Pet Shop Boys: pop para re¨ªr, bailar, llorar y pensar
El d¨²o brit¨¢nico re¨²ne todos sus sencillos desde 1985 en ¡®Smash¡¯, un recopilatorio que es un arsenal de m¨²sica inteligente e imperecedera
En alg¨²n momento de la d¨¦cada de los setenta se convino que, en el campo de la m¨²sica popular, el rock ser¨ªa sin¨®nimo de m¨²sica trascendental, de discos y canciones importantes, relegando as¨ª el concepto de pop a la categor¨ªa de m¨²sica bobalicona de usar y tirar. Nadie pareci¨® recordar que los propios Beatles hab¨ªan abierto la gran confluencia entre la melod¨ªa del pop y la fuerza del rock. Despu¨¦s llegaron los a?os ochenta y alguien decidi¨® que la m¨²sica hecha con sintetizadores jam¨¢s merecer¨ªa el mismo respeto que el rock hecho con guitarra, bajo y bater¨ªa. Nadie se par¨® a pensar en el sabor a futuro que ten¨ªan las canciones de Kraftwerk y las rob¨®ticas producciones de Giorgio Moroder.
Fue justo en ese momento, cuando los d¨²os compuestos por un vocalista y un teclista empezaban a estar mal vistos, que Neil Tennant y Chris Lowe crearon Pet Shop Boys. Triunfaron de inmediato con ¡®West End Girls¡¯ y por ello fueron contemplados con escepticismo; posiblemente fuesen otra de esas grandes sensaciones que nadie recordar¨¢ ma?ana. Pero no fue as¨ª. Tambi¨¦n triunf¨® el segundo single, y el siguiente, y el que vino despu¨¦s, y unos cuantos m¨¢s. Su reinado oscil¨® en intensidad, pero se prolong¨® durante a?os y mantuvo su vigencia a la vez que sus canciones iban conformando un camino de baldosas amarillas hacia ese Oz que ya no sabemos qu¨¦ es o d¨®nde est¨¢, pero que nunca dejamos de buscar. Aunque solamente sea porque una canci¨®n puede darnos la energ¨ªa necesaria para revivir en el peor de los momentos.
Convirtieron sus puntos d¨¦biles en virtudes, como hizo Neil Tennant con su voz, vulnerable y humana
Treinta y cinco a?os despu¨¦s, 37 de esas canciones aparecen reunidas en Smash. The Singles 1985-2020, revel¨¢ndose como mucho m¨¢s que una impresionante colecci¨®n de fabulosos sencillos. Alguien dijo que Tennant y Lowe son como Gilbert & George dedic¨¢ndose a la m¨²sica en lugar de a las artes pl¨¢sticas. Son subversivos sin que se les note. Son ir¨®nicos, elegantes. Y tenaces, ya que siguen haciendo m¨²sica como si a¨²n cupiera la posibilidad de que eso pueda cambiar, aunque sea un poquito, este mundo.
Semejante misi¨®n es mucho m¨¢s f¨¢cil de llevar a cabo si se tiene un fondo de armario musical como el que han ido acumulando durante su trayectoria. El pop de Pet Shop ?Boys sirve para re¨ªr, para llorar, para bailar, pero tambi¨¦n ¡ªoh, sorpresa¡ª para pensar. M¨¢s que como una colecci¨®n de grandes ¨¦xitos, deber¨ªa ser visto como una especie de retrospectiva art¨ªstica. Aqu¨ª vemos, por ejemplo, sus puntos d¨¦biles convirti¨¦ndose en su gran poder. De la misma manera que al ser sosos en escena desarrollaron conciertos teatrales que casi eran musicales, Tennant tambi¨¦n impuso el sello de su voz, vulnerable, humana. Una voz que es colectiva cuando habla de la vida en las afuera de las ciudades (¡®Suburbia¡¯), del insoportable lastre de la culpa (¡®It¡¯s A Sin¡¯), de la melancol¨ªa que produce la nostalgia por aquello que fue y se fue desvaneciendo con el tiempo.
Eso ¨²ltimo lo plasmaron en la inmensa ¡®Being Boring¡¯, una de sus mejores canciones, pero tambi¨¦n una de las mejores canciones de la historia de la m¨²sica pop. Distinguida y contenida, es tambi¨¦n un ejemplo imbatible a la hora de desarmar la teor¨ªa de que esta pareja s¨®lo hace canciones facilonas para bailar. M¨¢s all¨¢ de la vestimenta sonora que lleven puesta, las composiciones de Pet Shop Boys lo mismo puede tocarlas toda una orquesta que un se?or con un banjo. Dusty Springfield y Liza Minnelli cantaron canciones suyas y ellos, a su vez, transformaron un cl¨¢sico de Elvis (¡®Always On My Mind¡¯) y lo situaron en centenares de clubes donde docenas de hombres sin camiseta bailaban a su ritmo. Porque Pet Shop ?Boys son maestros en el arte de la descontextualizaci¨®n. Se reafirmaron como tales cuando amariconaron por todo lo alto un himno de U2 y lo convirtieron en m¨²sica de baile, fundi¨¦ndolo con una canci¨®n ligera de Frankie Valli. Ellos, el d¨²o del cual una vez su cantante dijo que no eran un grupo gay, sino un grupo de pop cuyos componentes eran gais. Puede parecer lo mismo, pero no lo es en absoluto.
Su iron¨ªa puede dar a entender que s¨®lo les interesa lo fr¨ªvolo. Falso. En 1994 transformaron la fiesta que en su d¨ªa hab¨ªa sido ¡®Go West¡¯, de Village People, en una eleg¨ªa por las v¨ªctimas del sida. Un a?o despu¨¦s interpretaban ese tema en la gala de los Brit Awards acompa?ados por un coro de mineros galeses. Con ese gesto hermanaron a dos colectivos hist¨®ricamente oprimidos ¡ªel LGTB y el de la miner¨ªa¡ª antes de pel¨ªculas como Billy Elliot o Pride, escenificando uno de los m¨¢s hermosos alegatos pol¨ªticos de la m¨²sica pop del pasado siglo. Lo hicieron con la misma naturalidad con la que despu¨¦s absorbieron ritmos latinos para canciones como ¡®Bilingual¡¯ o ¡®Se a vida ¨¦¡¯, justo cuando sus compatriotas presum¨ªan de nacionalismo con el britpop. O como cuando se puso de moda la electr¨®nica anal¨®gica y ellos hicieron un ¨¢lbum con pianos y guitarras. Adem¨¢s, est¨¢n esos t¨ªtulos como sacados de conversaciones: ¡®I Don¡¯t Know What You Want But I Can¡¯t Give It Anymore¡¯ (No s¨¦ lo que quieres pero yo no puedo d¨¢rtelo) o ¡®How Can You Expect To Be Taken Seriously?¡¯ (?C¨®mo esperas que te tomen en serio?, supuestamente dedicada a George Michael y ausente en esta colecci¨®n). Sparks inventaron la f¨®rmula gramatical, pero ellos han sabido refinarla.
Su iron¨ªa dio a entender que eran fr¨ªvolos, hasta que transformaron ¡®Go West¡¯ en una eleg¨ªa por el sida
Aunque Smash coincida con la actual gira del d¨²o, centrada en sus ¨¦xitos, es un disco que se mantiene en pie por s¨ª mismo. Su arsenal de grandes canciones ¡ªy no todas ellas han sido publicadas en formato single¡ª es innegable, pero Pet Shop ?Boys tambi¨¦n tienen obras mayores ¡ªActually, Behaviour, Very¡ª cuya importancia real ser¨¢ reconocida alg¨²n d¨ªa. Sus ¨¢lbumes comenzaron a perder fuerza durante los dos mil, pero la recuperaron en la siguiente d¨¦cada, con las producciones de Stuart Price, que les ayud¨® a dar forma a los temas que aparecen en el ¨²ltimo tramo del recopilatorio: ¡®The Pop Kids¡¯, ¡®I Don¡¯t Wanna¡¯ o la sublime ¡®Love Is A Bourgeois Construct¡¯, que recurre al truco que Price y Madonna usaron con ¡®Hung Up¡¯, pero sustituyendo el loop de ?Abba por uno de Michael Nyman que les va como un guante.
Nadie podr¨¢ acusarlos de haberse abandonado a la inercia, aunque dif¨ªcilmente vuelvan a ascender al primer puesto de las listas. Los tiempos cambian. No obstante, sea cual sea el futuro que nos aguarde, esa instituci¨®n cultural brit¨¢nica que son Pet Shop Boys debe ser respetada y venerada. Eso es lo que piden todas estas magn¨ªficas canciones, tan importantes, tan duraderas como las que m¨¢s.
Pet Shop Boys?
Parlophone / Warner
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