¡®El peso del tiempo¡¯: terremoto generacional y crisis pol¨ªtica en Espa?a
Oriol Bartomeus profundiza en las tesis generacionales, que ¨¦l analiza con factores como la relaci¨®n con la familia, la econom¨ªa o la tecnolog¨ªa
A cualquier lector de 31 a?os, como una servidora, se le escapar¨¢ una sonrisa incr¨¦dula al leerle a Oriol Bartomeus que la generaci¨®n del baby boom es la ¡°invisible¡± porque ¡°no ha acabado de eclosionar como dominante¡±. El autor lo justifica: Los boomers han nacido entre unos padres que sufrieron en sus carnes la dictadura de Franco y los chavales del 15-M, as¨ª que no hay ning¨²n estruendo pol¨ªtico ...
A cualquier lector de 31 a?os, como una servidora, se le escapar¨¢ una sonrisa incr¨¦dula al leerle a Oriol Bartomeus que la generaci¨®n del baby boom es la ¡°invisible¡± porque ¡°no ha acabado de eclosionar como dominante¡±. El autor lo justifica: Los boomers han nacido entre unos padres que sufrieron en sus carnes la dictadura de Franco y los chavales del 15-M, as¨ª que no hay ning¨²n estruendo pol¨ªtico que les haya hecho preeminentes generacionalmente. Ahora bien, el truco se hace solo: pese a que los boomers crean que la generaci¨®n que protagoniz¨® la Transici¨®n ha sido un tap¨®n, y que ahora se vean desplazados por los valores de la siguiente, la realidad es que ellos son quienes han gozado del mayor confort o potencial socioecon¨®mico en las ¨²ltimas d¨¦cadas ¡ªsobre todo, los nacidos en los primeros sesenta¡ª y nuestro sistema todav¨ªa garantiza mantener su nivel de vida ¡ª?las pensiones son una prioridad de todo Gobierno¡ª. Hasta la pol¨ªtica actual se sigue explicando mediante su visi¨®n: la exaltaci¨®n medi¨¢tica a las ¡°bondades¡± del bipartidismo frente a la actual algarab¨ªa, o que sus referentes, Felipe Gonz¨¢lez o Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, sigan teniendo un lugar privilegiado en la escena democr¨¢tica.
As¨ª que Bartomeus ha escrito El peso del tiempo, un libro donde categoriza las distintas generaciones en Espa?a ¡ªposguerra (1940-1960), baby boom (1961-1975), democracia (1976-2008), crisis (desde 2009)¡ª para dar contexto a los cambios pol¨ªticos ocurridos en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Cuenta que el esquema bipartidista salt¨® por los aires gracias a los votantes que no se hab¨ªan socializado durante la Transici¨®n, y, por tanto, sent¨ªan menos apego a la construcci¨®n de nuestro sistema. Ello explicar¨ªa en un primer momento el auge de los nuevos partidos ¡ªCiudadanos y Podemos, o, luego, Vox¡ª como catalizadores de quien ha nacido en democracia y se muestra mucho m¨¢s insatisfecho con la pol¨ªtica, al ser m¨¢s exigente.
Los nuevos ciudadanos est¨¢n dispuestos a arriesgar m¨¢s en su voto porque saben que podr¨¢n cambiarlo a la siguiente convocatoria, incluso, cuando apuestan por el populismo o la ultraderecha
La tesis generacional no resultar¨¢ nueva a un lector especializado ¡ªestuvo antes en obras como La crisis de representaci¨®n en Espa?a, de Ignacio Urquizu, o La perestroika de Felipe VI, de Jaime Miquel¡ª. La aportaci¨®n de Bartomeus es la explicaci¨®n social al cambio mediante factores como la relaci¨®n con la familia, la coyuntura econ¨®mica o la tecnolog¨ªa. Por ejemplo, el autor aporta un interesante argumento psicosocial, entre otros, sobre la volatilidad del voto actual: En un mundo donde las aplicaciones m¨®viles permiten ir ¡°para atr¨¢s¡± o ¡°borrar¡±, los nuevos ciudadanos est¨¢n dispuestos a arriesgar m¨¢s en su voto porque saben que podr¨¢n cambiarlo a la siguiente convocatoria, incluso, cuando apuestan por el populismo o la ultraderecha.
Sin embargo, el razonamiento de Bartomeus admite contestaci¨®n. Si s¨®lo asumi¨¦ramos que hay necesidad de satisfacci¨®n inmediata o ganas de probar detr¨¢s de ciertas decisiones, obviar¨ªamos que las nuevas generaciones podr¨ªan estar atravesadas por una reacci¨®n al ideal de progreso ¡ª?algo que el autor reconoce cuando dice que la democracia no tiene por qu¨¦ hacer dem¨®cratas¡ª. Lo mismo aplicar¨ªa para la generaci¨®n de la posguerra o de los primeros boomers: Aunque su fidelidad de voto era fruto de un contexto vital donde eleg¨ªan menos y sent¨ªan mayor vinculaci¨®n con sus partidos, no podemos ignorar la importancia decisiva del miedo. De hecho, la estabilidad de nuestro sistema hasta 2015 ¡ªeso que Podemos llam¨® el ¡°r¨¦gimen del 78¡å¡ª se sustent¨® en parte porque una generaci¨®n vivi¨® un periodo no democr¨¢tico y prefer¨ªa no arriesgarse a experimentos. E incluso, porque ellos todav¨ªa tienen algo que conservar, como un Estado de bienestar de gasto decisivo en los mayores.
No hace falta vivir un hito pol¨ªtico trascendental para que haya un corte entre generaciones
Como nota, discrepar¨¢ el lector milenial con eso de que una persona nacida en 1975 y otra llegada al mundo en 2000 sean de la misma generaci¨®n. Las expectativas de promoci¨®n laboral, la capacidad adquisitiva de los salarios o el precio de la vida no son iguales en ambos casos: No hace falta vivir un hito pol¨ªtico trascendental para que haya un corte entre generaciones. De hecho, los primeros son consecuencia de los segundos.
En resumen, el libro es estimulante: Permite hacerse preguntas y entender lo que ocurre, as¨ª que se vuelve una lectura obligada sobre ciencia pol¨ªtica para cualquier estudiante, analista en medios o ciudadano con conciencia cr¨ªtica. El ¡°peso del tiempo¡± es el que a menudo no vemos, pero que explica d¨®nde estamos pol¨ªticamente y d¨®nde estaremos en el futuro. El caso es que a no todas las generaciones les pesa igual su tiempo.
El peso del tiempo?
Destino, 2023
272 p¨¢ginas. 17,95 euros
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