Lola Lafon, la escritora que se encerr¨® a solas con Anne Frank
La escritora pas¨® una noche en la casa-museo de la ni?a jud¨ªa para entender su figura y acab¨® encontr¨¢ndose a s¨ª misma. Lo cuenta en el ensayo ¡®Cuando escuches esta canci¨®n¡¯
Con siete libros y dos discos como entradas destacadas de un curr¨ªculo donde tambi¨¦n figuran la pr¨¢ctica de la danza y el teatro junto con un pasado de activismo pol¨ªtico de izquierdas, Lola Lafon lleva a?os acostumbrada a conceder entrevistas donde repasa una y otra vez sus coloridos antecedentes biogr¨¢ficos. Lugar de nacimiento, Par¨ªs. Fecha, 1974. Hija de padre franc¨¦s y madre rusopolaca. Ambos profesores universitarios de Literatura, comunistas, destinados primero a Bulgaria y despu¨¦s a Rumani...
Con siete libros y dos discos como entradas destacadas de un curr¨ªculo donde tambi¨¦n figuran la pr¨¢ctica de la danza y el teatro junto con un pasado de activismo pol¨ªtico de izquierdas, Lola Lafon lleva a?os acostumbrada a conceder entrevistas donde repasa una y otra vez sus coloridos antecedentes biogr¨¢ficos. Lugar de nacimiento, Par¨ªs. Fecha, 1974. Hija de padre franc¨¦s y madre rusopolaca. Ambos profesores universitarios de Literatura, comunistas, destinados primero a Bulgaria y despu¨¦s a Rumania, pa¨ªses donde la autora se crio hasta los 12 a?os antes de regresar a Francia impregnada de una confluencia de culturas e idiomas. Al repetir ese recuento de su hoja de vida, casi siempre faltaba un dato sobre el que Lafon no sol¨ªa explayarse: adem¨¢s de todas esas identidades, es de ascendencia jud¨ªa askenazi. ¡°Me lo dijo mi hermana mayor: hablas de muchas cosas en las entrevistas, pero eso nunca lo mencionas¡±, recuerda la autora, de largo pelo rubio que enmarca su rostro con un flequillo, una diminuta bola plateada que refulge en la nariz y un apellido heredado de su padre gentil que no delata inmediatamente sus or¨ªgenes. ¡°Como escritora, te dices: qu¨¦ interesante, algo de lo que no hablo nunca¡±.
Cuando escuches esta canci¨®n, reci¨¦n publicado en castellano por AdN con traducci¨®n de Mar¨ªa Teresa Gallego Urrutia (la versi¨®n en catal¨¢n, Quan escoltis aquesta can?¨®, est¨¢ traducida por Merc¨¨ Ubach y editada por M¨¦s Llibres), propone una suerte de ajuste de cuentas con aquel olvido posiblemente no del todo inconsciente. El libro surgi¨® hace un par de a?os por iniciativa de la editorial francesa Stock como parte de la colecci¨®n Ma Nuit au Mus¨¦e (mi noche en el museo), por la que han desfilado 15 escritores, de Kamel Daoud a Andrea Marcolongo, para relatar sus experiencias nocturnas en un museo de su elecci¨®n. Para su proyecto, el 18 de agosto de 2021 Lafon se encerr¨® voluntariamente en la casa-museo de Anne Frank en ?msterdam. Adem¨¢s de la conexi¨®n evidente con la ni?a alemana, su texto acabar¨¢ por revelar otras ramificaciones impredecibles. Nacida de un encargo, Lafon remarca que, incluso antes de recibirlo, esta fue siempre una historia que estaba destinada a contar. ¡°Supe en un momento que era la oportunidad de hablar de mi relaci¨®n con aquello que elud¨ªa y para evocar la figura de mi abuela¡±, rememora.
Aunque naci¨® de un encargo, Lafon remarca que esta es una historia que estaba destinada a contar¡±
El sol se cuela por los ventanales de la concurrida brasserie cercana a la casa de la escritora donde tiene lugar la entrevista. Es media tarde y en las calles de este barrio encantadoramente decadente del norte de Par¨ªs ¡ªuna de esas zonas de puestos callejeros y conversaciones en corrillos abocadas a ser absorbidas por la centrifugadora de la gentrificaci¨®n¡ª sobrevuela un bullicio electrizante. Perfectamente integrada en el torbellino, Lafon se expresa con premura, casi todo el tiempo en franc¨¦s, algunas frases sueltas en ingl¨¦s, matizando mientras sorbe un vaso de agua con gas cuyas burbujas chisporrotean bajo los destellos de la luz. Su abuela, la polaca Ida Goldman, superviviente de la Shoah emigrada a Francia y ¡°un personaje apasionado por la cultura, por la lectura, a pesar de que no pod¨ªa leer¡±. Y Anne Frank, la ni?a sabia congelada en un copo para la eternidad, por siempre adolescente. La muchacha a quien todos conocen, la persona de la que nadie sabe nada.
Escrito a modo de ensayo, Cuando escuches esta canci¨®n ¡ªun ¨¦xito multipremiado en Francia que ha llevado a su autora ¡°de gira durante todo un a?o¡±¡ª intercala cap¨ªtulos donde el espanto del antisemitismo se estratifica en niveles sucesivos de tiempo y cercan¨ªa personal: la experiencia propia (tras la covid, dice Lafon, ha resurgido en Francia la percepci¨®n ¡°complotista¡± de los jud¨ªos), el recuerdo familiar y la transcripci¨®n de la historia de la mano de Frank, best seller universal a quien este libro busca restituir en su calidad de notable escritora. ¡°El momento en que comprend¨ª que esta historia era para m¨ª fue cuando supe que ella hab¨ªa reescrito sus textos y que en realidad era una autora, no solo la chica que escribi¨® su diario¡±, apunta Lafon, que da un repaso a la banalidad con la que Hollywood y Broadway tamizaron el mensaje del famoso dietario para facilitar la digesti¨®n a un p¨²blico reticente a ponerse de cara con la barbarie. La autora, que tambi¨¦n se abstiene de hacer pornograf¨ªa del sufrimiento, se empe?a sin embargo en dotar a su personaje de una honda dignidad. ¡°Estaba obsesionada por la idea de no hablar nunca en su lugar, de no imaginar lo que ella habr¨ªa pensado¡±, recalca. ¡°La identificaci¨®n es algo de lo que me desmarco totalmente¡±.
En las 10 horas que pas¨® recluida en el anexo de 40 metros cuadrados donde los Frank y otras cuatro personas se ocultaron a lo largo de m¨¢s de dos a?os entre 1942 y 1944, Lafon no solo se encontr¨® con la ni?a de ojos vivaces cuyos p¨®steres a¨²n cuelgan de las paredes, sino, y quiz¨¢ eso es lo verdaderamente remarcable, con un icono tan sobado, con una capa superficial tan solidificada, que su interior se hab¨ªa vuelto casi impenetrable. ¡°La heroizaci¨®n hace que la persona quede borrada. Es como si lo que uno ha hecho estuviera ausente, y solo quedara la foto¡±, reflexiona. Partiendo de esa imagen fijada en la retina colectiva, el relato de Cuando escuches esta canci¨®n se transporta por la memoria de la autora hasta llegar a un ¨²ltimo cap¨ªtulo sorprendente, un giro inesperado con el que Lafon se las apa?a para hilar el v¨ªnculo entre lo general y lo particular, entre lo que ocurre en una y otra parte del mundo, antes, despu¨¦s y en todas las ¨¦pocas, a trav¨¦s de la remembranza de otra v¨ªctima de un genocidio a quien ella conoci¨® en su juventud.
La heroizaci¨®n hace que la persona se borre y solo queda la foto¡±
Aunque parezca arriesgado aventurarse a recrear literariamente una figura como la de Anne Frank, no es la primera vez que Lafon coloca a una chica real en el epicentro de su narrativa. En Mercy, Mary, Patty (La Caja Books, 2019) novel¨® el secuestro en 1974 de Patricia Hearst, nieta del legendario magnate de los medios de comunicaci¨®n William Randolph Hearst. Y antes, en La peque?a comunista que no sonre¨ªa nunca (Anagrama, 2015), seguramente su novela m¨¢s conocida, retorn¨® a la Rumania de su infancia para fabular una interacci¨®n con la legendaria Nadia Comaneci, la deportista cuya magia arrebatadora ¡ªeso es lo que dijeron en su d¨ªa los comentaristas¡ª se desvaneci¨® en alg¨²n punto de su camino de ni?a a mujer. ¡°Creo que hay algo intenso en la adolescencia, es una ¨¦poca de silencio, donde a una se la escucha mal, se la oye mal¡±, considera. ¡°Hay algo que explota y que no se escucha, y eso puede llegar a ser tr¨¢gico¡±.
Como personaje ficticio, Cl¨¦o, la protagonista de Zozobrar (AdN, 2021), su ¨²ltima novela, tambi¨¦n encaja en el perfil de muchacha joven e incomprendida que domina el imaginario de Lafon. Aspirante a bailarina, de or¨ªgenes humildes, la chica acaba involucrada en una siniestra fundaci¨®n que recluta a colegialas con fines sexuales, con unos m¨¦todos que resultan identificables con los del depredador Jeffrey Epstein y su ac¨®lita, Ghislaine Maxwell. Los abusos, el consentimiento y la culpa atraviesan as¨ª una obra cargada de las contradicciones de una realidad que se resiste a ser envasada al vac¨ªo, sin contaminaci¨®n cruzada, publicada en plena ola del Me Too en Francia, meses despu¨¦s de que Vanessa Springora azuzara el debate del consentimiento con su libro del mismo nombre sobre la relaci¨®n que mantuvo a los 14 a?os con el escritor Gabriel Matzneff, de entonces 49. ¡°Tengo la impresi¨®n de que las cosas est¨¢n cambiando y estas cuestiones se han convertido en un tema del que se habla. Antes, cuando ocurr¨ªa una agresi¨®n, la gente bromeaba, o dec¨ªa que no hab¨ªa pasado nada, o que estabas loca¡¡±, se?ala. ¡°Por eso me ha impresionado mucho lo que est¨¢ ocurriendo en Espa?a, ver a esos futbolistas que desplegaron un cartel diciendo: ¡®Todos somos Jenni¡¯. Es necesario que los hombres hablen¡±.
La adolescencia es una ¨¦poca de silencio. Algo explota y no se escucha, y eso puede ser tr¨¢gico¡±
Un repaso a la bibliograf¨ªa de Lola Lafon permite pasearse por algunos de los temas centrales de nuestra ¨¦poca. No es que ella se dedique a dar respuesta a la actualidad (eso lo hace en sus columnas en el diario Lib¨¦ration), sino que en cierto modo se le adelanta. ¡°Ya escrib¨ª sobre una violaci¨®n hace 19 a?os¡±, recuerda sobre su primer libro, Una fiebre ingobernable (Anagrama, 2005), donde descubri¨® algunos de los entresijos del movimiento okupa, en el que ella misma particip¨® durante a?os. ¡°Ahora es diferente, ya no podr¨ªa desembarcar en un colectivo as¨ª como as¨ª, pero sigo siendo evidentemente feminista y comprometida¡±, sostiene, para seguidamente declarar su preocupaci¨®n ¡°por el crecimiento de la extrema derecha en Francia y en Europa¡±. Si en Una fiebre ingobernable su yo interior transluc¨ªa a trav¨¦s de la militancia pol¨ªtica, y en Zozobrar y La peque?a comunista... resonaba por medio de su pasi¨®n por la danza y la expresi¨®n corporal, en Cuando escuches esta canci¨®n esa voz habla desde la vivencia en primera persona. ¡°Estoy un poco en todas partes en mis libros, pero aqu¨ª soy yo la que incontestablemente entra en el museo, la que no puede entrar en la habitaci¨®n [de Anne Frank]; es algo que viv¨ª f¨ªsicamente¡±.
Autora profesional en cierto modo contra su voluntad, Lafon naveg¨® su juventud tan lejos como pudo del sistema. ¡°Me dec¨ªa que no quer¨ªa tener un oficio que me impusiera una necesidad y me impidiera vivir¡±, explica. ¡°Me dec¨ªa: es mejor adaptar mi vida y ganar el dinero justo, aunque siempre escrib¨ªa¡±. Tambi¨¦n ten¨ªa la m¨²sica, materializada en un disco que ella misma ha definido como de ¡°folk-rock electrobalc¨¢nico¡±, publicado en 2006 junto a la banda Leva, as¨ª como un segundo en solitario cinco a?os despu¨¦s. ¡°Ahora la m¨²sica sigue estando presente, pero sobre todo en el escenario. Me encanta hacer lecturas musicales, me encanta todo lo que tiene que ver con el ritmo y la experiencia teatral¡±, concede. En noviembre, subir¨¢ a las tablas con una performance de su autor¨ªa, y tambi¨¦n tiene pendiente la publicaci¨®n de un c¨®mic en colaboraci¨®n con la dibujante P¨¦n¨¦lope Bagieu. Seguir¨¢ vistiendo de luces y sombras a nuevos personajes femeninos, ¡°que no abundan en la literatura¡±, y continuar¨¢ llenando de garabatos las p¨¢ginas de su diario. ¡°Lo empec¨¦ a escribir a los nueve a?os inspirada por Anne Frank. Y aunque creo que no es interesante como para leerlo, es mi lugar propio¡±, revela, para sentenciar: ¡°Me gusta esa idea de tener un lugar propio donde nada importa¡±.
So?ar con las musas
En 2018, la editorial Stock puso en marcha el proyecto Ma Nuit au Musée, una colección de libros en la que, hasta la fecha, 15 autores invitados han pasado una noche en vela rodeados de obras de arte y otros objetos para después narrar sus impresiones en forma de novela o ensayo. El proyecto, organizado en colaboración con el Museo Picasso de París, ha resultado en media docena de títulos inspirados por la obra del malagueño, así como en otras propuestas más allá de Francia: Leila Slimani se desplazó hasta Venecia para pasar una noche blanca en la Punta della Dogana; Diane Mazloum llegó hasta el Museo Nacional de Beirut, y dos autoras, la francesa Léonor de Récondo y la hispanocubana Zoé Valdés, coincidieron en elegir España como destino para sus experimentos artístico-literarios. La primera instaló sus bártulos durante unas horas en el Museo del Greco de Toledo y la segunda hizo lo propio en el Thyssen-Bornemisza de Madrid, y de esas experiencias surgieron los títulos La leçon de ténèbres (la lección de tinieblas) y Les muses ne dorment pas (las musas no duermen).
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