaba un dietario. Serna y Pons dieron con el manuscrito en la biblioteca municipal e intuyeron lo que nadie hab¨ªa imaginado: aquellas casi 1.000 p¨¢ginas manuscritas eran un documento excepcional porque ten¨ªa la potencialidad de revelar una civilizaci¨®n entera y extinguida. Pero demostrarlo, adem¨¢s de estudiar a fondo el original, exig¨ªa dos cosas. Un conocimiento enciclop¨¦dico del periodo para convertir cada an¨¦cdota individual en categor¨ªa que iluminase la din¨¢mica de una clase social ¡ªla burgues¨ªa¡ª y la transformaci¨®n de la ciudad ¡ªuna capital comercial¡ª. Y el dominio de la microhistoria, esa rama de la historia que fascina a ambos autores, que tiene El queso y los gusanos, de Carlo Ginzburg, como paradigma y que apuesta por reconstruir un periodo a partir de un caso concreto. ?Pod¨ªa ser Jos¨¦ Inocencio de Llano y White su Menocchio?

Un ejemplo de la t¨¦cnica que desarrollan. En el dietario, De Llano, nacido en 1828, no hace introspecci¨®n ni explica an¨¦cdotas. Fundamentalmente, describe los viajes que hizo por Europa, casi siempre acompa?ado por su t¨ªo Juan, desde los 13 hasta los treinta y pico a?os. Estuvo varias veces en Par¨ªs paseando como un actor de la vida moderna. Y en una ocasi¨®n anot¨® lo que sigue: ¡°Hemos ido a casa de Mr. Desirabode, quien me ha limpiado la dentadura¡±. El ejemplo es un f¨®sil. Y el f¨®sil debe ser interpretado. A partir de esta entrada, los historiadores no s¨®lo descubren qui¨¦n era ese prestigioso dentista, sino que nos van ampliando la mirada sobre el periodo al determinar cu¨¢l era la importancia que la burgues¨ªa daba a la salud y a la higiene. As¨ª se comprende el sentido de una experiencia reiterada en la vida de nuestro protagonista y, al mismo tiempo, reveladora de esa civilizaci¨®n que ya dispone de gu¨ªas de viaje: las estancias en los balnearios que tramaban no solo una geograf¨ªa de clase ¡ªde Bath a Panticosa, pasando por Spa¡ª, sino tambi¨¦n unos c¨®digos de conducta y socializaci¨®n compartidos por burgueses de todo el continente. Un ejemplo como tant¨ªsimos.

A lo largo de La ciudad futura, Serna y Pons proceden as¨ª por sistema. Al rememorar, a trav¨¦s del met¨®dico dietario del protagonista, la primera Exposici¨®n Universal en Londres o al explicar la transformaci¨®n de Valencia tras la desamortizaci¨®n, cuando la ¨¦lite local tiene la influencia pol¨ªtica para pilotar las obras p¨²blicas de modernizaci¨®n de la ciudad que va a derruir las murallas. Transporte y urbanismo, ocio y negocio. Todo cruzado, y este es uno de los principales aciertos del libro: mostrar c¨®mo se produjo la acumulaci¨®n de capital de unas familias a trav¨¦s del comercio, una fase necesaria para la aparici¨®n y consolidaci¨®n de una burgues¨ªa de provincias, pero conectada con el comercio internacional y que en el dietario de este joven cosmopolita es cotidianidad vivida con absoluta naturalidad. Los catedr¨¢ticos Serna y Pons lo intuyeron cuando descubrieron el manuscrito. Lo han ido sustanciando durante 20 a?os, al volver al original, al leer m¨¢s y m¨¢s libros de la ¨¦poca o al integrar el saber de Los europeos, de Orlando Figes, o los estudios de Caball¨¦ sobre el dietario. A trav¨¦s de Jos¨¦ Inocencio de Llano y White hab¨ªa una ¨¦poca e incluso su decadencia: la quiebra de la compa?¨ªa familiar acab¨® por convertir al burgu¨¦s en un rentista.

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