¡®Don de la insolencia¡¯: apuntes alrededor del conde de Villamediana, poeta calumniador, engre¨ªdo y col¨¦rico
La vida excesiva del autor, su osad¨ªa temeraria, la impertinencia de fracasado consciente, su arrojo autodestructivo en la Espa?a de Cervantes, Lope, G¨®ngora y Quevedo hubieran dado para una gran biograf¨ªa. No es lo que tenemos
Madrid, noche del 21 de agosto de 1622. Juan de Tassis, conde de Villamediana, vuelve en coche a su casa desde el Palacio Real, acompa?ado por su amigo Luis de Haro. En la calle Mayor, a la altura del pasadizo de San Gin¨¦s, un hombre sale de las sombras y con una suerte de estoque le atraviesa el t¨®rax ¡°del costado izquierdo al molledo del brazo derecho¡±, como le cont¨® dos d¨ªas despu¨¦s Luis de G¨®ngora a Crist¨®bal de Heredia. ¡°Esto es hecho¡±, pudo decir el conde antes de expirar, mientras el agresor y sus c¨®mplices huyeron entre la gente. Este asesinato coron¨® la fama de poeta y perdulario de Villamediana con una sospecha que apuntaba a las m¨¢s altas esferas del poder. Desde entonces, su personalidad y existencia desmesuradas han sido combustible para la leyenda y pasto de devaneos novelescos.
Poeta amoroso excelso, ¨¦mulo y disc¨ªpulo de G¨®ngora, calumniador delet¨¦reo, hombre engre¨ªdo y col¨¦rico, donju¨¢n sin tasa, lud¨®pata y adicto al lujo que no recataba una vida sexual tumultuosa que oscilaba entre los m¨¢s altos t¨¢lamos (el de la misma reina Isabel de Borb¨®n) y los m¨¢s infames burdeles. Antes de heredar en 1607 de su padre el t¨ªtulo de conde y el cargo de Correo Mayor del reino, su nombre era sin¨®nimo de esc¨¢ndalo: a una de sus amantes, la marquesa del Valle, le propin¨® una paliza brutal (¡°le dio doscientas patadas y bofetadas, dej¨¢ndola medio muerta¡±, escribi¨® el cronista Tom¨¢s Pinheiro da Veiga en su Fastiginia).
Luis Rosales, que le dedic¨® su discurso de ingreso en la RAE, lo consider¨® ¡°un enfermo ps¨ªquico¡± que fue temido y odiado, odio que se redobl¨® desde que en 1621, con la entronizaci¨®n de Felipe IV, fue nombrado gentilhombre de la casa de la reina y pronto se rumore¨® que la hab¨ªa convertido en su amante (ella con 19 a?os; ¨¦l con 39). Los nuevos hombres fuerte de la Corte, Baltasar de Z¨²?iga, que hab¨ªa sido el tutor del joven rey, y su sobrino, el futuro Conde-Duque de Olivares, vieron en Villamediana un rival y un estorbo y bien pudo partir de este ¨²ltimo la orden de su ejecuci¨®n, por mucho que las coplas an¨®nimas (?de Lope, de G¨®ngora?) que corrieron por Madrid apuntaran a ¡°que el matador fue Bellido / y el impuso soberano¡±.
Todo esto, que encendi¨® fantas¨ªas como la del duque de Rivas o N¨¦stor Luj¨¢n (Decidnos, ?qui¨¦n mat¨® al conde?, 1987) y fue documentado por eruditos desde Hartzenbusch o Emilio Cotarelo al citado Rosales, lo vuelve a contar Carlos Aganzo de manera sumaria y con apoyo expl¨ªcito en esos investigadores. Uno de ellos, Narciso Alonso Cort¨¦s, descubri¨® en 1928 que el conde, en el momento de su asesinato, ten¨ªa abierto un proceso por sodom¨ªa en el Consejo de Castilla, proceso en el que intervino el mismo Rey para evitar que salieran a la luz hechos que pudieran infamar la memoria del difunto (aunque otros acusados no se libraron de la hoguera). Aganzo narra los hechos de manera amena en las primeras 130 p¨¢ginas del libro. El resto lo forma una antolog¨ªa dividida, extra?amente, en poemas amorosos, sat¨ªricos, l¨ªricos y conmemorativos que, exentos de notas, y dada la elaboraci¨®n culterana de muchos, ser¨¢n de dif¨ªcil comprensi¨®n para muchos lectores.
La vida excesiva de Villamediana, su osad¨ªa temeraria, la impertinencia de fracasado consciente, su arrojo autodestructivo en la Espa?a de Cervantes, Lope, G¨®ngora y Quevedo hubieran dado para una gran biograf¨ªa. No es lo que tenemos. Por otro lado, una mayor depuraci¨®n del texto hubiera evitado tropezones como suponer que Cervantes (muerto en 1616) escribi¨® sobre la muerte de Villamediana, calcular que el destierro que sufri¨® de 1609 a 1611 fue de cinco a?os y medio o, en fin, llamar a los versos de cabo suelto o de pies cortados ¡°capados¡±. Otra vez ser¨¢.
Don de la insolencia. Juan de Tassis, Conde de Villamediana
Siruela, 2024
404 p¨¢ginas, 21,95 euros
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