¡®La sed¡¯, cuando la patria es all¨ª donde llueve
Virginia Mendoza dedica a la falta de agua un ameno ensayo, que conecta los recursos de su abuelo para localizar manantiales con los habitantes de otros lugares secos que tambi¨¦n miran al cielo con angustia
La Mancha y el Kalahari tienen un origen etimol¨®gico similar: tierra seca y lugar sin agua. Es decir, comparten la sed. Si el agua es el origen de la vida, su ausencia es lo que ha condicionado el movimiento. Est¨¢ detr¨¢s de nuestra evoluci¨®n, de las migraciones, del ascenso y ca¨ªda de las civilizaciones y de muchas costumbres. La sed ha sido uno de los motores de la humanidad. Todo lo que nos caracteriza, el estar de pie, la alimentaci¨®n omn¨ªvora, el desarrollo del cerebro o la invenci¨®n de...
La Mancha y el Kalahari tienen un origen etimol¨®gico similar: tierra seca y lugar sin agua. Es decir, comparten la sed. Si el agua es el origen de la vida, su ausencia es lo que ha condicionado el movimiento. Est¨¢ detr¨¢s de nuestra evoluci¨®n, de las migraciones, del ascenso y ca¨ªda de las civilizaciones y de muchas costumbres. La sed ha sido uno de los motores de la humanidad. Todo lo que nos caracteriza, el estar de pie, la alimentaci¨®n omn¨ªvora, el desarrollo del cerebro o la invenci¨®n de nuevas herramientas son consecuencias de una adaptaci¨®n a un medio m¨¢s seco. El amor tambi¨¦n es resultado de una sequ¨ªa.
La falta de agua nos hizo salir de ?frica en busca de tierra f¨¦rtil y construir sistemas para retenerla
La periodista y antrop¨®loga Virginia Mendoza parte de sus recuerdos familiares en un pueblo de La Mancha para realizar una historia del agua a trav¨¦s de su ausencia. La sed conecta los recursos de su abuelo para localizar y excavar pozos con los habitantes de otros lugares secos que tambi¨¦n miran al cielo con angustia. La sed nos ha hecho n¨®madas y sedentarios. Nos hizo salir de ?frica en busca de tierra f¨¦rtil y construir sistemas para retener el agua y distribuirla, uno de los primeros pasos de la desigualdad. En los a?os de sequ¨ªa que comenzaron en el 2.450 a.C., las ciudades de Umma y Lagash se enfrentaron por el agua en la primera guerra de la historia.
Como explica la autora, el libro no es una memoria ni un ensayo, sino un h¨ªbrido que recorre desde c¨®mo las sequ¨ªas condicionaron la evoluci¨®n humana hasta el paso de la adivinaci¨®n a la predicci¨®n. La ausencia de agua precede a las convulsiones humanas, ya sean movimientos revolucionarios o persecuciones. Hay que encontrar un culpable. Es un libro que podr¨ªa recibir el ¨®scar al mejor montaje. Los saltos de tiempo, espacio o tema est¨¢n tejidos con acierto y Mendoza juega sin abusar con los recursos narrativos para no soltar nuestra atenci¨®n. La memoria personal huye de la nostalgia y la divulgaci¨®n dosifica nombres propios y datos en beneficios de la agilidad.
La sed tambi¨¦n nos hace creer en dioses. El diluvio es un mito fundacional en decenas de culturas
Ishkur, Adad, Hadad, Baal o Bel. La sed tambi¨¦n nos ha hecho creer en dioses. El diluvio es un mito fundacional en decenas de culturas. Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva. La de la Casita, de la B¨®toa, de la Monta?a, de la Blanca Paloma, de la Fuensanta o de Castro tambi¨¦n comparten la capacidad de convocar la lluvia. Todas las religiones tienen sus propias rogativas a divinidades particulares y la creencia en que hay determinadas personas con sensibilidad para detectarla. En las culturas antiguas, la sequ¨ªa era un s¨ªntoma de que los gobernantes hab¨ªa perdido el favor de la divinidad y la sed sigue precediendo a las revoluciones. Normalmente, iniciadas por esa genealog¨ªa de mujeres an¨®nimas que piden pan para sus hijos.
Digo sed y no sequ¨ªa, dice la autora, porque no quiere dejar las causas en el aire. La ausencia de agua no es solo un fen¨®meno natural, sino que tiene que ver con su reparto. El libro habla de los se?ores del agua en la antig¨¹edad o del aprovechamiento actual para usos intensivos, como el sector agroalimentario o el turismo.
La sed se adivina en nuestro futuro y, para algunos, ya es el presente. Seg¨²n un informe de la ONU, la ausencia de agua ha matado a 650.000 personas en los ¨²ltimos cincuenta a?os y se calcula que ha provocado setecientos millones de desplazamientos en 2023. La autora dice que pertenece a una generaci¨®n que intuye que tendr¨¢ que abandonar ciertas partes de Espa?a por el riesgo de desertificaci¨®n. Los problemas son conocidos: el descontrol del regad¨ªo, la sobreexplotaci¨®n de acu¨ªferos, el uso intensivo para viejos usos, como la ganader¨ªa, o nuevos, como los centros de datos. Todos estos factores se unen a un cambio clim¨¢tico que provocar¨¢ sequ¨ªas cada vez m¨¢s intensas y prolongadas. Tendremos que movernos otra vez porque la patria est¨¢ all¨ª donde llueve.
La sed
Debate, 2024
288 p¨¢ginas. 19,85 euros
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