¡®Joven, no me cabree¡¯, m¨¢s Boadella que nunca

En Memorias de un buf¨®n (2001), Albert Boadella aprovechaba el relato biogr¨¢fico para criticar a la progres¨ªa (de la que form¨® parte ¨¦l mismo) y al arte moderno. Vuelve a hacerlo ahora, con m¨¢s ¨ªmpetu en su nuevo libro, ...

En Memorias de un buf¨®n (2001), Albert Boadella aprovechaba el relato biogr¨¢fico para criticar a la progres¨ªa (de la que form¨® parte ¨¦l mismo) y al arte moderno. Vuelve a hacerlo ahora, con m¨¢s ¨ªmpetu en su nuevo libro, Joven, no me cabree. El t¨ªtulo y el sumario (¡®Contra el infantilismo progresista de la sociedad actual¡¯) son elocuentes respecto al contenido de este testamento art¨ªstico del actor y autor teatral que creara con solo 19 a?os Els Joglars, grupo con el que triunf¨® mof¨¢ndose brutalmente del franquismo, y m¨¢s tarde del independentismo catal¨¢n.

El libro est¨¢ escrito en forma de di¨¢logo entre el maestro, que asume su condici¨®n de cascarrabias, y el alumno, un representante algo estereotipado de una generaci¨®n consentida e incapacitada para luchar, seg¨²n Boadella, que se reafirma en su incorrecci¨®n pol¨ªtica. La conversaci¨®n (el estudiante prepara una tesis sobre la antigua estrella transgresora) permite al maestro dejar sentadas sus opiniones sobre el teatro: un oficio en el que no hay margen para la creaci¨®n (como no la hay en las artes en general), sino para la recreaci¨®n. La intelectualizaci¨®n que pretenden hacer de ¨¦l universidades y autores es err¨®nea y solo puede agostarlo. El libro est¨¢ repleto de frases provocativas: ¡°Los mayores enemigos del teatro como arte son los escritores¡±, escribe. Autores como Ch¨¦jov, Ibsen, Strindberg, Beckett, Valle-Incl¨¢n o Mamet le parecen ¡°dramaturgos discretos, incluso excesivos y recargados¡±. Aplaude, en cambio, a Lorca, porque es ¡°excelente m¨²sico-poeta y, por lo tanto, gran dramaturgo¡±.

Hay andanadas para el p¨²blico, que ¡°se ha vuelto d¨®cil y domesticado¡±, y ya no silba las obras largas e infumables. En cuanto a los comediantes, son menos libres, cautivos en ¡°la gran tela de ara?a¡± de los premios, festivales y subvenciones, por no hablar de la presi¨®n que ejerce la opini¨®n p¨²blica. Boadella considera tambi¨¦n que el cine ¡°es algo maravilloso¡±, pero nada de s¨¦ptimo arte. El libro divertir¨¢ a sus admiradores e irritar¨¢ a muchos de esos progres que pretende fustigar. Los restantes lectores lamentar¨¢n, quiz¨¢s, los excesos pontificadores del autor que hacen el texto algo repetitivo.

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