Convivencia fatal: el caso de la mujer que mat¨® a sus vecinos por el ruido de sus mascotas
La escritora Susana Mart¨ªn Gij¨®n repasa en primera persona la brutal muerte de un hombre y una mujer a manos de su vecina en Dos Hermanas. Un caso que conmovi¨® a la sociedad sevillana en 2020. Escenarios y temas coinciden con sus novelas, pero esto es real
En julio de 2020, un doble asesinato en Dos Hermanas conmocion¨® a la sociedad sevillana por su grado de brutalidad. Dos a?os despu¨¦s, con la autora confesa, Joyce Greyce, a la espera de juicio, la escritora Susana Mart¨ªn, que en novelas como ¡®Progenie¡¯ o ¡®Especie¡¯ ha abordado los grandes temas que recorren este caso, repasa las claves del crimen y aporta informaci¨®n esencial para entender el contexto.
Es verano ...
En julio de 2020, un doble asesinato en Dos Hermanas conmocion¨® a la sociedad sevillana por su grado de brutalidad. Dos a?os despu¨¦s, con la autora confesa, Joyce Greyce, a la espera de juicio, la escritora Susana Mart¨ªn, que en novelas como ¡®Progenie¡¯ o ¡®Especie¡¯ ha abordado los grandes temas que recorren este caso, repasa las claves del crimen y aporta informaci¨®n esencial para entender el contexto.
Es verano en Sevilla y todo el que puede huye a la playa. Pero ya sabemos que el mal no descansa: un doble asesinato acaba de cometerse en Dos Hermanas, a apenas 15 kil¨®metros de la capital. El Grupo de Homicidios est¨¢ en cuadro. Los que no tienen la suerte de remojarse en agua salada se personan sin demora en la urbanizaci¨®n Vistazul. Son las tres de la tarde, no hay sombra bajo la que cobijarse y el sol cae a plomo sobre los polic¨ªas, a los que les suda hasta el alma.
Pero cuando contemplan la masacre, se les cuela un escalofr¨ªo parecido al que uno sentir¨ªa en una noche g¨¦lida de invierno. Los cad¨¢veres sanguinolentos de un hombre y una mujer yacen a la espera de ser retirados y, como la autopsia revelar¨¢ m¨¢s tarde, ambos han sido atropellados, golpeados con una piedra y apu?alados hasta la muerte. Alevos¨ªa y ensa?amiento a raudales.
?Qu¨¦? No, no, esperen. Esto no tiene nada que ver con Camino Vargas, ni con Pascual, ni con Fito, ni con ninguno de los componentes de ese Grupo de Homicidios ficticio que persigue asesinos por las calles de Sevilla. Me temo que les hablo de un caso real. Ocurri¨® el 24 de julio de 2020. Tres d¨ªas despu¨¦s, el juzgado ordenaba el ingreso en prisi¨®n provisional de la presunta autora de este doble crimen.
?Presunta? Es lo que hay que decir prima facie, ya saben. A d¨ªa de hoy, Joyce Greyce sigue a la espera de juicio. Pero lo cierto es que esta vecina de la pareja reconoci¨® los hechos desde el primer momento, y lo hizo con una determinaci¨®n pasmosa. Cont¨® que no pod¨ªa m¨¢s, que actu¨® movida por el odio y, literalmente, manifest¨® a los polic¨ªas que acudieron a la vivienda:
¡ª Porque me fallaron las fuerzas, que les habr¨ªa arrancado la cabeza.
Adem¨¢s, y esto es casi lo m¨¢s ins¨®lito, dio a conocer sus razones: el matrimonio ten¨ªa unas mascotas muy ruidosas.
Y es que aquel viernes de julio, Joyce hab¨ªa decidido que no iba a aguantar m¨¢s. Madre de tres hijos, llam¨® a su expareja antes de cometer los cr¨ªmenes para asegurarse de que quedar¨ªan bajo su cuidado.
¡ª Por si ocurre algo importante.
Algo importante como, por ejemplo, masacrar a tus vecinos hasta la muerte. Los informes de autopsia se?alan el mismo patr¨®n lesivo en las dos v¨ªctimas: primero fracturas ¨®seas y abrasiones producidas por el atropello, luego politraumatismos y contusiones al ser golpeados con un pedrusco, y finalmente heridas en zonas vitales causadas por arma blanca ¡ªun cuchillo de cocina de 14 cent¨ªmetros de hoja¡ª.
A sangre fr¨ªa
Haciendo uso de la misma sangre fr¨ªa con la que Joyce avis¨® primero a su exmarido y perpetr¨® los cr¨ªmenes despu¨¦s, al finalizar su tarea se meti¨® en la ducha ¡ªestar¨ªa de sangre hasta el corvej¨®n¡ª, guard¨® la ropa manchada y prepar¨® un macuto con algunas prendas limpias, previendo ya su captura por las fuerzas del orden. Cuando los polic¨ªas llamaron a la puerta, hubieron de enfrentarse a una respuesta cuanto menos sorprendente:
¡ª Esperen un poco, estoy terminando de asearme.
Pero antes de la ducha, Joyce quer¨ªa dejar todo bien atado. Llam¨® a su hija de 14 a?os, la mayor de los dos que viv¨ªan con ella, para ponerla al d¨ªa. La chiquilla se encontraba en casa de una amiga y oy¨® lo ocurrido de voz de su madre.
¡ª Los he matado.
Una vez pronunciada la espeluznante sentencia, Joyce le dijo que le pasara el tel¨¦fono a la madre de la amiga, a quien le pidi¨® que se hiciera cargo de ella hasta que el padre la recogiera. Luego mand¨® a su hijo peque?o, de 12 a?os, a unirse a su hermana. El ni?o se encontraba en la casa. Estremece pensar lo aterrorizado que estar¨ªa al ver aparecer a su madre de esa guisa. Por ¨²ltimo, volvi¨® a llamar a su ex y le pidi¨® que se encargara de los dos hijos. Ahora s¨ª, solo le restaba asearse y esperar.
Un m¨®vil muy animal
Pero volvamos al casus belli de esta historia: los animales ruidosos de los vecinos como l¨ªmite de una convivencia tolerable para Joyce. Y es que la cosa no iba de un par de perritos. Manuel y Cristina hab¨ªan creado un refugio en su vivienda, Asociaci¨®n Sevilla Felina. En total, daban acogida a unos 60 gatos y perros. Ladridos, maullidos, carreras arriba y abajo. Menuda juerga a la hora de la siesta.
Joyce llevaba a?os quej¨¢ndose de las molestias que le causaban los animales, y Manuel y Cristina le recriminaban a su vez la falta de atenci¨®n a sus propios hijos. Ella lleg¨® a temer que llamaran a los servicios sociales, qui¨¦n sabe si pod¨ªan quitarle a los ni?os. Y entretanto, los gatos a sus anchas. Fue m¨¢s de lo que pudo soportar.
Por aquellas fechas, yo hab¨ªa hecho mi propia inmersi¨®n en refugios a ra¨ªz del proceso de documentaci¨®n de Especie, novela negra que tiene el trato que damos a los animales como tel¨®n de fondo. Incluso llegu¨¦ a pasar unos d¨ªas en La Candela, santuario sevillano donde pude conocer la ingente y desagradecida tarea de estas personas, que se las ven cada d¨ªa con la incomprensi¨®n del resto de la sociedad y de la propia administraci¨®n. Lo ¨²nico que quieren, entend¨ª, es algo tan humano como dar un final de vida digno a animales rescatados de un destino cruel.
Contact¨¦ con Luc¨ªa, administradora de La Candela, y me cont¨® que los refugios y protectoras de la ciudad se hab¨ªan movilizado para ayudar al tropel de nuevos hu¨¦rfanos. En su caso, donaron todos los tests diagn¨®sticos necesarios para comprobar la vacunaci¨®n de los gatos.
No fueron los ¨²nicos que actuaron. La Polic¨ªa Nacional hubo de personarse en la vivienda, previo mandamiento judicial, para darles de comer y beber (aqu¨ª los lectores de Progenie sin duda reconocer¨¢n a Pascual Molina estornudando al tiempo que rellena t¨¢peres con agua fresquita). Tres d¨ªas despu¨¦s, las fuerzas del orden regresaban para supervisar un operativo de retirada de animales.
A partir de ah¨ª, fue tarea de los voluntarios tratar de encontrarles un hogar a todos estos hu¨¦rfanos para que no acabaran, ellos tambi¨¦n, sacrificados.
El proceso
Desde entonces, la justicia ha ido dando sus pasos al ritmo cachazudo al que nos tiene acostumbrados. A Joyce se le tom¨® declaraci¨®n, en la que sigui¨® admitiendo su culpa, y durante los meses siguientes tuvo lugar una ronda de testigos que conclu¨ªa en diciembre con la comparecencia de su pareja actual, quien afirmaba que consum¨ªa mucho hach¨ªs y que hab¨ªa dejado la medicaci¨®n que ten¨ªa prescrita contra la depresi¨®n.
El 8 de enero de 2021, la Fiscal¨ªa de Sevilla imputaba a Joyce los dos delitos de asesinato con alevos¨ªa y ensa?amiento. Y ya en abril de este a?o, conoc¨ªamos los resultados del estudio psiqui¨¢trico: trastorno mixto de personalidad con rasgos l¨ªmites y paranoides, sumado a un trastorno por consumo de cannabis. Se daba por probado que Joyce ten¨ªa alterada su capacidad de reacci¨®n y comprensi¨®n de los hechos.
A d¨ªa de hoy, el caso sigue en la Audiencia Provincial a la espera de celebrar un juicio con jurado. Entre tanto, Joyce ha tenido que ser trasladada de prisi¨®n desde la c¨¢rcel de mujeres de Alcal¨¢ de Guada¨ªra (Sevilla) debido a sus amenazas a otras reclusas, a quienes ten¨ªa intimidadas. No sabemos si ellas tambi¨¦n met¨ªan mucho ruido.
En sus zapatos
Es dif¨ªcil ponerse en el lugar de un criminal, mucho m¨¢s si el crimen es tan salvaje como el que hoy les narro. Es m¨¢s dif¨ªcil a¨²n si esa persona ten¨ªa problemas de salud mental. ?C¨®mo imaginar el infierno de cada uno, sin siquiera conocer qu¨¦ le ha llevado hasta ah¨ª? Joyce Greyce no tuvo un pasado f¨¢cil. Viaj¨® desde Brasil en busca de una oportunidad. Como tantas otras perdedoras en este juego, la vida no le dio cartas y termin¨® recurriendo a la prostituci¨®n. Pero hasta a los perdedores les cae una mano en condiciones alguna vez. En el club de alterne, la brasile?a conoci¨® al futuro padre de sus hijos. Se cas¨®, conquist¨® una vida m¨¢s normalizada que fue capaz de sostener por algunos a?os. Hasta que las cosas se truncaron y lleg¨® el divorcio. Joyce se traslad¨® con sus hijos a la urbanizaci¨®n de Vistazul, ignorando que all¨ª todo se torcer¨ªa a¨²n m¨¢s. Ruidos, olores, una discusi¨®n tras otra. Y algo en su interior, algo que hab¨ªa resistido todos aquellos embates vitales, se quebr¨® de repente.
Sin entrar a valorar si Manuel y Cristina traspasaron los l¨ªmites de la convivencia, est¨¢ claro que la pareja representaba el reverso del ego¨ªsmo rampante en una sociedad donde cada verano muchos abandonan a sus mascotas como muebles que comienzan a estorbar. Quiz¨¢ obsesionados con ofrecer un hogar a gatos tuertos, desorejados, reponi¨¦ndose de un atropello, de un abandono que no comprenden, de todos esos zarandeos que la vida tambi¨¦n les hab¨ªa dado, no supieron ver que el aguante de su vecina estaba a punto de desbordarse.
Susana Mart¨ªn Gij¨®n es escritora. Creadora del personaje de la inspectora Camino Vargas, sus casos pueden leerse en novelas como ¡®Progenie¡¯, ¡®Especie¡¯ y ¡®Planeta¡¯, publicadas por Alfaguara (colecci¨®n Negra).