David Wojnarowicz, directo al coraz¨®n
¡®Dear Jean Pierre¡¯ re¨²ne las cartas que el polifac¨¦tico artista escribi¨® a su amante franc¨¦s. Una recopilaci¨®n de postales, cartas, ¡®collages¡¯, dibujos y otros recuerdos que revelan su lado m¨¢s tierno, as¨ª como el trayecto en busca de un lenguaje creativo y visual
¡°Conoc¨ª a un tipo en la noche muy oscura¡±, escrib¨ªa en su diario David Wojnarowicz (Nueva Jersey, 1954 - Nueva York, 1992). Era el 1 de noviembre de 1978 y hac¨ªa m¨¢s de un mes que el artista estadounidense hab¨ªa llegado a Par¨ªs. ¡°Un extra?o apoyado en las puertas de la media noche del Louvre¡±, rotulaba d¨ªas m¨¢s tarde el autor, sobre un p¨®ster de la cantante Nico que arranc¨® de una pared en Saint-Michel. En realidad, el desconocido se...
¡°Conoc¨ª a un tipo en la noche muy oscura¡±, escrib¨ªa en su diario David Wojnarowicz (Nueva Jersey, 1954 - Nueva York, 1992). Era el 1 de noviembre de 1978 y hac¨ªa m¨¢s de un mes que el artista estadounidense hab¨ªa llegado a Par¨ªs. ¡°Un extra?o apoyado en las puertas de la media noche del Louvre¡±, rotulaba d¨ªas m¨¢s tarde el autor, sobre un p¨®ster de la cantante Nico que arranc¨® de una pared en Saint-Michel. En realidad, el desconocido se escond¨ªa entre los arbustos que crec¨ªan donde hoy se encuentra la pir¨¢mide de la pinacoteca. Frente al Jard¨ªn de las Tuller¨ªas, uno de los lugares de cruising m¨¢s frecuentados entonces en la ciudad. Aquella noche acabaron juntos en la buhardilla del franc¨¦s, cercana a la Torre Eiffel. All¨ª convivieron durante seis meses. Se llamaba Jean Pierre Delange. Era peluquero. A su lado, el elusivo artista conocer¨ªa el amor.
Dear Jean Pierre (Primary Information) re¨²ne las cartas que el polifac¨¦tico autor escribi¨® a su amante, entre junio de 1979 y septiembre de 1982, desde el otro lado del Atl¨¢ntico. A trav¨¦s de tarjetas, cartas, fotocopias, dibujos, collages, fotograf¨ªas, folletos, hojas de contactos, y otros recuerdos, la publicaci¨®n ofrece el improvisado relato del d¨ªa a d¨ªa de uno de los protagonistas m¨¢s relevantes de la contracultura del Nueva York de los ochenta, donde aflora el lado m¨¢s tierno de su transgresora y desgarrada figura. Una voz tan c¨¢ndida como impenetrable que transita entre sue?os, realidades y omisiones. Entre postales elegidas con el apremio de un ansioso enamorado ¡ªllegar¨ªa a escribir en un mes 23 misivas¡ª, en ocasiones intervenidas de diferentes formas por el propio autor. Im¨¢genes y palabras que revelan el trayecto de un joven en busca de un lenguaje creativo y visual. La b¨²squeda de la belleza en medio de la precariedad, del des¨¢nimo y de la fealdad, donde resuena el imparable latido del primer amor.
Wojnarowicz cumpl¨ªa 24 a?os el d¨ªa que lleg¨® por primera vez a Par¨ªs. La primera impresi¨®n no fue buena. Tan burguesa. ?Era est¨¢ la ciudad de Rimbaud?, se preguntaba, ¡°?d¨®nde estaban los bajos fondos?¡±. Pronto descubri¨® Pigalle. ¡°Muy parecido a Times Square con chicos an¨¦micos blancos como fantasmas vestidos de cuero ¡ªalgunos brutos musculosos de ojos hundidos [...], tipo marineros sacados directamente de las p¨¢ginas de Genet¡±. Se hab¨ªa propuesto escribir ¡°una novela callejera¡± basada en su propia vida. Tambi¨¦n escribir poemas, ilustrar libros, aprender a tocar la guitarra y dominar el idioma franc¨¦s. ¡°Nada de esto ocurri¨®¡±, advierte su bi¨®grafa, Cynthia Carr, durante una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Sin embargo, su paso por la ciudad francesa le cambi¨® considerablemente: encontr¨® su voz como escritor, se enamor¨® por primera vez, y descubri¨® que era irremediablemente americano¡±.
¡°En cierto sentido, los americanos, o neoyorquinos, tienen m¨¢s libertad, sin embargo, parecen tener miedo de explorar sus emociones¡±, escrib¨ªa el artista, en una de sus primeras cartas de regreso a su pa¨ªs. Una vuelta inevitable, ya que nunca llev¨® a cabo los pasos necesarios para establecerse en Par¨ªs. En Nueva York, de forma habitual ten¨ªa dos o tres amantes. El sexo era f¨¢cil para Wojnarowicz. De ¨¦l se nutr¨ªa su vida y su obra. Siendo adolescente, se gan¨® la vida como un chapero despu¨¦s de haber sobrevivido a una infancia sometido al maltrato de un padre alcoh¨®lico. ¡°El cl¨¢sico trasfondo para un asesino en serie¡±, como dir¨ªa su amiga Fran Lebowitz. Sin embargo, eran las emociones hondas las que resultaban duras para el autor. ¡°No estaba muy seguro de si cre¨ªa en el amor¡±, advierte su bi¨®grafa. ¡°Le resultaba extra?a la sensaci¨®n de estar enamorado. Por eso la relaci¨®n con Jean Pierre fue tan importante. Se enamor¨® dos veces en su vida. Una de Jean Pierre. La otra de Tom Rauffenbart, un trabajador social, a quien conoci¨® en 1987 y con quien estuvo hasta que, a los 37 a?os, el sida acab¨® con su vida¡±.
¡°Con Peter Hujar mantuvo una relaci¨®n sexual que dur¨® solo un mes. Despu¨¦s pas¨® a ser otra cosa. Algo muy profundo¡±, advierte la bi¨®grafa. ¡°Mi hermano, mi padre, mi enlace emocional con el mundo¡±, dir¨ªa de ¨¦l Wojnarowicz tras su muerte, tambi¨¦n de sida. ¡°A David le resultaba dif¨ªcil decir ¡®te amo¡¯, ten¨ªa problemas con la palabra¡±, a?ade Carr. ¡°Tom me cont¨® que un d¨ªa le pregunt¨® si le amaba y el artista le contesto: ¡®Hay tres cosas que amo. Primero est¨¢ mi obra. Despu¨¦s est¨¢ Peter. T¨² eres la tercera¡±.
¡°Todo lo que hac¨ªa en su vida ten¨ªa que ver con su obra¡±, a?ade Carr. Durante aquellos d¨ªas empez¨® a pensar en ¨¦l como un escritor y a su vuelta a Nueva York se apunt¨® a clases de poes¨ªa. ¡°No permitir¨ªa que nadie los leyera. Era una faceta que escond¨ªa¡±, se?ala la bi¨®grafa. A su vuelta de Par¨ªs su arte versar¨¢ sobre los h¨¦roes literarios que alimentaban su existencia. Irreverente y tr¨¢gico, maldito entre los malditos, Rimbaud encarnaba el arquetipo perseguido por el artista estadounidense. Nacieron el mismo a?o, separados por un siglo, murieron a la misma edad. Compart¨ªan la misma tendencia sexual y una juventud marcada por la violencia. Por aquellos d¨ªas, Ernest Pignon-Ernest, precursor del arte urbano en Francia, pegaba en las paredes de la capital francesa im¨¢genes del autor simbolista. Serigrafiadas a tama?o real, el rostro del joven poeta aparec¨ªa pegado a un cuerpo con vestimenta de obrero. Aquellas intervenciones callejeras servir¨ªan de inspiraci¨®n a Wojnarowicz para una de sus incursiones en la fotograf¨ªa, Rimbaud in New York, en la cual yuxtapone el tiempo hist¨®rico con el presente haciendo a sus amigos posar con una careta del ind¨®mito poeta. Jean Pierre lo hizo en Coney Island, durante el verano del 79. De aquellas fechas data Untitled (Genet after Brassa?), donde el iconoclasta Jean Genet ( en su d¨ªa retratado por el fot¨®grafo franc¨¦s), es presentado como un santo sobre un fondo donde un Cristo se pincha con una jeringuilla. La imagen supuso una de la primeras pol¨¦micas en las que se ver¨ªa envuelto el autor. Demandado por la American Family Association (AFA), el autor defend¨ªa la drogadicci¨®n como una lucha contempor¨¢nea, con la cual un emp¨¢tico Cristo se podr¨ªa identificar y perdonar¨ªa. Gan¨® el juicio. Pero nunca lleg¨® a cobrar el d¨®lar que le fue concedido en concepto de perjuicio.
A medida que la rabia se iba apoderando del cada vez m¨¢s vulnerable Wojnarowicz, su arte se hac¨ªa m¨¢s pol¨ªtico. En 1985, una vez afianzado en el mundo del arte y m¨¢s aliviado de la intensa presi¨®n de sobrevivir que le hab¨ªa impedido enfrentarse a su pasado, el artista le hizo la siguiente observaci¨®n a su bi¨®grafa: ¡°He entrado en un periodo realmente oscuro. Creo que me convertido en alguien autodestructivo. Ya sabes, golpe¨¢ndome contra toda esa infancia¡±.
¡°Es aqu¨ª cuando empieza su rabia¡±, asegura Carr. ¡°Anunci¨® que dejar¨ªa de pintar y se marchar¨ªa de Nueva York. Renunci¨® al alquiler de un apartamento barato y se march¨® de la ciudad con un grupo de buenos amigos. Se pele¨® con todos ellos y empez¨® a hacer sus instalaciones sobre familias muertas. Las mismas personas que le pegaron y abandonaron, sus padres, tambi¨¦n debieron de decirle en alguna ocasi¨®n ¡®te quiero¡¯. ?Qu¨¦ pod¨ªa significar realmente esa palabra?¡±.
Wojnarowicz regres¨® a la pintura. A partir de ese momento, su obra, aunque sigui¨® siendo pol¨ªtica, adquiri¨® un cariz m¨¢s personal. Hoy resuena como el conmovedor legado de una libertad arrebatada. ¡°La gente le est¨¢ descubriendo ahora. Existe una especie de nostalgia del Nueva York de los ochenta del que ya no queda rastro¡±, apunta Carr. ¡°La sinceridad y el dolor permea toda su obra. Es pura emoci¨®n lo que transmite. Conoci¨® a Jean Pierre en un tiempo inocente. Antes decidir que la palabra amor no significaba mucho¡±.
Dear Jean Pierre. David Wojnarowicz. Primary Information. 592 p¨¢ginas. 38 euros.
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