¡®Arde ya la yedra¡¯, de Gonzalo Hidalgo Bayal, ingenio narrativo y nulidad literaria
La ¨²ltima obra del escritor extreme?o, un divertimento plagado de pal¨ªndromos, suma ocurrencias a troche y moche sobre un joven que se presenta a un concurso de novela
A las pocas p¨¢ginas de empezar a leer la nueva novela de Gonzalo Hidalgo Bayal, supe enseguida que se trataba de algo muy distinto a lo que nos hab¨ªa acostumbrado como lectores de su obra narrativa. Muy distinto y muy menor. Estoy hablando de Arde ya la yedra. (Si deletrean del final hacia atr¨¢s del t¨ªtulo, ver¨¢n que es un pal¨ªndromo).
Todo comienza cuando al protagonista y a la vez narrador, ...
A las pocas p¨¢ginas de empezar a leer la nueva novela de Gonzalo Hidalgo Bayal, supe enseguida que se trataba de algo muy distinto a lo que nos hab¨ªa acostumbrado como lectores de su obra narrativa. Muy distinto y muy menor. Estoy hablando de Arde ya la yedra. (Si deletrean del final hacia atr¨¢s del t¨ªtulo, ver¨¢n que es un pal¨ªndromo).
Todo comienza cuando al protagonista y a la vez narrador, un chico veintea?ero al que su novia abandona de buenas a primeras, queda muy apesadumbrado. De esa circunstancia nace una especie de aburrimiento que lo va sumiendo en algo lo m¨¢s parecido a la nada. Ya ha hecho la mili, ha estudiado y comienza a buscar trabajo. Nuestro protagonista comienza a darle la vuelta a su situaci¨®n. Y descubre que deber¨ªa encauzar el tedio que lo abruma de alguna manera. La soluci¨®n podr¨ªa estar en la ficci¨®n. Un d¨ªa por casualidad descubre en una biblioteca la convocatoria de un premio literario, el VII Premio de Novela Breve Sa¨²l Ol¨²as. Nuestro personaje lee las bases y cree llegar a tiempo para presentarse. Pero un d¨ªa la casualidad le obsequia con el argumento. A la vera de un r¨ªo, un grupo de chicas y dos chicos se divierten entre ellos con sus chanzas e indirectas. Se suma al grupo un nuevo joven al que le llaman el forastero. Resulta que entre el forastero y una de las chicas se establece una relaci¨®n de flirteo. Nuestro futuro novelista ya tiene la trama casi armada, s¨®lo tiene que redactarla y enviarla al Sa¨²l Ol¨²as.
Se da tambi¨¦n el caso que nuestro futuro autor apenas conoce la obra de Ol¨²as (que el lector ya habr¨¢ descubierto que tambi¨¦n es un pal¨ªndromo, como tambi¨¦n lo son todos los t¨ªtulos de sus novelas). No olvido consignar que cada cap¨ªtulo de esta novela, finaliza con uno. (Observo, dicho sea de paso, que Hidalgo Bayal nos dice que el novelista en ciernes confiesa en la p¨¢gina 17 que ¡°ya hab¨ªa le¨ªdo tiempo atr¨¢s un par de libros de Ol¨²as¡±, pero en la p¨¢gina 33 confiesa que ¡°lo mejor ser¨ªa leer alg¨²n libro de Sa¨²l Ol¨²as¡±, sintagma que parece expresar que no hab¨ªa le¨ªdo antes ninguno del ¨ªnclito autor).
No hay ninguna duda que esta novela es un divertimento. Hay ocurrencias a troche y moche, empezando por la cantidad de pal¨ªndromos que segrega Hidalgo Bayal. Junto al divertimento, no se esconde tambi¨¦n una filosof¨ªa de la composici¨®n. Tal vez, en medio de esta soberana lecci¨®n de nulidad literaria, que no de ingenio narrativo, tambi¨¦n se desparrama por sus p¨¢ginas, sin miedo a la soberbia y sin disimulo, un listado de autores, t¨ªtulos, salpicados de latines, todos absolutamente innecesarios e injustificados.
Arde ya la yedra
Tusquets, 2024
344 p¨¢ginas. 19,90 euros
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