¡®Tristura¡¯ y ¡®Presente profundo¡¯, el rescate necesario de Elena Quiroga
La publicaci¨®n de estas dos novelas permite reivindicar la obra de la acad¨¦mica y ganadora del Premio Nadal de 1950 por ¡®Viento del Norte¡¯
Con su primera novela, Viento del norte, Elena Quiroga obtuvo el Premio Nadal de 1950, tan decisivo en la trayectoria de algunos escritores de la generaci¨®n del cincuenta, pues equival¨ªa a un aval para ingresar en el canon que despu¨¦s se ir¨ªa historiando. Era una novela de corte rural y provinciano ambientada en Galicia, que de inmediato se relacion¨® con Los Pazos de Ulloa, aunque de la obra de Pardo Baz¨¢n la separaban algunos rasgos formales ¡ªapreciables ya en el arranque de la obra, tan din¨¢mico, y en la abundancia de di¨¢logos al servicio de la expresi¨®n directa de los personajes con el consiguiente desplazamiento del narrador¡ª, si bien el moderado casticismo ling¨¹¨ªstico y algunos quiebros arcaizantes parec¨ªan vincular Viento del norte a un estadio anterior de nuestra narrativa. Carmen Laforet la elogi¨® en su secci¨®n semanal de la revista Destino, subrayando la ¡°vida humana profunda y rica¡± que alentaba en sus p¨¢ginas, y la gracia y la fuerza del estilo, aunque quiz¨¢s acentu¨® en exceso la atemporalidad de la novela y las resonancias antiguas de aquellos personajes que poblaban la ¡°dulce, sensual, ameigada tierra¡±.
La sangre (1952) prolongaba ese microcosmos ¡ªcon la audacia de tener por narrador testigo al ¡°centenario casta?o, frente al pazo¡±¡ª, pero enseguida nos lleg¨® Algo pasa en la calle (1954), novela de ambientaci¨®n social y urbana que mostraba la destreza de la autora en el manejo de unas t¨¦cnicas narrativas en sincron¨ªa con la moderna evoluci¨®n del g¨¦nero. Son palpables los ecos de Faulkner, a quien Elena Quiroga ley¨® tempranamente, y especialmente de Mientras agonizo ¡ªquiz¨¢s en la edici¨®n que Josefina Aldecoa encontr¨® en unos almacenes de la editorial Espasa Calpe en la calle del Barquillo, seg¨²n relata en sus memorias En la distancia¡ª. El presente de la historia cubre ocho horas de un d¨ªa de mayo en Madrid ¡ªalternando con amplias retrospectivas¡ª cuando en torno al cad¨¢ver de Ventura ¡ªmuerto accidentalmente¡ª se re¨²nen familiares y amigos, ofreciendo una visi¨®n plural y contrastada de este profesor de filosof¨ªa en la Universidad, cuya vida personal tiene varias aristas.
Completan la producci¨®n de Elena Quiroga en esta d¨¦cada La enferma (1955) ¡ªuna tr¨¢gica historia de amor enmarcada en un pueblo del litoral gallego¡ª y La ¨²ltima corrida (1958), otro logro de equilibrio narrativo entre el objetivismo casi fotogr¨¢fico en la representaci¨®n de una plaza de toros pueblerina un d¨ªa grande de cartel de feria y la introspecci¨®n psicol¨®gica de los protagonistas, especialmente de Manuel Mayor, un viejo torero que ese d¨ªa afronta la inexorable fatalidad del destino. Pero ya sabemos, a partir de lo sucedido con Ignacio Aldecoa ¡ªseg¨²n testimonio nada sospechoso de Caballero Bonald¡ª el escaso entusiasmo que en ciertos sectores de nuestra intelligentsia despertaban narraciones protagonizadas por toreros, gitanos o mujeres de guardias civiles.
Tristura, que gan¨® el premio de la Cr¨ªtica, y Escribo tu nombre constituyen un espl¨¦ndido friso social e hist¨®rico al tiempo que un brillante relato de formaci¨®n, en la mejor l¨ªnea de Carmen Laforet, Ana Mar¨ªa Matute o Carmen Mart¨ªn Gaite
Este amplio y plural bagaje acumulado se aprecia en Tristura (1960), con la que Elena Quiroga obtuvo el Premio de la Cr¨ªtica, tan importante entonces para afianzar una trayectoria literaria. Tem¨¢ticamente, la novela abre un nuevo ciclo de clara filiaci¨®n autobiogr¨¢fica, pues en Tadea V¨¢zquez se proyectan hechos y experiencias de la autora, hu¨¦rfana de madre y cuya infancia se reparti¨® entre la casa paterna en la aldea orensana de Villoria y la mansi¨®n de su abuela materna en Santander. Narrada en primera persona, Tristura entra en este ¨²ltimo escenario ¡ªcon el contrapunto evocativo de la vida en la otra casa¡ª, dominado por la t¨ªa Concha ¡ªuna cat¨®lica fan¨¢tica y autoritaria, siempre vigilando, prohibiendo y castigando¡ª, donde la abuela permanece algo apartada, el t¨ªo Juan casi siempre silencioso, y el t¨ªo Andr¨¦s ¡ªmarido de aquella¡ª a menudo ausente por sus negocios. Hay adem¨¢s una amplia representaci¨®n de sirvientes y criadas, a las que se suman la institutriz Suzanne y Julita, que pasa all¨ª algunas temporadas y en quien Tadea se refugia, pues no siempre encaja bien en el mundo de sus primos. La novela recrea minuciosamente ese microcosmos ¡ªlas formas de vida, la mentalidad, el d¨ªa a d¨ªa del trabajo¡ª, casi siempre en escenas dialogadas, con la riqueza que supone la polifon¨ªa. A este retablo social se le suma el incisivo an¨¢lisis psicol¨®gico de las conductas y la indagaci¨®n en la condici¨®n humana, con sus rencillas, intrigas, patra?as, tab¨²es, rencores, envidias, frustraciones¡ La crueldad ¡ªexpresada sin recurrir al f¨¢cil tremendismo¡ª de unos y otros va haciendo mella en la solitaria y casi indefensa Tadea, que a ratos parece estar all¨ª como de prestado y a quien su t¨ªa y prima mayor humillan cuando tienen ocasi¨®n, recrimin¨¢ndole andar siempre mareando a preguntas, ser un mal ejemplo, tener el car¨¢cter terco de su madre o mostrarse rebelde y desobediente. La presi¨®n ejercida sobre la ni?a ¡ªespecialmente durante la preparaci¨®n para su Primera Comuni¨®n¡ª le provoca tal crisis que la impulsa a escaparse, en la escena final.
Tristura es el primer volumen de una malograda trilog¨ªa, al que sigui¨® Escribo tu nombre (1965), t¨ªtulo tomado del poema ¡®Libertad¡¯ de Paul ?luard, que encabeza esta novela dedicada ¡ªen un tono casi combatiente¡ª a ¡°los j¨®venes universitarios, inquietos y limpios¡±, que habla de la libertad, palabra que Tadea escribir¨¢ a los trece a?os, tras ingresar en un internado de monjas ¡ªcadenas, llaves, rosario¡ª, situado entre Santander y Bilbao, cuando la palabra ¡°orden¡± entr¨® en su vida ¡°de una manera incesante referida a las cosas¡± y ¡°poco a poco implic¨® a la conciencia¡±. Al abandonar el internado, en junio de 1936, cuando su amiga Silvia le pregunta si olvida algo, Tadea responde ¡°Nada¡±. Ambas novelas ¡ª?mil p¨¢ginas!¡ª constituyen un espl¨¦ndido friso social e hist¨®rico al par que trazan un brillante relato de formaci¨®n del car¨¢cter de una adolescente, en la mejor l¨ªnea de escritoras como Carmen Laforet, Ana Mar¨ªa Matute, Carmen Mart¨ªn Gaite, Josefina Aldecoa o Dolores Medio. Iba a seguirle un tercer tomo enmarcado en la guerra civil, con t¨ªtulo de Bob Dylan: Se acab¨® todo, muchacha triste.
En octubre pasado, Ediciones 98 se adelant¨® en un par de semanas, con la edici¨®n de la novela Presente profundo (de 1973), a la publicaci¨®n de Tristura, primer t¨ªtulo de la nueva editorial valenciana Bamba, que tiene intenci¨®n de relanzar a Elena Quiroga con la edici¨®n de otras novelas. Ojal¨¢ que con estos rescates empiece para su obra una merecida y nueva fortuna, pues aunque en 2011 la Biblioteca Castro public¨® tres tomos con su narrativa completa ¡ªcon brillante pr¨®logo de Dar¨ªo Villanueva¡ª y en 2013 C¨¢tedra edit¨® La enferma, la autora no parece seguir tan presente como debiera.
Tristura
Autora: Elena Quiroga.
Editorial: Bamba, 2022.
Formato: tapa blanda (240 p¨¢ginas, 16,90 euros).
Presente profundo
Autora: Elena Quiroga.
Editorial: Edicones 98, 2022.
Formato: tapa blanda (160 p¨¢ginas. 19,95 euros).
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