¡®Historia de Roma¡¯, la pionera obra del historiador y premio Nobel de literatura Theodor Mommsen
El experto alem¨¢n traslad¨® a los cuatro vol¨²menes de su obra principal los valores del presente al pasado para seducir al gran p¨²blico y popularizar la disciplina
Hace ahora ciento veinte a?os, en 1902, un historiador alem¨¢n, Theodor Mommsen (1817-1903), ganaba el premio Nobel de literatura con su monumental Historia de Roma, seg¨²n el jurado por ser ¡°el m¨¢s grandioso maestro con vida del arte de la escritura hist¨®rica¡±. Era la primera vez y la ¨²ltima que la Academia Sueca premiaba a un historiador, salvo que queramos ver en Winston Churchill a un historiador y no tan solo a un pol¨ªtico, premiado en 1953 por su dominio de la biograf¨ªa hist¨®rica y brillante oratoria, y que para algunos deber¨ªa haber sido galardonado acaso con el Nobel de la paz.
La historiograf¨ªa iniciaba con Mommsen su culminaci¨®n como ciencia y, sin saberlo, propiciar un alejamiento del gran p¨²blico como lector por ese mal necesario de la ¡°barbarie del especialismo¡± denunciado por Ortega y Gasset. Si su Historia de Roma todav¨ªa permit¨ªa al lector culto y no especialista sumergirse en la historia como magistra vitae, el resto de su producci¨®n ya iba a ser harina de otro costal, un saber riguroso y cient¨ªfico apto tan solo para especialistas. En la laudatio del Nobel ya se recog¨ªa ese giro al hacer referencia a que con ¨¦l la musa de la historia, Cl¨ªo, hab¨ªa alzado su vuelo de arte elevado a ciencia rigurosa, algo sorprendente en alguien que, al tomar posesi¨®n como rector de la Universidad de Berl¨ªn en 1874, hab¨ªa afirmado que el historiador es m¨¢s un artista que un sabio. Intu¨ªa el erudito teut¨®n el debate que recorrer¨ªa la historiograf¨ªa durante todo el siglo XX y hasta nuestros d¨ªas sobre el car¨¢cter h¨ªbrido de la historia como literatura y como ciencia, una frontera difusa que justificar¨ªa sin reparos, por qu¨¦ no, que de nuevo un historiador optara hoy al premio Nobel de literatura.
Mommsen fue tan prol¨ªfico en su trabajo como en su matrimonio. Diecis¨¦is hijos no lo distrajeron ni por un momento en su producci¨®n de 40.000 p¨¢ginas de ciencia pura y dura; ni tampoco en autorrealizarse como hombre de acci¨®n, combinando el ejercicio de la historia con su participaci¨®n en pol¨ªtica como ferviente patriota defensor de la unificaci¨®n alemana y como diputado; pasi¨®n y compromiso que le valieron la expulsi¨®n de la universidad y el haberse de trasladar a la Universidad de Z¨²rich en donde redactar¨ªa buena parte de su Historia de Roma (1854-1856). Hab¨ªa aprendido antes de excelentes maestros en la Universidad de Kiel, fue disc¨ªpulo del gran Gustav Droysen, y en la que estudi¨® derecho entre 1838 y 1843. El derecho romano iba a ser junto a la historia antigua su otra pasi¨®n investigadora y pronto se vincul¨® a la escuela hist¨®rica del derecho de Friedrich Karl von Savigny, que intercedi¨® a su favor ante el rey de Dinamarca para ganar una beca para viajar a Italia en 1844. Desde Goethe el viaje a Italia era la iniciaci¨®n necesaria en los estudios cl¨¢sicos y el humanismo y Mommsen conoci¨® all¨ª al gran epigrafista Bartolomeo Borghesi, contacto que completar¨ªa su trayectoria cient¨ªfica con su pasi¨®n por la epigraf¨ªa latina. Tras culminar su carrera acad¨¦mica con la c¨¢tedra de la Universidad de Berl¨ªn en 1861 pudo llevar a buen puerto una tit¨¢nica obra emprendida unos pocos a?os antes para la Academia Prusiana de Ciencias: el Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL)
La Historia de Roma es en rigor una historia de la rep¨²blica romana, desde la monarqu¨ªa y su abolici¨®n hasta la fundaci¨®n de la monarqu¨ªa militar por Julio C¨¦sar, completada en 1885 con El mundo de los C¨¦sares, una historia de las provincias romanas desde C¨¦sar a Diocleciano, y en la que muestra su gran revoluci¨®n en la historiograf¨ªa: el uso junto a las fuentes literarias de fuentes jur¨ªdicas, inscripciones y monedas, as¨ª como de la arqueolog¨ªa, hecho que hac¨ªa de Mommsen el primer historiador total de la antigua Roma y uno de los nuestros desde el punto de vista cient¨ªfico y metodol¨®gico. No obstante, lo que convierte en apasionante su Historia de Roma es uno de los aspectos que hoy en d¨ªa la hace m¨¢s cuestionable desde el punto de vista acad¨¦mico: un ejercicio de presentismo para seducir al gran p¨²blico, y sin duda lo consigui¨®, en el que los l¨ªderes republicanos de la antigua Roma se presentan como liberales y progresistas, dem¨®cratas, conservadores o anarquistas, cuando no se ve en muchos de los protagonistas de la crisis de la rep¨²blica romana a aut¨¦nticos junkers terratenientes prusianos. No cabe duda de que tras dicha elecci¨®n hab¨ªa una voluntad de popularizar la historia mediante una divulgaci¨®n rigurosa; no menos pesaban en su discurso los logros y fracasos de la revoluci¨®n burguesa de 1848. Su simpat¨ªa por la democracia liberal y mon¨¢rquica traicionaba su debilidad por los hermanos Graco, su cr¨ªtica implacable a la corrupta nobilitas conservadora o su idealizaci¨®n, muy criticada, de la figura necesaria de Julio C¨¦sar como salvador de la rep¨²blica al instaurar una velada monarqu¨ªa absoluta.
Este historiador hegeliano contribuy¨® tambi¨¦n a la revoluci¨®n de la historia del derecho romano con la publicaci¨®n de Derecho P¨²blico Romano (1871-1888), Derecho Penal Romano (1899), as¨ª como con la edici¨®n del Digesto (1867) y la muerte le sobrevino, como no, trabajando en el Codex Theodosianus para una nueva edici¨®n del Corpus Iuris Civilis de Justiniano. Por si no fuera poca esta pasi¨®n graf¨®mana y laboriosa del historiador alem¨¢n, encontr¨® tiempo tambi¨¦n para impulsar desde la Academia berlinesa la creaci¨®n del Instituto Arqueol¨®gico Alem¨¢n, el Thesaurus Linguae Latinae o la Prosopographia Imperii Romani, dos enciclop¨¦dicos compendios sobre la antigua Roma y la lengua latina. Todo ello combinado con un fren¨¦tico activismo pol¨ªtico que igual reivindicaba la anexi¨®n de Alsacia o Lorena, criticaba a Bismarck o denunciaba los peligros del antisemitismo en la Alemania del siglo XIX y los males que presagiaba.
Su yerno, Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff, otro gigante de las Ciencias de la Antig¨¹edad, critic¨® el cesarismo de Mommsen; quiz¨¢s un mal perdonable en el C¨¦sar que necesitaba la historia de Roma para ser a la vez ciencia y literatura, una virtud tan solo al alcance de unos pocos.
Historia de Roma
Autor: Theodor Mommsen.
Pr¨®logo: Lu¨ªs Alberto Romero y Francisco Fern¨¢ndez y Gonz¨¢lez.
Traducci¨®n: Alejo Garc¨ªa Moreno.
Editorial: Turner, 2022.
Formato: cuatro vol¨²menes en tapa blanda ( 524, 576, 590 y 664 p¨¢ginas. 95 euros).
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.