Man Ray, un poeta tras el objetivo
Con motivo del centenario de la publicaci¨®n del ¡®Primer manifiesto surrealista¡¯, una exposici¨®n y una antolog¨ªa cinematogr¨¢fica revisan el universo del que fuera uno de los creadores m¨¢s libres de las vanguardias hist¨®ricas
En 1922, hace poco m¨¢s de un siglo, Man Ray (Filadelfia, 1890- Par¨ªs, 1976) abr¨ªa su primer estudi¨® en Par¨ªs. All¨ª, en el primer piso de un edificio modernista, en la 31 bis Rue Campagne-Premi¨¨re, en el coraz¨®n de Montparnasse, lograr¨ªa encumbrar su fotograf¨ªa experimental a la categor¨ªa del arte. Mientras, y de forma paralela, retratar¨ªa a todo un elenco de personajes, y sin propon¨¦rselo daba forma a una elegante tipolog¨ªa, que no solo ofrece un registro del qui¨¦n es qui¨¦n del esplendoroso periodo de entreguerras, sino un reflejo del extraord...
En 1922, hace poco m¨¢s de un siglo, Man Ray (Filadelfia, 1890- Par¨ªs, 1976) abr¨ªa su primer estudi¨® en Par¨ªs. All¨ª, en el primer piso de un edificio modernista, en la 31 bis Rue Campagne-Premi¨¨re, en el coraz¨®n de Montparnasse, lograr¨ªa encumbrar su fotograf¨ªa experimental a la categor¨ªa del arte. Mientras, y de forma paralela, retratar¨ªa a todo un elenco de personajes, y sin propon¨¦rselo daba forma a una elegante tipolog¨ªa, que no solo ofrece un registro del qui¨¦n es qui¨¦n del esplendoroso periodo de entreguerras, sino un reflejo del extraordinario tejido cultural que alumbraba la ciudad del Sena de los a?os veinte y treinta. Fue precisamente el g¨¦nero del retrato, unido a la fotograf¨ªa de moda (publicar¨ªa en Vogue, Harper¡¯s Bazaar y Vanity Fair) el impulsor de la fama del vers¨¢til artista estadounidense. Hab¨ªa llegado a Par¨ªs con el prop¨®sito de convertirse en pintor ¡ªempe?o que nunca abandon¨®¡ª y opt¨® por la c¨¢mara como un recurso para ganarse la vida. Dir¨ªa que fotografiaba aquello ¡°que no quer¨ªa pintar¡± y pintaba lo que ¡°no puede ser fotografiado¡±; consegu¨ªa as¨ª ensanchar los l¨ªmites del medio fotogr¨¢fico.
La personalidad inquieta, provocadora, traviesa y tambi¨¦n un tanto contradictoria de Emmanuel Rudnitzky (quien adopt¨® el nombre de Man Ray a los 15 a?os, cuando su familia de procedencia rusa y jud¨ªa se traslad¨® a Nueva York) encajar¨ªa a la perfecci¨®n con el esp¨ªritu dad¨¢ y surrealista, siendo uno de los pocos fot¨®grafos asociado a ambos movimientos. De ah¨ª que, con motivo del centenario del Primer manifiesto surrealista, la instituci¨®n suiza, Photo Elys¨¦e exhiba Man Ray. Liberating Photography. Un recorrido por el quehacer creativo de una de las figuras m¨¢s emblem¨¢ticas del ¨¢mbito art¨ªstico del pasado siglo XX, cuya obra sigue alargando su sombra, centrado en los a?os veinte y treinta. D¨¦cadas durante las cuales el artista reinventar¨ªa y abrir¨ªa nuevos caminos para la fotograf¨ªa, desempe?ando un papel clave a la hora de presentar al medio fotogr¨¢fico como un veh¨ªculo vanguardista de expresi¨®n creativa.
La exposici¨®n procede de los fondos de una colecci¨®n privada. ¡°Dir¨ªa que se trata de la colecci¨®n m¨¢s extensa en manos privadas¡±, apunta Nathalie Herschdorfer, comisaria de la exposici¨®n y directora del museo, durante una conversaci¨®n telef¨®nica. Herschdorfer contrast¨® las im¨¢genes de dichos fondos con las que alberga el Centro Pompidou (cerca de 12.000 negativos que reflejan la prol¨ªfica naturaleza del autor). ¡°Resultaba interesante ver las variantes de poses de una misma sesi¨®n¡±, destaca la comisaria. ¡°Se sabe que Man Ray con frecuencia recortaba sus im¨¢genes, obteniendo un resultado que distaba mucho del negativo existente. Adoptar¨ªa un enfoque intervencionista de su obra prestando mucha atenci¨®n al resultado final. En la exposici¨®n mostramos obras impresas por el autor en los a?os veinte pero que d¨¦cadas m¨¢s tarde volver¨ªa a imprimir cambiando el corte. Un ejemplo ser¨ªa Desnudo desde atr¨¢s (solarizado) (c. 1930) de la que incluimos una copia vintage de otra versi¨®n m¨¢s conocida con otro encuadre. Por lo que de alguna forma son obras distintas¡±.
¡°En l¨ªneas generales, sus retratos son bastante cl¨¢sicos, con referencias a los grandes pintores de la historia como Rembrandt o Vermeer en t¨¦rminos de la luz y la sombra y la composici¨®n¡±, apunta Herschdorfer. Sin embargo, su tendencia al juego, y a meter a sus modelos dentro de roles con el fin de buscar la emoci¨®n, a experimentar con el encuadre y distintas t¨¦cnicas experimentales, le distanciaba de los terrenos meramente descriptivos. ¡°Sol¨ªa ser mucho m¨¢s creativo a la hora de fotografiar a las que consideraba sus musas: Kiki de Montparnasse, Lee Miller, Meret Oppenheim, (artistas por derecho propio) y la menos conocida Adrienne Fidelin¡±, destaca la comisaria. ¡°Utilizaba su cuerpo en la misma forma en la que los pintores surrealistas observaban a los cuerpos femeninos, como objetos sexuales, pero yo dir¨ªa que estas mujeres eran muy activas, que no era el fot¨®grafo solo el que tomaba las decisiones. Es importante destacar que desempe?aban un papel activo en el proceso. Era una colaboraci¨®n. Interven¨ªan m¨¢s all¨¢ de posar y querer ser fotografiadas. Creo que influyeron bastante en ¨¦l y en su trabajo¡±.
Son varios los autorretratos incluidos en la muestra como aquel realizado el d¨ªa que le abandon¨® Lee Miller con una pistola en la mano y una soga alrededor del cuello. ¡°Desde que lleg¨® a Par¨ªs y fue introducido por sus amistades, entre ellos Jean Cocteau, a distintas personalidades de la sociedad francesa, entendi¨® la importancia de la autopromoci¨®n¡±, advierte la comisaria. ¡°En ese sentido jug¨® con su propio personaje para ser parte de ese grupo que estaba fotografiando. No era t¨ªmido, ni callado. Estaba donde ten¨ªa que estar. Y quer¨ªa ser reconocido como un artista no como un fot¨®grafo, esto se quedaba corto para ¨¦l¡±. ¡°Fue su logro tratar la c¨¢mara como trataba el pincel, como un mero instrumento al servicio de la mente¡±, dir¨ªa Marcel Duchamp de Man Ray. Eran las posibilidades que ofrec¨ªa la fotograf¨ªa como una herramienta conceptual las que realmente interesaban al artista.
Fue en el cuarto oscuro donde dejando de lado la c¨¢mara transform¨® el medio fotogr¨¢fico en una poderosa herramienta de expresi¨®n art¨ªstica. De suerte que, al poco de llegar a Par¨ªs comenzar¨ªa a crear fotogramas, t¨¦cnica practicada desde los albores del medio ¡ªy tambi¨¦n por Moholy-Nagy y Christian Schad¡ª, para nuevamente hacer gala de su capacidad de autopromoci¨®n llam¨¢ndolos rayogramas (ray, como su propio nombre). De igual forma, har¨ªa uso de la solarizaci¨®n (redescubierta, accidentalmente, por Lee Miller, cuando trabajaba como su ayudante). Man Ray aplicaba estas t¨¦cnicas de una manera distinta a como se hab¨ªa hecho hasta entonces, dentro de unos planteamientos radicalmente nuevos que introducir¨ªa en el ¨¢mbito del retrato, la publicidad y la moda.
Su ansia experimental le llevar¨¢ con el cine, donde el autor dar¨¢ m¨¢s rienda suelta a su vena surrealista que en su obra fotogr¨¢fica. Filmin ofrece estos d¨ªas la oportunidad de ver Man Ray, el regreso a la raz¨®n, (2023), una antolog¨ªa compuesta por cuatro pel¨ªculas restauradas: Le retour ¨¤ la raison (1923), Emak bakia (1926), L¡¯¨¦toile de mer (1928) y Les myst¨¨res du ch?teau du d¨¦ (1929), que pudo verse por primera vez en el Festival de Cannes de 2023. A medio camino entre el sue?o y la realidad, entre la consciencia y la inconsciencia, el autor envuelve al espectador en evocadores sucesiones de texturas y rayogramas, formas y luces en movimiento h¨¢bilmente intercaladas; de clavos, campos de margaritas o formas abstractas; de enigm¨¢ticas damas que conducen autom¨®viles, como en Emak bakia (traducible del euskera por ¡°d¨¦jame en paz¡±) subtitulada como Cin¨¦po¨¨me, y cuyo t¨ªtulo procede de la villa que se alquil¨® en el pa¨ªs vasco franc¨¦s para el rodaje. En L¡¯¨¦toile de mer recrear¨¢ un poema de Robert Desnos con Kiki como protagonista. La reedici¨®n de las pel¨ªculas incluye una banda sonora compuesta por Jim Jarmusch y Carter Logan e interpretada por su grupo SQ?RL.
No podr¨ªa faltar en la muestra El enigma de Isidore Ducase (1920), donde el autor juega con la elusiva frontera entre el objeto y la imagen y rinde homenaje al poeta franc¨¦s alias Conde de Lautr¨¦amont (la verdadera identidad de lo que se esconde bajo la manta militar atada con una cuerda sigue siendo un misterio). El principal enfoque de Man Ray se orient¨® hacia la ampliaci¨®n del mundo de lo visible, explorando las profundidades de la visi¨®n interna y dando lugar a la manifestaci¨®n de lo que no es real, a la transformaci¨®n de la identidad de los objetos y a la incursi¨®n de la poes¨ªa en lo real.
La fotograf¨ªa no es un arte es el provocativo t¨ªtulo de un ensayo publicado en 1937, tres a?os antes de abandonar la Francia ocupada para instalarse en Nueva York. El escrito revisaba el entonces controvertido tema sobre si la fotograf¨ªa deb¨ªa ser considerada un arte. ¡°No tiene sentido intentar averiguar si es un arte¡±, dec¨ªa. ¡°El arte es cosa del pasado. Necesitamos otra cosa. Hay que ver c¨®mo trabaja la luz. Es la luz la que crea. Me siento delante de mi hoja de papel fotogr¨¢fico y pienso¡±. A este art¨ªculo le sigui¨® otro, La fotograf¨ªa puede ser arte, en el que escrib¨ªa: ¡°Algunas de las obras de arte m¨¢s completas y satisfactorias se han producido cuando sus autores no ten¨ªan idea de que estaban creando una obra de arte, sino que estaban preocupados por la expresi¨®n de una idea¡±.
Man Ray. Liberating Photography. Photo Elys¨¦e. Lausana. Suiza. Hasta el 8 de mayo.
Man Ray. Liberating Photography. Nathalie Herschdorfer y Wendy Grossman. Thames & Hudson. 224 p¨¢ginas. 59 euros.
Man Ray. El regreso a la raz¨®n. (2023). 1 h 10m. Filmin.
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