¡®Cunnus¡¯: cuerpos, deseo y placer en la Roma antigua
La especialista Patricia Gonz¨¢lez Guti¨¦rrez ofrece una lecci¨®n sobre sexualidad y sensualidad en el mundo cl¨¢sico que desacredita las proyecciones contempor¨¢neas

?Acaso no es amor el anagrama de Roma, acaso no es Roma el anagrama del amor? Cuando evocamos la Roma antigua tenemos tendencia a imaginarnos a los romanos en una org¨ªa permanente, en la que comer, beber y amar articulaban los d¨ªas y las noches de la aristocracia y de la plebe romanas y para quienes, como dec¨ªa Petronio, lo mejor era ir directamente de la cama a la mesa. Uno no puede dejar de pensar en los mil besos de Catulo a Lesbia, en la Venus de Lucrecio que disuelve nuestros cuerpos por la violencia del goce, en los frescos de Pompeya o en la milicia de amor de Ovidio y de su arte de amar y enamorar.
Patricia Gonz¨¢lez Guti¨¦rrez conoce muy bien la historia de la sexualidad en el mundo cl¨¢sico, a lo que debemos sumar que es una reconocida especialista sobre g¨¦nero en la Roma antigua. Ya antes hab¨ªa dado muestras de su saber sobre las asimetr¨ªas de g¨¦nero en obras como El vientre controlado. Anticoncepci¨®n y aborto en la sociedad romana (KRK) y, con un gran ¨¦xito, en Soror: Mujeres de Roma (Desperta Ferro). Acompa?¨® y asesor¨® a Santiago Posteguillo en la m¨¢s discutible serie televisiva El coraz¨®n del imperio (Movistar+) y quienes la hayan visto en televisi¨®n o la hayan le¨ªdo sabr¨¢n que gusta de jugar con la provocaci¨®n, escandalizar con afirmaciones no aptas para mojigatos a lo Juvenal, incluso la fant¨¢stica portada de Paula Bonet, con reminiscencias de Egon Schiele o Lucien Freud, y que no pocos ver¨¢n tan obscena como las imp¨²dicas pinturas del Gabinete Secreto del Museo Arqueol¨®gico de N¨¢poles. Pero que nadie se lleve a enga?o, escandalizar no es en su caso un recurso oportunista y efectista para distraer al personal con una tem¨¢tica resultona, sino una manera de reclamar nuestra atenci¨®n sobre algo tan importante como la historia de la sexualidad sobre aquella antigua Roma que conoce tan bien.
Nunca es f¨¢cil saber lo que sucedi¨® realmente, pero a uno le asalta la duda de que esa sexualidad y sensualidad desatadas (res veneriae), esa obscenidad ofensiva para nuestra moral cristiana, que ese ubicuo erotismo en la antigua Roma sea quiz¨¢s m¨¢s una proyecci¨®n contempor¨¢nea sobre un pasado imaginado, una sublimaci¨®n de nuestros propios deseos reprimidos o de nuestra supuesta liberaci¨®n sexual, que una aut¨¦ntica y verdadera sexualidad y sensualidad romanas. No es sexualidad todo lo que reluce y del libro aprendemos que donde vemos sexualidad los romanos ve¨ªan religiosidad, fertilidad o amuletos para alejar la mala suerte o el mal de ojo. Gonz¨¢lez se sirve de un buen armaz¨®n te¨®rico, el propio subt¨ªtulo recuerda a Michel Foucault y su alter ego romano Paul Veyne, para narrar las coacciones del deseo, las construcciones del cuerpo y una concepci¨®n de la sexualidad en la que sobre el placer primaba el poder, en la que lo sexual era tambi¨¦n pol¨ªtico, no un di¨¢logo entre iguales, sino un mon¨®logo de raz¨®n patriarcal.
Hay que extremar la prudencia para no caer en el error de ver en la sexualidad romana el car¨¢cter liberador de una sexualidad desinhibida o en su moral una apolog¨ªa del carpe diem, con Mesalina oficiando de prostituta o el emperador Heliog¨¢balo dudando sobre una transici¨®n de g¨¦nero. Es f¨¢cil cometer ese error a partir de una lectura descontextualizada de Ovidio o Marcial, de los grafitos amatorios y los poemas priapeos, o de interpretar tan solo en clave sexual la iconograf¨ªa de los frescos er¨®ticos pompeyanos, de amuletos, espejos o lucernas en donde abundan representaciones de s¨¢tiros, hermafroditas y todo el Kamasutra romano. Hay que poner las cosas en su justo lugar y desmentir el t¨®pico de una Roma de banquete y org¨ªa, ya que donde nuestra mirada solo ve erotismo y sexualidad, como nos mostr¨® Pascal Quignard en El sexo y el espanto, hay tambi¨¦n religi¨®n, superstici¨®n, pensamiento m¨¢gico, humor y temor.
A ello debemos imponer otra cautela: sexualidad, heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad son categor¨ªas de an¨¢lisis decimon¨®nicas, ¨²tiles para nosotros, pero dif¨ªcilmente aplicables a la sexualidad romana, entre otras cosas, porque dicha sexualidad no se articulaba sobre el sexo biol¨®gico, sino sobre el estatuto social, sobre la edad y el papel activo o pasivo representado en el acto sexual, aplaudida la actividad, censurada la pasividad, lugar natural e imperativo para las mujeres o para los amantes en aquella moral posesiva de los varones de la Roma antigua. Lo sexual es pol¨ªtico, pero por encima de todo lo sexual es moral. Roma no fue en ello una excepci¨®n y mediante la instituci¨®n del matrimonio o los usos y abusos de la sexualidad se fij¨® en la moral romana un lugar privilegiado para el hombre y un lugar subordinado para la mujer, si bien tampoco perdamos de vista que una cosa es la moral y otra la realidad y no son pocos los datos que nos revelan a mujeres romanas que fueron soberanas de su sexualidad y de su propio cuerpo.
Quiz¨¢s sea excesivo suscribir el grafito pompeyano que proclama: ¡°Que viva el que ama; que se muera quien no sabe amar, dos veces perezca el que pone obst¨¢culos al amor¡±. Que viva, pues, el que ama y que pueda seguir gozando con el placer de la lectura de obras tan sugerentes y sugestivas como el ¨²ltimo libro de Patricia Gonz¨¢lez Guti¨¦rrez sobre Eros y Cupido en la antigua Roma. Convengamos con Virgilio que el amor todo lo vence; y cedamos nosotros al amor.

Cunnus. Sexo y poder en Roma?
Desperta Ferro Ediciones, 2023
249 p¨¢ginas. 24,95 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.