¡®Diarios¡¯, la sobrecogedora caza del humo de Rafael Chirbes
El autor de ¡®Crematorio¡¯ arroj¨® por la borda el lastre superfluo y dej¨® un implacable testimonio existencial en sus dietarios, de los que se publica el segundo volumen
A Rafael Chirbes (1949-2015) le gustaba la expresi¨®n ¡°basura biogr¨¢fica¡±, cent¨®n de desechos vitales destinados a llenar contenedores, ser triturados en las plantas de tratamiento de residuos para despu¨¦s arder y convertirse en humo. Pero pensemos que las cenizas que se desprenden con el humo ¡°biogr¨¢fico¡± son capaces de fecundar de nuevo la tierra convirtiendo en renovada energ¨ªa los dep¨®sitos de placer y dolor que en un principio la generaron. Todav¨ªa bajo la impresi¨®n de la lectura de la seg...
A Rafael Chirbes (1949-2015) le gustaba la expresi¨®n ¡°basura biogr¨¢fica¡±, cent¨®n de desechos vitales destinados a llenar contenedores, ser triturados en las plantas de tratamiento de residuos para despu¨¦s arder y convertirse en humo. Pero pensemos que las cenizas que se desprenden con el humo ¡°biogr¨¢fico¡± son capaces de fecundar de nuevo la tierra convirtiendo en renovada energ¨ªa los dep¨®sitos de placer y dolor que en un principio la generaron. Todav¨ªa bajo la impresi¨®n de la lectura de la segunda entrega de sus Diarios, referidos a 2005 y 2006, pienso si los cuadernos dejados por el escritor valenciano al morir, a los 66 a?os, y escritos a la luz de sus viajes, de sus lecturas y, sobre todo, de sus estados de ¨¢nimo, pero concebidos en un principio como un desahogo vital, no son tambi¨¦n la ceniza que qued¨® de aquellos desechos existenciales. Materia m¨¢s que suficiente para comprender y compartir el estremecimiento que a Chirbes le generaba el hecho de vivir, un esfuerzo que pocas veces se ha visto, en el seno de la cultura espa?ola, tan dolorosamente expuesto.
La primera entrega de sus Diarios (Anagrama, 2021) fue una revelaci¨®n. Nada sab¨ªamos, en general, de la escritura diar¨ªstica de Chirbes, llevada a cabo como una necesidad de dar salida a su ¡°sufrir a solas¡± por muy variadas razones que ¨¦l ya iba desgranando en los primeros cuadernos publicados y en las que ahora profundiza de nuevo. Inesperadamente, acced¨ªamos a la intimidad de un novelista reservado, casi herm¨¦tico, nervioso, culto e hipersensible que en este volumen se defiende de su conciencia de decrepitud ¡ªtiene 57 a?os¡ª con el ¨ªntimo desconcierto ante el futuro al que debe enfrentarse: ¡°Eso es cuanto hago, cuanto tengo que hacer: pensar ego¨ªstamente en m¨ª, en mi propio sufrimiento¡±. El comentario viene, al comienzo del libro, de una duda sobre si deber¨ªa cambiar de casa, de vida, rodearse de otras cosas, tal vez rodearse de una soledad m¨¢s perfecta de la que tiene.
Vive en Beniarbeig (Alicante) en una casa con huerto y algunos animales, y donde fallecer¨ªa en agosto de 2015 de un c¨¢ncer de pulm¨®n. Vive relativamente solo (Paco es un asalariado estrechamente unido al escritor y es un nombre que aparece en sus cuadernos con cierta regularidad, siempre con preocupaci¨®n). Ha optado por renunciar a sus colaboraciones en la revista gastron¨®mica Sobremesa y centrarse en sacar adelante una novela de la que todav¨ªa se siente muy insatisfecho (ser¨¢ Crematorio, su mayor ¨¦xito narrativo). Lee vorazmente y vuelca en la muda comunicaci¨®n que le proporcionan sus cuadernos las reflexiones que las lecturas y la vida que sale al paso le van aportando: ¡°(D)e estos cuadernos est¨¢ excluido lo que hago (solo consta lo de leer y sufrir a solas); est¨¢n excluidas mis relaciones con el exterior, ad¨®nde voy, con qui¨¦n y de qu¨¦ hablo; las noticias de las que me entero. Nada de eso tiene su sitio aqu¨ª, con lo cual lo que escribo resulta m¨¢s bien (¡) la caza del humo¡±. Esto no es cierto del todo y las filtraciones de aquello que considera excluido son frecuentes, con entradas, como la del 9 de mayo de 2006, sobrecogedoras.
En todo caso, una dimensi¨®n que suele ser farragosa en muchos diarios ¡ªlas impresiones de los libros le¨ªdos¡ª alcanza un extraordinario inter¨¦s en el autor de A ratos perdidos. Todas sus lecturas, cr¨ªticas y admiraciones son de una gran densidad y por s¨ª mismas justificar¨ªan este volumen (y el anterior) porque revelan a un autor que acumula conocimiento e independencia de criterio. Si en el volumen anterior su ¨ªdolo era Hermann Broch (La muerte de Virgilio), quien por cierto muri¨® casi a su misma edad, en el volumen presente sigue Virgilio como su autor cl¨¢sico de referencia, pero tambi¨¦n otros muchos libros y escritores, y sus comentarios discurren en paralelo a sus ensayos de cr¨ªtica literaria (El novelista perplejo y, sobre todo, Por cuenta propia). Especial fascinaci¨®n siente por los estilos de Marguerite Yourcenar y Ernst J¨¹nger, y tampoco faltan acerados an¨¢lisis, por ejemplo el que hace de Juan Goytisolo ya subrayado en la contraportada del libro.
Menci¨®n aparte merece la cuesti¨®n de la edici¨®n. Sigue siendo un misterio. Nada sabemos de si se trata de una versi¨®n ¨ªntegra de los diarios que se publican o bien de una selecci¨®n, d¨®nde empiezan y d¨®nde acaban los cuadernos y qui¨¦n procede a su transcripci¨®n, caso de necesitarlo, pues Chirbes hace referencias frecuentes a su escritura a mano. En cierto momento (entrada del 12 de agosto de 2006) el autor menciona que est¨¢ pasando las anotaciones ¡°a limpio¡± en su ordenador, como si tomara conciencia de su importancia literaria, negada, sin embargo, unas entradas atr¨¢s. Y el hecho es que, consciente del avance de su enfermedad, no destruy¨® esos cuadernos como s¨ª hizo, al parecer, con otros escritos antes de morir. Qued¨® sin respuesta un ¨²ltimo correo enviado a Anagrama en pleno agosto de 2015 sobre la necesidad de hablar con la editorial ¡°seriamente¡± de un proyecto que ten¨ªa entre manos. ?La edici¨®n de estos diarios que ahora leemos? Es m¨¢s que probable, pues ya hab¨ªa publicado algunos anticipos, como recoge Fernando Valls en su pr¨®logo al primer volumen. En todo caso, es de esperar que, dado que la muerte del escritor hace imposible el aval de su escritura, en futuras ediciones se incluya una nota a la edici¨®n explicando los pormenores de la misma y en qu¨¦ condiciones se recuper¨®.
Juzgaba J¨¹nger que hay acantilados cuyas rompientes nos hacen encallar para luego sacarnos de nuevo a flote. En la vida de Chirbes y en torno a los a?os reflejados en sus diarios hasta ahora, esta es la impresi¨®n dominante: encallado por corrientes depresivas, rozando la cat¨¢strofe, el escritor se decide a arrojar por la borda el lastre superfluo y recogido en s¨ª mismo decide dejar un l¨²cido e implacable testimonio existencial. Mucho m¨¢s que humo.
Diarios. A ratos perdidos 3 y 4?
Autor: Rafael Chirbes.
Editorial: Anagrama, 2022.
Formato: tapa blanda (704 p¨¢ginas. 24,90 euros) y e-book (13,99 euros).
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