La autora de ¡®El consentimiento¡¯ denuncia los ¡°fallos¡± del sistema ante la pederastia
Vanessa Springora cuenta en su primer libro la relaci¨®n que mantuvo a los 14 a?os con un escritor de 50
La editora y escritora Vanessa Springora lament¨® este jueves la ¡°ceguera¡± del mundo intelectual franc¨¦s que toler¨® ¡ªe incluso defendi¨® en su momento¡ª las relaciones sexuales de adultos con menores como la que relata en su primer libro, Le consentement (el consentimiento). El relato sobre su relaci¨®n, a los 14 a?os, con Gabriel Matzneff, un escritor de 50 que en sus libros relata sus encuentros sexuales con adolescentes y hasta ni?os y ni?as, ha sacudido el mundo de las letras francesas desde bien antes de su llegada a las librer¨ªas, este jueves. En una entrevista con el diario Le Parisien, Springora critica tambi¨¦n los ¡°fallos¡± de todas las instituciones que deber¨ªan haber alertado y actuado ante un individuo de tendencias abiertamente pederastas.
¡°Hubo un fallo de todas las instituciones: escolar, policial, hospitalaria¡ Es eso lo que resulta incre¨ªble ante un militante de la pederastia que ha publicado textos en ese sentido en los que lo glorifica¡±, afirma Springora. ¡°La ley podr¨ªa haber actuado¡±. Pero no lo hizo.
Su relato de ese a?o de relaci¨®n que mantuvo en 1986 con un hombre 36 a?os mayor que ella es tambi¨¦n la denuncia de un entorno que se hizo c¨®mplice, con su consentimiento o su silencio, de una experiencia que la ha perseguido toda su vida.
Porque est¨¢ la madre, que lo supo todo desde el principio y no solo consinti¨® la relaci¨®n de su hija, de apenas 14 a?os, con un hombre de 50, sino que incluso la protegi¨® y lament¨® su fin. Est¨¢ el padre, que pese a indignarse al conocer la relaci¨®n y amenazar con ir a la polic¨ªa nunca lo hace y vuelve a desaparecer de su vida, como hab¨ªa hecho siempre antes. Est¨¢ el entorno de la familia, los amigos y vecinos que sab¨ªan de una relaci¨®n desigual y que nunca dijeron nada o, los que lo hicieron, muy pocos, se quedaron en meras palabras. Est¨¢n los m¨¦dicos, que tambi¨¦n conocieron detalles sin denunciarlo. Y la polic¨ªa, que pese a haber recibido varios avisos an¨®nimos nunca hizo un esfuerzo real por indagar ese caso de presunta relaci¨®n ilegal con un menor. Y est¨¢, sobre todo, ese medio ¡°art¨ªstico¡±, esa Francia intelectual a¨²n influida por el ¡°prohibido prohibir¡± de Mayo del 68 que sab¨ªa perfectamente de la relaci¨®n del escritor con una adolescente, que ni mucho menos era la primera y que adem¨¢s no solo callaba, sino que hasta aplaud¨ªa y editaba las obras del autor en las que relata minuciosamente sus ¡°conquistas¡± con ni?as y ni?os de 14, 13 u 11 a?os.
¡°Lo que hay que replantearse es la hipocres¨ªa de toda una ¨¦poca¡±, sostiene Springora en Le Parisien. Y que perdura a¨²n, al menos en ciertas esferas, asegura. Porque si bien en los ¨²ltimos d¨ªas ha habido numerosas condenas y reconocimientos de culpa tanto de las autoridades francesas como de algunos de los que supieron y callaron o no condenaron, como el conocido periodista Bernard Pivot, que lo entrevist¨® en varias ocasiones sobre sus libros de contenido pederasta en su programa literario de televisi¨®n Apostrophes, otros todav¨ªa callan, recuerda. ¡°No he recibido ninguna se?al de sus editores. Pienso en Gallimard, que publica sus diarios. Y en (el editor) L¨¦o Scheer, que volvi¨® a publicar en 2005 Les moins de seize ans (Los menores de 16 a?os, donde cuenta sus encuentros sexuales con menores) con un nuevo pr¨®logo de Gabriel Matzneff que dice que si debiera volver a escribir ese libro, no cambiar¨ªa ni una coma. En 2013, cuando recibi¨® el premio Renaudot, ning¨²n periodista literario, ni uno solo, se cuestion¨® la justificaci¨®n de esa recompensa. La vida de una adolescente an¨®nima no es nada ante el estatus de un escritor¡±, critica. ¡°Es sobre esa ceguera sobre que hay que interrogarse colectivamente: ?Por qu¨¦ nadie hizo nada durante tantos a?os?¡±.
Para la autora, habr¨ªa sido necesario que alguien le parara los pies y ese tambi¨¦n es el papel de la ley, aunque en Francia siga sin haber una edad de consentimiento. ¡°Es importante que la ley se manifieste en la construcci¨®n del adolescente¡±, afirma. Porque las consecuencias pueden durar toda la vida, como ella bien sabe y cuenta en su libro. ¡°Soy yo la que ha cargado con la culpabilidad y no ¨¦l, porque nadie vino a decirme de manera clara: no debes vivir esta historia. Y, sobre todo, nadie se lo dijo a ¨¦l¡±, insiste.
Matzneff se dice v¨ªctima como Woody Allen y Roman Polanksi
En el mismo d¨ªa en que sale a la venta Le Consentement, L'Express publica una larga respuesta de Matzneff, en la que, como resalta la propia revista, "no hace ning¨²n mea culpa ni pide perd¨®n", sino que se limita a lamentar lo que califica de una "pu?alada en el coraz¨®n".
Springora ¡°intenta hacer de m¨ª un pervertido, un manipulador, un depredador, un cerdo. Es un libro que busca precipitarme en el caldero maldito al que han sido lanzados estos ¨²ltimos tiempos el fot¨®grafo Hamilton, los cineastas Woody Allen y Roman Polanski¡±, afirma el escritor, de hoy 83 a?os.
La respuesta de la autora est¨¢ en el propio libro, que concluye con una reflexi¨®n sobre el cambio de ¨¦poca y en el que replica, a los que ¡°fustigan el puritanismo¡± actual como ¨¦l, que lo que ha cambiado es ¡°que, tras la liberaci¨®n de las costumbres, tambi¨¦n la palabra de las v¨ªctimas est¨¢ siendo liberada¡±.
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