Paulina Chiziane, voz clave de la literatura en portugu¨¦s: ¡°En la mente colonial una mujer solo serv¨ªa para cocinar o para el sexo¡±
La escritora mozambique?a, que luch¨® contra la ocupaci¨®n portuguesa, ha desafiado tambi¨¦n el colonialismo cultural con una obra de afirmaci¨®n africana, que la convirti¨® en el primer autor bant¨² en ganar el Premio Cam?es
Paulina Chiziane (Manjacaze, Mozambique, 68 a?os) aprendi¨® las primeras palabras de la lengua que luego se rendir¨ªa a sus pies en una escuela para negros. Entonces Portugal se presentaba a s¨ª mismo en los mapas como un pa¨ªs inmenso con sus territorios en ultramar. La geograf¨ªa sumaba y alimentaba los sue?os de grandeza de la dictadura de Salazar, continuada desde 1968 por Marcelo Caetano. La consideraci¨®n hacia la gente era menor que hacia la geograf¨ªa. El viejo imperio segregaba a negros, mestizos y blancos en colegios separados. La familia de Paulina, bant¨²es de la provincia de Gaza, al sur, hablaban chope, una lengua minoritaria que debieron limitar a las conversaciones dom¨¦sticas cuando emigraron a los suburbios de la capital, entonces Louren?o Marques, donde el idioma com¨²n era el rongue. Cuando Paulina lleg¨® a la escuela para negros de las monjas cat¨®licas descubri¨® que ni el chope ni el rongue exist¨ªan. Aprendi¨® a leer y a escribir portugu¨¦s.
Esa lengua que no era la suya acab¨® siendo tan suya que se hizo una de sus grandes embajadoras. Paulina Chiziane se apoder¨® del portugu¨¦s, lo adapt¨® a la realidad mozambique?a y lo llen¨® de palabras en chope y rongue como guemetamusse (horizonte) o lobolo (la dote que se paga por la novia). Esta contaminaci¨®n ling¨¹¨ªstica suscit¨® desd¨¦n, pero la escritora sigui¨® fiel a su estilo en una decena de libros de narrativa y poes¨ªa. En 2021 se convirti¨® en el primer autor negro en ganar el Premio Cam?es, algo que se celebr¨® en Brasil y el ?frica lus¨®fona casi como una final de f¨²tbol. Chiziane recogi¨® el galard¨®n en Lisboa en mayo en una ceremonia donde critic¨® el colonialismo que a¨²n perdura en el portugu¨¦s. A veces es m¨¢s f¨¢cil expulsar un ej¨¦rcito que cambiar un diccionario. Luego sali¨® al estrado y bail¨®.
La entrevista se realiz¨® unos d¨ªas despu¨¦s en la habitaci¨®n de su hotel, con la escritora sentada en la ¨²nica silla y la periodista acomodada sobre la cama.
¡ªAprendi¨® la lengua de los colonizadores y es la lengua que escogi¨® para escribir. ?Qu¨¦ relaci¨®n tiene con el portugu¨¦s?
¡ªNo fue una elecci¨®n. Ten¨ªa que usar la lengua que dominaba mejor para escribir porque hasta hoy la estandarizaci¨®n de la escritura de nuestras lenguas todav¨ªa est¨¢ en proceso. La mayor parte de las personas que leen y escriben solo lo hace en portugu¨¦s porque el sistema colonial era tan perverso que prohib¨ªa el uso de nuestras lenguas. Se hizo una pol¨ªtica de eliminaci¨®n de los idiomas locales. Fue un conflicto grande, intenso y a¨²n no resuelto. Ahora existen pol¨ªticas para que los ni?os estudien en la escuela su lengua materna. En el futuro habr¨¢ m¨¢s lectores para los idiomas locales.
El ambiente colonial de Mozambique en el que creci¨® la escritora estaba impregnado de la pol¨ªtica racista de la vecina Sud¨¢frica, que desde 1948 hab¨ªa tejido un andamiaje jur¨ªdico, pol¨ªtico y social para explotar y arrinconar a los negros. Algunos colonos blancos fantaseaban con la implantaci¨®n de un sistema similar al apartheid en una parte del pa¨ªs. El inicio de la biograf¨ªa de Paulina Chiziane se desarrolla en ese lugar y en ese tiempo. ¡°Recuerdo la violencia sexual de la polic¨ªa colonial sobre cualquier mujer negra que pasase cerca, dependiendo de sus apetitos. Colegas m¨ªas, ni?as, que iban hacia la escuela o la iglesia, fueron cogidas para ser violadas, en la calle, en cualquier lugar por donde la gente pasaba. Era algo horrible. Mi ¨²ltima imagen del tiempo colonial ocurri¨® cuando yo caminaba con uno de mis t¨ªos, vino la polic¨ªa y le pregunt¨® donde iba conmigo. Dijeron que ¨¦l era badio (malo) y lo detuvieron. Mucho m¨¢s tarde supe que le hab¨ªan deportado a S?o Tom¨¦ donde muri¨® en las plantaciones de caf¨¦. Yo viv¨ªa en aquel ambiente violento¡±.
Tambi¨¦n viv¨ªa en un ambiente hostil al r¨¦gimen portugu¨¦s. Su familia escuchaba radios piratas y le¨ªa versos de los poetas malditos No¨¦mia de Sousa y Jos¨¦ Craveirinha, que pas¨® tres a?os encarcelado. Sus hermanos llevaban a casa libros prohibidos como Los condenados de la tierra, la obra de Frantz Fanon que se convirti¨® en lectura sagrada para los movimientos de liberaci¨®n africanos. Paulina, apenas adolescente, se enrol¨® en el Frente de Liberaci¨®n de Mozambique (Frelimo), un movimiento ilegal que defend¨ªa la independencia. ¡°Yo era muy joven y por tanto atrevida y particip¨¦ mucho en la tarea de concienciar a otras personas. Fue una juventud interesante. Otros cruzaron a Tanzania para sumarse a las fuerzas armadas contra el imperio. La lucha de liberaci¨®n ten¨ªa diferentes grupos. Hab¨ªa los que estaban en el frente de batalla y los que hac¨ªamos la lucha clandestina dentro del pa¨ªs. En aquel momento yo ni siquiera sab¨ªa qui¨¦n era mi jefe. Me gustaba salir de madrugada y repartir propaganda que hablaba de libertad¡±.
¡ª?Tuvo alg¨²n episodio con la polic¨ªa?
¡ªMira, uno que fue bonito. Un d¨ªa me sorprendi¨® en la calle la polic¨ªa. Deb¨ªa tener 14 a?os, guard¨¦ los panfletos dentro de la ropa y les dije que regresaba a casa despu¨¦s de acompa?ar a mi madre al hospital. Me metieron en el coche y me dejaron a la puerta de casa. En la mente colonial de la ¨¦poca una mujer era una cosa in¨²til que solo serv¨ªa para cocinar o para el sexo. No se les pas¨® por la cabeza que yo pudiera estar haciendo lo que hac¨ªa. Sin embargo, cuando deten¨ªan a mis amigos, los enviaban a prisi¨®n.
A menudo las respuestas de la escritora incluyen un cuento. Esa oralidad narrativa se traspasa a sus libros. No siempre fue bien apreciada, pero Chiziane se distingue por defender sus decisiones contra viento y marea. En el discurso de agradecimiento del Cam?es, lo expres¨® con claridad: ¡°Si quieres ser alguien en la vida, debes afirmar tus pasos, dejar marcas de tus pies grabadas de forma indeleble para que todos digan ¡®por aqu¨ª pas¨® alguien¡¯. Esta cuesti¨®n de la afirmaci¨®n es muy importante. Cuando empec¨¦ a escribir se dec¨ªa que no escrib¨ªa bien en lengua portuguesa, pero yo consider¨¦ que deb¨ªa mostrar qui¨¦n soy negociando mi identidad como mujer, negra y africana a trav¨¦s de la lengua portuguesa¡±.
Al portugu¨¦s a veces le faltan palabras y le sobran sesgos. Ante el primer ministro luso, Ant¨®nio Costa, y otras autoridades, la escritora exigi¨® ¡°una descolonizaci¨®n¡± de la lengua.
¡ª?Qu¨¦ quiso decir?
¡ªEs necesario reconocer que el portugu¨¦s fue la lengua del imperio colonial que retrataba todo y a todos. Quien tiene poder retrata aquello que juzga menor como quiere. Se ve en determinadas palabras que usaban para colocar al otro en una situaci¨®n de inferioridad, palabras que son verdaderas manifestaciones de racismo, como catinga, que se define como olor nauseabundo caracter¨ªstico de los negros. Por ser una lengua imperial, colonial, de supremac¨ªa, tiene palabras que imponen estigmas, jerarqu¨ªas, racismo.
El portugu¨¦s, por ser una lengua imperial y de supremac¨ªa, tiene palabras que imponen estigmas, jerarqu¨ªas y racismo¡±
El imperio se desmoron¨® el 25 de Abril de 1974. La Revoluci¨®n de los Claveles fue una fiesta en Portugal y un terror en Mozambique, donde el control militar permaneci¨® alg¨²n tiempo en manos de fieles del antiguo r¨¦gimen. Las venganzas se encadenaron: a una carnicer¨ªa de negros le suced¨ªa otra de blancos. Acci¨®n-reacci¨®n. ¡°Lejos de ser un momento de esperanza, fue un momento de mucho caos porque el ej¨¦rcito portugu¨¦s ten¨ªa dos alas. Una estaba a favor de la dictadura y el sistema colonial y otra defend¨ªa la revoluci¨®n. Los colonialistas tomaron la radio para asegurar que Mozambique pertenec¨ªa a Portugal y que fusilar¨ªan a quien se atreviese a gritar en favor de la libertad. Ese grupo sali¨® a la calle y comenz¨® a disparar a la gente, disparaban a cualquier preto [negro] que encontrasen¡ Hubo muchos muertos. Al conocer estos episodios, la poblaci¨®n negra del campo fue hacia la ciudad y comenz¨® la carnicer¨ªa de los blancos. Fue un terror, no fueron d¨ªas nada buenos. Otra gran masacre ocurri¨® el 21 de octubre de 1974. Un grupo de comandos portugueses decidi¨® vengarse por los blancos muertos, llevaron ca?ones, armas y soldados y fueron a los suburbios a matar pretos. Lo que ocurri¨® despu¨¦s fue la mayor masacre nunca vista en Louren?o Marques. Aquella era una guerra de negros contra blancos y blancos contra negros, no se sabe por qu¨¦ motivo. No me gusta recordar aquello. Luego vino otro grupo de blancos que lograron hacerse con el control de la radio y dar mensajes a favor de pacificar. Recuerdo dos m¨¦dicos blancos. Uno era suizo y muy amigo de todos. Los negros del barrio fueron a buscarlo y lo metieron en un tonel de agua vaciado y le pidieron que no saliera de all¨ª. Escap¨® as¨ª a la carnicer¨ªa. Otro m¨¦dico que regresaba por la carretera tambi¨¦n fue protegido. Aquellos blancos regresaron a sus casas, pero muri¨® mucha gente inocente. El 25 de Abril fue eso¡±.
Pero tambi¨¦n fue el proceso que liber¨® a las colonias de Portugal. En 1975 Mozambique se independiz¨® y pas¨® a tener un sistema de partido ¨²nico, inspirado en la URSS. El Frelimo, convertido en una organizaci¨®n marxista-leninista, asumi¨® todo el poder. Solo hubo 24 meses de tregua. Durante 15 a?os el pa¨ªs vivi¨® una guerra civil entre Frelimo y la Resistencia Nacional Mozambique?a (Renamo), un movimiento anticomunista apoyado por Sud¨¢frica y otras potencias occidentales que se opon¨ªan al bloque sovi¨¦tico. En ese tiempo Paulina Chiziane, que trabajaba como voluntaria de Cruz Roja, se desencant¨® de la lucha pol¨ªtica y se hizo escritora. ¡°Yo recordaba las pel¨ªculas de kung-fu y w¨¦sterns que ve¨ªa de peque?a, pero la muerte en directo es otra cosa. Cuando volv¨ªa a casa, ten¨ªa la necesidad de hablar, pero algunas im¨¢genes eran tan duras, que no pod¨ªa compartirlas con nadie. En el centro de refugiados hab¨ªa una mujer que hu¨ªa cada vez que me ve¨ªa. Un d¨ªa entr¨¦ en su tienda y comenz¨® a llorar. Me cont¨® que al verme le pareci¨® que su hija regresaba de la muerte. El mismo caminar, la misma altura, la misma sonrisa, t¨² eres mi hija. Me qued¨¦ all¨ª, hablamos, nos hicimos amigas. Me marc¨® mucho. Me preguntaba por qu¨¦ yo ten¨ªa que parecerme a su hija y por qu¨¦ su hija ten¨ªa que estar muerta, me hice muchas preguntas sin respuesta y decid¨ª recogerlo todo en una especie de diario¡±.
Cada d¨ªa ten¨ªa al menos una historia. La de la madre que se com¨ªa la papilla de su beb¨¦ porque deseaba que se muriese, igual que sus cuatro hermanos, o la de la mujer que salt¨® por los aires ante sus ojos. ¡°La persona con la que hablaba hac¨ªa dos minutos hab¨ªa volado y hab¨ªa muerto en mis brazos. Qued¨¦ petrificada. Son las cosas que me dio la guerra civil. Yo ten¨ªa que hacer una especie de catarsis, sacar esos fantasmas de mi interior y as¨ª sali¨® el libro¡±.
Volc¨® aquel horror en Vientos del Apocalipsis (editada en Espa?a por Txalaparta en 2002), que la Asociaci¨®n de Escritores de Mozambique se neg¨® a publicar por su extensi¨®n. Chiziane escribi¨® entonces otra historia, Balada de Amor ao Vento, que se edit¨® en 1991. Dos a?os despu¨¦s, autoedit¨® su novela sobre la guerra civil. Los especialistas arrugaron la nariz. ¡°Aquellos que se consideraban eruditos, ligados a las academias, miraban hacia mis libros con desprecio. Primero, porque soy mujer. Segundo, porque no uso el portugu¨¦s can¨®nico. Tercero, porque no procedo de un estado social considerado noble. Pero el lector com¨²n que no tiene nada que ver con eso, fue leyendo y adorando. Al final la opini¨®n p¨²blica suplant¨® la opini¨®n de estos puristas de la lengua portuguesa. En fin, aqu¨ª estamos. Sobrevivimos¡±.
En 2003 gan¨® el Premio Jos¨¦ Craveirinho, que lleva el nombre del poeta que le¨ªa a escondidas, con su novela Niketche, una historia de poligamia (publicada en Espa?a por El Cobre en 2004), protagonizada por Rami, que ve desmoronarse su mundo cuando descubre que su marido tiene otras cuatro esposas y varios hijos.
Los eruditos miraban mis libros con desprecio. Primero, porque soy mujer. Segundo, porque no uso el portugu¨¦s can¨®nico. Tercero, porque no procedo de un estado social considerado noble¡±
¡ª?Qu¨¦ piensa de la poligamia?
¡ªVoy a comenzar por el rey Salom¨®n, que ten¨ªa cerca de 1.600 esposas en su har¨¦n. El discurso sobre el rey destaca su inteligencia y su celebridad. Por otro lado, tenemos la historia de Jinga, la reina angolana, que los libros describen como arrogante y sexualmente promiscua porque tuvo varios maridos. Ambos gobernaron grandes imperios. Uno tiene 1.600 mujeres y es considerado un superhombre y el mayor sabio de la humanidad. Jinga tuvo siete maridos, no vivi¨® con ellos al mismo tiempo y es considerada promiscua. Se clasifica al hombre de una manera y a la mujer de otra. Pero la poligamia no fue bien estudiada, es analizada por los ojos de quien domina, sea el pensamiento filos¨®fico, social y religioso de Occidente o el de los ¨¢rabes. Cada uno puso sus normas. La poligamia es un sistema con pros y contras. En algunas regiones da mucho poder a las mujeres y en otras culturas, las condena.
Para investigar sobre ella, Paulina Chiziane entrevist¨® a un hombre con 23 esposas. La escritora quer¨ªa saber c¨®mo era su vida cotidiana. Cuando la primera qued¨® embarazada, la convirti¨® en gestora de las siguientes. Cuando la segunda tuvo a su primer beb¨¦, le dio libertad para tener relaciones sexuales y adopt¨® como propios a todos los hijos extramatrimoniales. ¡°Hizo lo mismo con las siguientes. Fue considerado un gran patriarca. Los grandes patriarcas de la historia hicieron esa porquer¨ªa. El respeto por la mujer, el amor y el afecto no cuentan. Yo le pregunt¨¦ si su coraz¨®n no bat¨ªa por alguna en especial. El hombre comenz¨® a llorar. Me dijo que am¨® a una y cuando las dem¨¢s lo descubrieron, la envenenaron. La realidad de la poligamia es muy dolorosa¡±.
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