Iv¨¢n Zulueta: un superdotado de la imagen en busca del ¨¦xtasis
Una exposici¨®n en Vitoria se adentra en la obra del director de ¡®Arrebato¡¯, que explor¨® los l¨ªmites del cine en pel¨ªculas que aspiraban a ser menos perfectas, pero m¨¢s libres
En una edici¨®n de Orlando publicada en los a?os cuarenta, la contracubierta asegura, refiri¨¦ndose a su autora, Virginia Woolf, que ning¨²n escritor hab¨ªa ¡°nacido jam¨¢s en un ambiente tan afortunado¡± como ella. Lo mismo se podr¨ªa afirmar, por motivos personales e hist¨®ricos, de Iv¨¢n Zulueta (San Sebasti¨¢n, 1943-2009), inesperado experimentador de la imagen cinematogr¨¢fica que fue capaz de transformarla seg¨²n las exigencias de la inspiraci¨®n, en muchos casos del ¨¦xtasis.
El Artium Museoa, centro dedicado al arte vasco en Vitoria, propone un nuevo acercamiento a la trayectoria del dise?ador y cineasta de la mano de Xabier Arakistain, uno de los m¨¢s apasionados conocedores de su obra. En El arrebato de Iv¨¢n Zulueta, el comisario le da coherencia al archipi¨¦lago de im¨¢genes y pel¨ªculas de un autor que vivi¨® en constante transformaci¨®n, una Atl¨¢ntida llena de dobles fantasmag¨®ricos (o doppelg?nger), vampiros, fantas¨ªas e ilusiones perfectas que solo en los momentos extraordinarios ¡ªel famoso arrebato¡ª le pod¨ªan rescatar de los estragos de la realidad entr¨®pica.
El recorrido por cuatro amplias salas, y una quinta reconvertida en cine, detalla sus pasos como creador de las portadas de discos para Vainica Doble o la Orquesta Mondrag¨®n, y sus carteles de pel¨ªculas para Jos¨¦ Luis Borau y Pedro Almod¨®var, entre otros. A modo de introducci¨®n, una serie de monitores reproducen las entrevistas conducidas por Arakistain a personas clave para acercarse al universo creativo de Zulueta o con las que se relacion¨® dentro de la cultura underground de San Sebasti¨¢n y Madrid en los sesenta y setenta, donde su procedencia acomodada parec¨ªa m¨¢s un elemento prosaico que arcaico.
La infancia y adolescencia de Zulueta est¨¢n marcadas por la afici¨®n de su madre a la pintura y de su padre a la fotograf¨ªa y el cine. Antonio de Zulueta y Brasson era abogado, fundador del cineclub Ateneo y director del Festival de Cine de San Sebasti¨¢n entre 1957 y 1960. Fascinado por los tebeos y los ¨¢lbumes de cromos, el joven Iv¨¢n (nacido como Juan Ricardo Miguel; no se le inscribi¨® con el nombre de Iv¨¢n debido a su origen ruso) empieza a dise?ar los carteles publicitarios de las pel¨ªculas para las fachadas de cines de su ciudad. En 1963 se traslada a Nueva York, donde estudia pintura al ¨®leo y dibujo publicitario en The Arts Students League. Se empapa de nouvelle vague, sigue a Jonas Mekas, la revista Film Culture y el queercore de Kenneth Anger. Visita la Factory y conoce a Andy Warhol. El impacto que le produce la cultura pop se plasma en un giro radical vital y er¨®tico que le permite penetrar en el autoconocimiento personal y en una temporalidad alternativa. Viaja a California, Par¨ªs, Londres y Marruecos. De vuelta a Espa?a, se convierte en uno de los primeros embajadores del pop, el glam y el punk.
Su primera pel¨ªcula casera es un homicidio simb¨®lico: La fortuna de los Irureta (1964), una s¨¢tira rodada en ocho mil¨ªmetros donde alude a los intereses azucareros que su familia hab¨ªa mantenido en Cuba durante varias generaciones. En la televisi¨®n, trabaja como decorador y realizador de cortos musicales ¡ªlos futuros videoclips¡ª para el magac¨ªn El ¨²ltimo grito (1968), presentado por Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo. Firma su primer largometraje, Un dos, tres, al escondite ingl¨¦s (1969), con su antiguo profesor, amigo y productor del filme, Jos¨¦ Luis Borau (¡°una pel¨ªcula de Iv¨¢n Zulueta dirigida por J. L. Borau¡± fue la f¨®rmula utilizada, ya que no ten¨ªa el t¨ªtulo de realizador de la Escuela de Cinematograf¨ªa ni el carn¨¦ del sindicato). En 1970 emprende una prol¨ªfica etapa al margen de la industria, de la que dejan constancia cortos y mediometrajes rodados y posproducidos de forma artesanal, con una c¨¢mara de Super 8.
La ofensiva est¨¦tica de Zulueta fue explorar los l¨ªmites del cine para pensar la imagen, descifrar su enigma, adentrarse en su capacidad de raptar a quien la observa. Como el Orlando de Woolf, el autor mide mal el tiempo, o lo desmide, y eso le permite jugar con la imagen sin ansiedad. Se ve en Leo es pardo (1976), donde el protagonista no es un esnob victoriano sino alguien que habita en los para¨ªsos artificiales de Madrid. Se trata de un Orlando camp que descubre el placer aut¨¦ntico en un corte abierto entre espacio y tiempo. Act¨²a como si la percepci¨®n estuviera por encima de todo y eso es lo que le permite sentir. Llevado a la teor¨ªa cinematogr¨¢fica que entonces se instalaba en el nuevo cine estadounidense, la pel¨ªcula responde a esta m¨¢xima: ¡°Necesitamos pel¨ªculas menos perfectas, pero m¨¢s libres¡±.
Zulueta se vuelve a burlar del tiempo en Kink¨®n (1971), Frank Stein (1972), Masaje (1972), Aquarium (1975), Mi ego est¨¢ en Babia (1976) y A Mal Gam A (1976). Y en Complementos (1976) irrumpe la hero¨ªna (se refiere a ella como ¡°un analg¨¦sico del alma¡±) con un detallado ¡°bombeo¡±, hasta su obra m¨¢s importante, Arrebato (1979). Sobre esta pel¨ªcula, Arakistain cita el texto de Carlos F. Heredero Iv¨¢n Zulueta, la vanguardia frente al espejo (1989), donde se refiere a su cine como un ¡°aparato de creaci¨®n de ficciones que acaba destruyendo a quien lo abraza, confundiendo la realidad con la representaci¨®n, como le sucede a Norma Desmond en Sunset Boulevard¡±. Met¨¢fora desgarrada sobre la dificultad de vivir, el mero acto de filmar equivale a registrar un proceso hacia la destrucci¨®n y, en ¨²ltima instancia, hacia la muerte. La retrospectiva, que ha contado con la colaboraci¨®n de Virginia Montenegro, amiga inseparable de Zulueta, y de quien fue su pareja, Carlos Astiarraga, incluye algunas pinturas y dibujos hechos durante su primer viaje a Nueva York en 1963, dise?os para libros infantiles y tiras de c¨®mic para publicaciones alternativas (Euskadi Sioux).
Hacia el final de su vida, Duchamp dijo que no le gustaba trabajar, que prefer¨ªa vivir y respirar. Vivir es algo que Zulueta nunca dej¨® de hacer, trabajara o no, estuviera bajo los efectos de la hero¨ªna o la metadona. La exposici¨®n lo deja claro, adem¨¢s de a?adir respuestas a la cuesti¨®n ret¨®rica que mejor identific¨® al autor en su pel¨ªcula m¨¢s influyente: ¡°?Cu¨¢nto tiempo te pod¨ªas quedar mirando este cromo? A?os, siglos, toda una ma?ana; estabas en plena fuga, ¨¦xtasis, colgado en plena pausa, arrebatado¡±. Como Orlando, que tiene 16 a?os cuando lo conocemos y unos cuantos lustros m¨¢s cuando lo abandonamos, la estela de Zulueta es visible en la cinematograf¨ªa actual. No menos arrebatado, Almod¨®var calific¨® su pel¨ªcula de ¡°definitiva, ins¨®lita, excepcional¡±, la obra de un director al que siempre consider¨® ¡°un superdotado de la imagen¡±.
¡®El arrebato de Iv¨¢n Zulueta¡¯. Artium Museoa. Vitoria. Hasta el 5 de marzo de 2023.
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