¡®Arendt y Espa?a¡¯, la pensadora que iba por libre
Agust¨ªn Serrano de Haro recurre al breve paso en 1941 de Hannah Arendt por la Pen¨ªnsula para investigar qu¨¦ pensaba sobre la Espa?a del primer franquismo
En su camino al exilio, Hannah Arendt atraves¨® Espa?a en 1941 para pasar a Portugal y, desde el puerto de Lisboa, embarcar rumbo a Nueva York. Pr¨®fuga del campo franc¨¦s para refugiados de Gurs, hu¨ªa de la persecuci¨®n nazi. Las mejores biograf¨ªas de la pensadora alemana y jud¨ªa omiten detalles de este viaje por Espa?a. Afirman que en Hendaya tom¨® un tren directo a Lisboa, sin percatarse de que ese tren no exist¨ªa. Atravesar la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en aquel tiempo, con las l¨ªneas ferroviarias devastad...
En su camino al exilio, Hannah Arendt atraves¨® Espa?a en 1941 para pasar a Portugal y, desde el puerto de Lisboa, embarcar rumbo a Nueva York. Pr¨®fuga del campo franc¨¦s para refugiados de Gurs, hu¨ªa de la persecuci¨®n nazi. Las mejores biograf¨ªas de la pensadora alemana y jud¨ªa omiten detalles de este viaje por Espa?a. Afirman que en Hendaya tom¨® un tren directo a Lisboa, sin percatarse de que ese tren no exist¨ªa. Atravesar la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en aquel tiempo, con las l¨ªneas ferroviarias devastadas por la guerra, era una tarea ardua: los viajeros padec¨ªan esperas interminables, que podr¨ªan incluso prolongarse durante d¨ªas, para cambiar de tren, y los desplazamientos eran lent¨ªsimos. Adem¨¢s, cada dos por tres se los somet¨ªa a exhaustivos registros.
Las autoridades espa?olas fueron relativamente ben¨¦volas con los jud¨ªos ap¨¢tridas, puesto que les conced¨ªan visados de tr¨¢nsito; la condici¨®n era que no se quedaran en Espa?a, ¡°que pasen por el pa¨ªs como la luz por el cristal¡±, poetiz¨® el ministro de Asuntos Exteriores Ram¨®n Serrano S¨²?er. El r¨¦gimen franquista s¨®lo era antisemita te¨®ricamente; nada que ver con la Francia de Vichy, que contribuy¨® al Holocausto. Arendt lleg¨® sana y salva a Lisboa, junto a su segundo marido, Heinrich Bl¨¹cher; pero nada cont¨® del viaje, s¨®lo que, en t¨¦rminos comparativos, a ellos no les hab¨ªa ido mal, ¡°apenas se nos ha molestado¡±. En su maleta llevaba un manuscrito de su amigo el fil¨®sofo Walter Benjamin, que se suicidar¨ªa poco despu¨¦s en la frontera francesa porque se le impidi¨® pasar a Espa?a; el manuscrito conten¨ªa el ensayo, c¨¦lebre en un futuro, Tesis sobre la filosof¨ªa de la historia. Los aduaneros espa?oles y portugueses, que registraban alevosamente los equipajes, nada tuvieron que objetar a aquellos garabatos en alem¨¢n, confiscaban el tabaco u otros bienes codiciables de los viajeros, pero no manuscritos ni libros.
El fil¨®sofo Agust¨ªn Serrano de Haro, experto en Husserl y tambi¨¦n en Arendt, parte de este episodio desconocido para investigar qu¨¦ pensaba esta autora en t¨¦rminos pol¨ªticos sobre la Espa?a del primer franquismo. En Los or¨ªgenes del totalitarismo, su obra magna, aparecen algunas referencias a Franco. ?stas dan pie a Agust¨ªn Serrano para reflexionar sobre la distinci¨®n esencial arendtiana entre reg¨ªmenes dictatoriales (como los de Franco y Mussolini) y totalitarios (el nazismo y el comunismo sovi¨¦tico). A?ade interesantes consideraciones sobre la lectura de Arendt de La rebeli¨®n de las masas, de Ortega, as¨ª como del libro de Georges Bernanos Los grandes cementerios bajo la luna sobre la represi¨®n fascista en Mallorca; esta obra sirvi¨® a la pensadora para reflexionar sobre la guerra civil espa?ola.
En abril de 1959, Arendt asisti¨® a una conferencia de Fidel Castro en Princeton. Las palabras de este l¨ªder, todav¨ªa enmascarado de idealista, la inclinaron a pensar que Cuba se encaminaba a sufrir una ¡°tiran¨ªa¡± amparada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica
Arendt tambi¨¦n expuso algunas ideas sobre Latino?am¨¦rica y su herencia hispana, y al hilo de ellas el autor de este ensayo rescata otra an¨¦cdota olvidada de su biograf¨ªa: establecida ya como profesora universitaria en Nueva York, en abril de 1959 asisti¨® a una conferencia de Fidel Castro en Princeton. Las palabras de este l¨ªder, todav¨ªa enmascarado de idealista, la inclinaron a pensar que Cuba se encaminaba a sufrir una ¡°tiran¨ªa¡± amparada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En los a?os sesenta, Arendt fue presidenta ejecutiva de una organizaci¨®n internacional americana de ayuda a los refugiados espa?oles, republicanos ¡°no comunistas¡±. Nunca entendi¨® que s¨®lo se asociase la oposici¨®n a Franco con comunistas y ultraizquierdistas. La fil¨®sofa no se sent¨ªa vinculada a la izquierda ni a la derecha; para la primera era demasiado conservadora; para la segunda, demasiado progresista. Este l¨²cido ensayo revela algunos matices sustanciales de Arendt, en ellos radicaba su singularidad.
Arendt y Espa?a?
Trotta, 2023
172 p¨¢ginas. 20 euros
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