Goytisolo en su amargo final
La imposibilidad de escribir y la necesidad de dinero para costear los estudios de sus ahijados deprimieron al escritor
Hace tres a?os Juan Goytisolo apenas contaba con medios para subsistir. Le era imposible costear los estudios de sus tres ahijados, algo que se hab¨ªa convertido en su raz¨®n de vida. Le fallaban las fuerzas para emprender una obra de envergadura y en abril de 2014 escribi¨® el siguiente documento: ¡°Mi decisi¨®n de recurrir a la eutanasia a fin de no prolongar in¨²tilmente mis d¨ªas obedece a razones ¨¦ticas de ¨ªndole personal. Desaparecida la libido y con ella la escritura, compruebo que ya he dicho lo que ten¨ªa que decir. Tampoco mi cuerpo da para m¨¢s. Cada d¨ªa constato su deterioro y antes que ese declive afecte a mi capacidad cognitiva prefiero anticiparme a mi ruina y despedirme de la vida con dignidad¡±. Y segu¨ªa: ¡°La otra raz¨®n de la eutanasia es la de asegurar el porvenir de los tres muchachos cuya educaci¨®n asumo. Me parece indecente malgastar los recursos limitados de que dispongo, y que disminuyen a diario, en tratamientos m¨¦dicos costosos en vez de destinar este dinero a completar sus estudios. Por todo ello, escojo libremente la opci¨®n m¨¢s justa conforme a mi conciencia y respeto a la vida de los dem¨¢s¡±.
Goytisolo escrib¨ªa siempre a mano y a mano firm¨® el documento. Se lo pas¨® al ordenador la persona que sol¨ªa transcribirle muchos textos, Rafael Fern¨¢ndez, un profesor del Instituto Cervantes de Marrakech que muri¨® de c¨¢ncer ese mismo a?o. Goytisolo estaba obsesionado con la educaci¨®n de sus tres ahijados: Rida, que ahora tiene 23 a?os, Yunes, tambi¨¦n 23, y Jalid, 18. Rida es hijo de su gran amigo Abdelhadi y los otros dos son hijos de Abdelhaq, hermano de Abdelhadi. Todos ellos, m¨¢s la esposa de Abdelhaq, viv¨ªan con Goytisolo en un antiguo hostal, que el escritor compr¨® en 1997. Formaban lo que ¨¦l llam¨® su ¡°tribu¡± y su tribu lo cuid¨® hasta el final.
En 2004 comenz¨® a tener dificultades econ¨®micas. El entonces director del Instituto Cervantes, C¨¦sar Antonio Molina, le facilit¨® giras de conferencias en la instituci¨®n e intercedi¨® para que le encargasen cursos de verano. A partir de 2007 EL PA?S pas¨® de abonarle los 250 euros que cobraba por art¨ªculo a asignarle una mensualidad de 3.000 euros. El sueldo lo percibi¨® en Marruecos hasta el ¨²ltimo momento, aunque no escribiera. ¡°Una vez descontados los impuestos, le llegaban 2.200 euros, lo indispensable para vivir¡±, se?ala alguien pr¨®ximo. Las fuentes que aparecen en este art¨ªculo sin nombre y apellido solicitaron expresamente mantenerse en el anonimato.
En 2014 Goytisolo asum¨ªa que su cuerpo no daba para m¨¢s. Ten¨ªa 83 a?os, pero lo peor quedaba por venir. Siete meses despu¨¦s de escribir el documento de la eutanasia, en noviembre de 2014, se anunci¨® la concesi¨®n del premio Cervantes, el m¨¢s importante en lengua espa?ola, dotado con 125.000 euros. El problema es que Goytisolo se hab¨ªa opuesto en varias ocasiones a ese galard¨®n. En enero de 2001, tras anunciarse el premio para Francisco Umbral, Goytisolo public¨® un art¨ªculo en este diario titulado Vamos a menos donde criticaba ¡°la putrefacci¨®n de la vida literaria espa?ola¡± y ¡°el triunfo del amiguismo pringoso y tribal¡±.
Goytisolo termin¨® aceptando el premio y ese hecho le hundi¨® m¨¢s en su depresi¨®n. Porque continuaba sin fuerzas para escribir y era consciente de que se hab¨ªa contradicho al aceptarlo. Sus ¨ªntimos insisten en que ni le deslumbraron los focos ni le atrajeron los honores. Pero ahora que contaba con dinero para los muchachos ya no le encontraba sentido a seguir viviendo. La v¨ªspera del 23 de abril, fecha de la entrega solemne del premio en Alcal¨¢ de Henares, llam¨® en Madrid a un amigo para que lo ayudara a comprarse un traje. Solo dispon¨ªa de una corbata y dec¨ªa que no conjuntaba con la camisa. Cuando el amigo lleg¨® al hotel le dijo que no ten¨ªa fuerza ni ¨¢nimo para salir a la calle. Su familia deseaba hacerse una foto con los reyes de Espa?a. Pero ¨¦l estaba tan perdido que no solo se olvid¨® de la foto , sino que al concluir el acto repar¨® en que ni siquiera hab¨ªa saludado a los reyes en su discurso.
Fractura de f¨¦mur
¡°Nunca cometi¨® la vileza de decir que acept¨® el premio por dinero¡±, recuerda un allegado. En 2016, una persona que sab¨ªa de su depresi¨®n lo invit¨® a Par¨ªs a pasar unos d¨ªas. Goytisolo le entreg¨® el documento de la eutanasia. Tras leerlo, le dijo: ¡°Como amigo te pido que no lo hagas. Porque estos muchachos, aparte del dinero, tienen derecho a tenerte ah¨ª. No se trata solo de que les pagues la carrera. Dicho esto, si quieres seguir adelante, entonces v¨¢monos a un notario y lo dejamos todo resuelto para tu sucesi¨®n¡±.
Pero Goytisolo no fue al notario. Esa misma noche de principios de marzo lo llam¨® Carole, hija de su esposa, Monique Lange, escritora fallecida en 1996. Carole ten¨ªa 56 a?os, se hab¨ªa separado de su marido y pidi¨® una suma al escritor. Juan Goytisolo, que otras veces la hab¨ªa ayudado, en ese momento le dijo que no dispon¨ªa de fondos. No obstante, quedaron para cenar al d¨ªa siguiente.
"Desaparecida la libido y con ella la escritura, compruebo que ya he dicho lo que ten¨ªa que decir. Tampoco mi cuerpo da para m¨¢s"
Pero ese d¨ªa, al mediod¨ªa, Goytisolo recibi¨® la noticia de que Carole se hab¨ªa suicidado. ¡°Esa noche estuve con ¨¦l¡±, relata este amigo, ¡°y fue horroroso. Estaba ausente, con cien a?os m¨¢s encima. Apenas pod¨ªa caminar. Decidi¨® volver a Marrakech al d¨ªa siguiente, sin esperar el entierro de Carole. La familia de Carole estaba muy ofendida por el hecho de que no se quedara al entierro. Pero Juan estaba hundido¡±. El autor de Juan sin Tierra volvi¨® a Marrakech. Tres semanas despu¨¦s, coincidiendo con la Semana Santa de 2016, se cay¨® al bajar las escaleras del caf¨¦ de la plaza Yem¨¢a el Fna donde sol¨ªa acudir cada tarde. Se fractur¨® el cuello del f¨¦mur. Ingres¨® en la Polyclinique du Sud, aunque su seguro solo ten¨ªa validez en el Hospital de Barcelona.
Como su empe?o era gastar el m¨ªnimo dinero posible en s¨ª mismo con tal de d¨¢rselo a sus ahijados, Goytisolo se empe?¨® en salir de la cl¨ªnica al cabo de dos d¨ªas. Los m¨¦dicos se negaban, porque padec¨ªa insuficiencia respiratoria y flebitis. Y adem¨¢s, sufr¨ªa unos dolores espantosos a causa de la rotura del f¨¦mur. Sin embargo, se march¨® del centro. Y esa misma noche, en su hogar, qued¨® al borde de la muerte. El embajador de Espa?a en Rabat, Ricardo D¨ªez-Hochleitner, y la c¨®nsul honoraria de Marrakech, Khadija Elgabsi, lograron que la cl¨ªnica lo readmitiera, aun sin pagar la garant¨ªa. Quienes lo vieron salir aquella noche de casa en camilla por los callejones de la medina aseguran que iba m¨¢s muerto que vivo.
Goytisolo solo aguant¨® tres d¨ªas en el centro m¨¦dico. Sin embargo, lograron convencerle para que tratarse sus enfermedades con el seguro en Espa?a. Lleg¨® a Barcelona en abril de 2016 y permaneci¨® un mes internado. Varios amigos, miembros de su familia espa?ola, como su sobrina Julia ¡ªmusa del poema Palabras para Julia, de Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo¡ª y empleados de la agencia literaria Carmen Barcells se turnaron para cuidarlo en el Hospital de Barcelona y en un centro de rehabilitaci¨®n. Con todo, ¨¦l quiso regresar a Marrakech.
Estuvo varios meses con la movilidad bastante reducida. Y el 18 de marzo de 2017 sufri¨® un ictus cerebral. Entr¨® por urgencias en la Cl¨ªnica Internacional de Marrakech. ¡°Los m¨¦dicos me dijeron que lo m¨¢s probable era que muriese a lo largo de la madrugada¡±, relata la c¨®nsul honoraria de Marrakech, Khadija Elgabsi. ¡°Sin embargo, por la ma?ana recobr¨® la conciencia y me pidi¨® hablar con su amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao¡±. Contactado por tel¨¦fono en Par¨ªs, el escritor y diplom¨¢tico comenta que Goytisolo estaba un poco desorientado esa ma?ana. ¡°Me cont¨® lo mal que lo hab¨ªa pasado. Hablaba con una leve dificultad, pero su voz era firme¡±.
Una vez m¨¢s, Goytisolo decidi¨® marcharse. Dej¨® el hospital a los tres d¨ªas, contra el criterio de todos los m¨¦dicos. Dos d¨ªas despu¨¦s de llegar a casa perdi¨® el habla y a los cuatro, la capacidad de moverse. En la madrugada del pasado domingo falleci¨®. Su compa?ero Abdelhadi nos explicaba horas despu¨¦s en su casa: ¡°?ltimamente ten¨ªa dificultades para respirar. Pero muri¨® tranquilo, en su cama¡±.
Este es el drama que cargaba sobre sus espaldas el hombre ataviado con corbata verde a rayas que el 23 de abril de 2015, durante la lectura de su discurso, pregunt¨®: ¡°?Cu¨¢ntos lectores del Quijote conocen las estrecheces y miseria que padeci¨® [Cervantes], su denegada solicitud de emigrar a Am¨¦rica, sus negocios fracasados, estancia en la c¨¢rcel sevillana por deudas, dif¨ªcil acomodo en el barrio malfamado del Rastro de Valladolid con su esposa, hija, hermana y sobrina en 1605, a?o de la Primera Parte de su novela, en los m¨¢rgenes m¨¢s promiscuos y bajos de la sociedad?¡±.
Goytisolo logr¨® reparar, al menos, la injusticia social que padecieron todos los miembros y ancestros de su tribu, condenados a la pobreza y el analfabetismo. Hoy, Jalid ha concluido un ciclo de formaci¨®n profesional, Rida estudia cine en Marrakech y Yunes ha terminado este mes en Francia una carrera de ingenier¨ªa.
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