Pilar Aymerich y el teatro del mundo
El C¨ªrculo de Bellas Artes exhibe ¡®Memoria vivida¡¯, la primera gran retrospectiva dedicada a la Premio Nacional de Fotograf¨ªa
Dice Pilar Aymerich (Barcelona, 1943) que, si tuviese que destacar una foto representativa de su obra, se quedar¨ªa con la que realiz¨® en 1972, el d¨ªa en que su amiga y colaboradora, la escritora Montserrat Roig, le pidi¨® que acudiera a fotografiar a tres supervivientes catalanes de los campos de concentraci¨®n nazis. La fot¨®grafa condujo a Ferran Planes, Joan Pag¨¨s y Joaquim Amat-Piniella a un descampado. Una vez all¨ª, cerca de un muro, sugiri¨® a los protagonistas que se pusieran en fila, como habitualmente lo hac¨ªan estando presos. No hizo falta m¨¢s que un disparo. ¡°Les sali¨® el dolor en los ojos¡±. Estaban reviviendo la barbarie experimentada 27 a?os atr¨¢s.
En cierto modo, lo que estaba haciendo Aymerich, quien hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada que hab¨ªa abandonado sus estudios de arte dram¨¢tico, era propiciar una representaci¨®n donde los sujetos parecen identificarse con el entorno. Una puesta en escena que Josef Koudelka, quien inici¨® su trayectoria art¨ªstica fotografiando obras de teatro, describi¨® como ¡°otro tipo de teatro, el teatro de la vida¡±, en el que no hab¨ªa director, solamente actores. Cada serie de la obra de Aymerich equivale a un nuevo acto. Cada disparo, a una nueva escena que evidencia el talento narrativo de la autora, ganadora del Premio Nacional de Fotograf¨ªa en 2021, y a quien el C¨ªrculo de Bellas Artes, en Madrid, dedica una retrospectiva comisariada por Neus Mir¨®.
La fot¨®grafa fue testigo del clima de efervescencia creativa y contestataria de la Barcelona de los a?os setenta y ochenta. Pertenece a la primera generaci¨®n de mujeres fotoperiodistas en ejercer en territorio espa?ol, a ese peque?o grupo de fot¨®grafas que lograron ofrecer otra perspectiva a trav¨¦s del reportaje social, poseedoras de una mirada in¨¦dita en unos tiempos en que a¨²n no exist¨ªa la ley de divorcio y el adulterio se penalizaba con hasta seis a?os de prisi¨®n. Aymerich pondr¨¢ en pr¨¢ctica algo a lo que ella misma se refiere como un ejercicio moral, consciente de que elegir un encuadre es una manera de entender el mundo. De ah¨ª surge su cuidado en la composici¨®n y su habilidad para moverse entre las masas procurando ser siempre invisible, persiguiendo un gesto que encierre todo un acontecimiento.
La muestra incluye el cortometraje Entreacto, en el que Aymerich aparece como actriz al lado de Ovidi Montllor, y que sorte¨® la censura grabando parte de sus di¨¢logos de adelante hacia atr¨¢s en la sala de montaje. Hasta hoy solo se hab¨ªa proyectado una vez en un cine de Barcelona en 1974. Con el fin de liberar a la fot¨®grafa de su encasillamiento en la Transici¨®n, la muestra tambi¨¦n incluye Viajeras a La Habana, el proyecto realizado en 2007 junto a la historiadora Isabel Segura, donde los textos de esta dan pie a que Aymerich afile su mirada y reafirme la estructura narrativa, la precisi¨®n y la poes¨ªa que envuelven sus im¨¢genes. En Brujas, los retratos de mujeres desnudas sobre un fondo neutro interpelan al visitante. La escenograf¨ªa ha desaparecido. El tel¨®n ha ca¨ªdo. Despojados de todo contexto, unos rostros an¨®nimos enfrentan al espectador a su propia humanidad en el teatro del mundo.
¡®Pilar Aymerich. Memoria vivida¡¯. Circulo de Bellas Artes. Madrid. Hasta el 7 de enero.
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