¡®Esta vez venimos a golpear¡¯: cuando Sevilla fue un im¨¢n de la contracultura
La reconstrucci¨®n de Fran G. Matute de la vida cultural en los sesenta muestra la pionera conexi¨®n de la capital andaluza con la vanguardia tumultuosa en paralelo a Madrid o Barcelona
Mientras en Sevilla se celebraba el VII Congreso Eucar¨ªstico Nacional, unos pocos hippies locales se desplazaban a un campo en Alcal¨¢ de Guada¨ªra. Mientras en la plaza de Espa?a se congregaban 10.000 feligreses y Francisco Franco para escuchar la homil¨ªa del cardenal, aquellos peludos experimentaban por primera vez con alucin¨®genos. Era un d¨ªa de junio de 1968. El contraste era radical. La misa la interrumpieron los aplausos, pero la experiencia lis¨¦rgica tambi¨¦n sufri¨® otra distorsi¨®n ac¨²stica. ...
Mientras en Sevilla se celebraba el VII Congreso Eucar¨ªstico Nacional, unos pocos hippies locales se desplazaban a un campo en Alcal¨¢ de Guada¨ªra. Mientras en la plaza de Espa?a se congregaban 10.000 feligreses y Francisco Franco para escuchar la homil¨ªa del cardenal, aquellos peludos experimentaban por primera vez con alucin¨®genos. Era un d¨ªa de junio de 1968. El contraste era radical. La misa la interrumpieron los aplausos, pero la experiencia lis¨¦rgica tambi¨¦n sufri¨® otra distorsi¨®n ac¨²stica. En una finca cercana estaban capando cerdos y los gritos de los animales imped¨ªan el viaje completo de aquel grupo medio convencido de estar trepando por las ramas de unos ¨¢rboles de chocolate. La an¨¦cdota la cuenta Fran G. Matute en un libro de historia cultural cuyo inter¨¦s, de entrada, podr¨ªa parecer estrictamente local: una reconstrucci¨®n de la vida cultural en la capital andaluza en la d¨¦cada de los sesenta. Esta vez venimos a golpear cartograf¨ªa este mapa de personas, discursos y espacios, s¨ª, pero al mismo tiempo, desde esa plaza secundaria, muestra c¨®mo algunas minor¨ªas se conectaron con una vanguardia tumultuosa en aquel periodo radicalizado.
Lo interesante del libro es mostrar el modo parad¨®jico en el que se produjeron algunas de esas conexiones. En marzo de 1966 se lio parda en el teatro Lope de Vega con la representaci¨®n de La muralla china, de Max Frisch. El director de la representaci¨®n ven¨ªa del oficialismo universitario, pero para esa escenificaci¨®n escribi¨® un texto en el programa de mano explicitando que ¡°la imaginaci¨®n para ver esta obra es necesaria, muy necesaria¡±. Imaginaci¨®n para darse cuenta de que el argumento del emperador blindado con la muralla contra el futuro pod¨ªa aplicarse al franquismo, como advirti¨® el p¨²blico que gritaba ¡°libertad¡± al finalizar la representaci¨®n. ?Era esperable que el principal promotor de la obra fuese un religioso? ?Encaja que un profesor de la Facultad cediese su finca para que se celebrase una asamblea universitaria que impugnaba la institucionalidad acad¨¦mica de la dictadura? En esos territorios de ambig¨¹edad crec¨ªan semillas de subversi¨®n est¨¦tica e ideol¨®gica que constituyen la dimensi¨®n m¨¢s moderna, m¨¢s dif¨ªcil de reconstruir del periodo. Porque era ocio y no solo diversi¨®n bailar en el Tur¨ªn, una discoteca suscrita a la revista Billboard y cuyo pinchadiscos dispon¨ªa as¨ª de una buena secci¨®n de vinilos de importaci¨®n.
Sevilla no era el Nueva York de la Factory, no nos pasemos, pero s¨ª un polo magn¨¦tico para una juventud que quer¨ªa quitarse de encima la mugre autoritaria
Matute ha realizado decenas de entrevistas y ha vaciado sistem¨¢ticamente la prensa del periodo. Al mostrar las conexiones descubrimos algunas trayectorias relevantes de la cultura de la democracia. As¨ª vemos c¨®mo Jes¨²s Quintero dio sus primeros pasos en la radio, las conferencias sobre la mujer de Castilla del Pino, el asesoramiento dramat¨²rgico de un Alfonso Guerra o los papeles de Brecht interpretados por Miguel Rell¨¢n, las exposiciones de arte informalista en La Pasarela o c¨®mo Gonzalo Garc¨ªa Pelayo empez¨® sus trabajos como productor tanto musical como cinematogr¨¢fico. Sevilla no era el Nueva York de la Factory, no nos pasemos, pero s¨ª un polo magn¨¦tico para una juventud que quer¨ªa quitarse de encima la mugre autoritaria o para los j¨®venes del continente que pasaban por los caminos de iniciaci¨®n que llevaban al Marruecos cann¨¢bico. Digamos que en el mapa de la contracultura la ciudad fue uno de sus epicentros ¡ªcomo la Barcelona que ahora se expone en el CentroCentro Madrid¡ª y su historia, hasta ahora, no estaba bien contada. Continuar¨¢. Porque el libro acaba en el momento en que el malogrado Pipo Clavero y el propio Garc¨ªa Pelayo empezaron a componer las letras para el grupo psicod¨¦lico que fue Smash.
Esta vez venimos a golpear
Autor: Fran G. Matute.
Editorial: S¨ªlex, 2022.
Formato: tapa blanda (212 p¨¢ginas, 23 euros).
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