El minero con dos ¡®mitsubishis¡¯ y el decepcionante final del movimiento obrero

Un se?or bajito con bigote y mucho car¨¢cter que hab¨ªa sido confidente de la polic¨ªa franquista y luego, inopinadamente, se hizo con el control del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA). Un astuto minero del pueblo Tuilla que lleg¨® a ingresar en la ejecutiva federal del PSOE, para finalmente, oh sorpresa, ser descubierto como corrupto. Jos¨¦ ?ngel Fern¨¢ndez Villa, el Tigre, es el verdadero protagonista de la pol¨ªtica asturiana desde la Transici¨®n hasta la actualidad y, por tanto, el personaje q...

Un se?or bajito con bigote y mucho car¨¢cter que hab¨ªa sido confidente de la polic¨ªa franquista y luego, inopinadamente, se hizo con el control del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA). Un astuto minero del pueblo Tuilla que lleg¨® a ingresar en la ejecutiva federal del PSOE, para finalmente, oh sorpresa, ser descubierto como corrupto. Jos¨¦ ?ngel Fern¨¢ndez Villa, el Tigre, es el verdadero protagonista de la pol¨ªtica asturiana desde la Transici¨®n hasta la actualidad y, por tanto, el personaje que m¨¢s aparece y sirve de hilv¨¢n al libro No hay pa¨ªs (Hoja de Lata), del periodista Xuan C¨¢ndano. ¡°Desde la muerte de Franco, Asturias pas¨® de ser vanguardia a retaguardia¡±, escribe.

La historia de Asturias de las ¨²ltimas d¨¦cadas es la historia del cambio de modelo econ¨®mico, de la llegada del posfordismo y la desindustralizaci¨®n que afect¨® a toda Espa?a y a todo Occidente. En Asturias, la muerte de la miner¨ªa, motor econ¨®mico de la regi¨®n y parte fundamental de su car¨¢cter, fue m¨¢s lenta, precisamente por el poder¨ªo minero, por el peso de la historia (la Revoluci¨®n del 34, la Guerra Civil, el maquis, la resistencia antifranquista), y porque el socialismo asturiano hab¨ªa sido un apoyo fundamental para el ascenso de Felipe Gonz¨¢lez. A los mineros hab¨ªa que tenerlos tranquilos. Pero acab¨® ocurriendo, no hace tanto, y dejando a la regi¨®n, y sobre todo a sus cuencas mineras, desnortadas y desvinculadas de un pasado que se contaba heroico.

Lo que C¨¢ndano (periodista veterano en medios como RTVE y fundador y director de la difunta revista de investigaci¨®n Atl¨¢ntica XXII) se?ala como rese?able es que en el Principado, feudo hist¨®rico del PSOE, fue el poder pol¨ªtico el que se subyug¨® al sindical, y no al contrario, como suele suceder. Villa llegaba a decidir qui¨¦n se presentaba para presidente de la regi¨®n y manejaba un ej¨¦rcito de mineros con maneras dictatoriales. Seg¨²n el autor, hab¨ªa aprendido un par de cosas del franquismo: el paternalismo y el clientelismo. Sus m¨¦ritos, aun as¨ª, fueron innegables: mantuvo el poder minero que era aplastado en Reino Unido por Margaret Thatcher, en los inicios de la revoluci¨®n neoliberal, y consigui¨®, en un mundo en el que el sindicalismo perd¨ªa relevancia a marchas forzadas, controlar la regi¨®n y conseguir grandes logros sociales y laborales para su ej¨¦rcito de obreros crepusculares.

La debilidad del asturianismo pol¨ªtico, que no del cultural, es otro de los hilos clave del libro. Es curiosa la an¨¦cdota que cuenta que los fil¨®sofos Amelia Valc¨¢rcel y Lluis Xabel ?lvarez, entre otros, n¨²cleo del colectivo Conceyu Bable, en la Transici¨®n, se inventaron la bandera Asturias azul y con la cruz de la victoria, inspirados en otra de Alfonso III, esa que ahora aparece espont¨¢neamente cada vez que se juntan m¨¢s de 200 personas, ya sea en una manifestaci¨®n, en un estadio, en un circuito de carreras o en el Tour de Francia. Valc¨¢rcel, como es sabido, abandon¨® luego el nacionalismo astur y se dedic¨® con hondura al feminismo. Asturias, dice C¨¢ndano, naci¨® como una ¡°autonom¨ªa sin autonomistas¡±, casi m¨¢s vinculada al mito de ser la cuna de Espa?a, tras la mitol¨®gica batalla de Covadonga, que a cultivar un regionalismo o nacionalismo propio, y eso que no le faltan los mimbres de la historia y la cultura.

Esa debilidad del regionalismo la ve el autor como una anomal¨ªa en el entorno del norte de Espa?a, donde este tipo de partidos suelen gobernar o ser relevantes (como en Galicia, Cantabria o el Pa¨ªs Vasco). Apunta algunas explicaciones: la raigambre obrera de la regi¨®n, de car¨¢cter internacionalista, y tambi¨¦n la falta de una burgues¨ªa ilustrada, que tambi¨¦n ha hecho que el motor de la regi¨®n haya sido tradicionalmente el capital extranjero o el sector p¨²blico.

El libro est¨¢ narrado con agilidad y soltura: ofrece consistencia en el gran cuadro del contexto hist¨®rico y es h¨¢bil para la pincelada del detalle jugoso y hasta algunos morbos de las entretelas del poder. Hay veces que es inevitable re¨ªrse, como con la particular idiosincrasia de Gabino de Lorenzo, interminable y jacarandoso alcalde Oviedo, de maneras populistas, o con el esc¨¢ndalo del petromocho, en el que el presidente Juan Luis Rodr¨ªguez-Vigil fue enga?ado por un timador aventurero que le vendi¨® una inversi¨®n millonaria en la regi¨®n que era un invento (y que le cost¨® la presidencia).

Se echa de menos que ahonde m¨¢s en cuestiones culturales, sociol¨®gicas o folcl¨®ricas, pero el subt¨ªtulo ya informa: Cr¨®nica pol¨ªtica (y sentimental) de Asturias (1975-2022). Lo sentimental tampoco se nota demasiado. Pero todo esto no es ¨®bice para que se d¨¦ un repaso a algunos de los grandes nombres de la cultura de la regi¨®n que traspasaron sus fronteras, como el intelectual Juan Cueto, vinculado a esta casa, el ling¨¹ista Emilio Alarcos, o el fil¨®sofo Gustavo Bueno, cuyos pol¨¦micos disc¨ªpulos siguen manteniendo con vida su sistema filos¨®fico. C¨¢ndano ve en el ¡°agitador folcl¨®rico¡± Rodrigo Cuevas la nueva sangre de la regi¨®n, que sabe llegar afuera sin avergonzarse de lo de dentro (m¨¢s bien todo lo contrario).

Dice C¨¢ndano que fue en Asturias donde se puso punto final al movimiento obrero, ¡°el de las grandes catedrales industriales, las masas de trabajadores organizadas y las luchas ¨¦picas¡±, que era el espinazo hist¨®rico del territorio, parte imprescindible de su identidad. Se acabaron las huelgas y los cortes de carreteras, se pact¨® la paz social (mediante jugosas prejubilaciones) y la muerte lenta de las cuencas. Pero el cierre ocurri¨®, finalmente, de manera indecorosa y decepcionante, cuando en 2014 a Villa, el l¨ªder sindical aficionado a los puros y que ten¨ªa dos deportivos Mitsubishi en el garaje, le encontraron un inexplicable tesoro de 1,4 millones de euros. Al autor su historia de auge, poder omn¨ªmodo y ca¨ªda en el descr¨¦dito le resulta similar a la de Jordi Pujol en Catalu?a. Al minero le cayeron tres a?os de c¨¢rcel. Nunca ingres¨®: el Tigre aleg¨® demencia.