Edificios que no dejan huella: la arquitectura del oto?o de 2024
De Dinamarca a la India, nuevos hospitales, escuelas y residencias para artistas integran la naturaleza y el entorno local para propulsar la sostenibilidad, promover el bienestar y revitalizar comunidades
¡°El hospital es un laberinto. Fue pensado as¨ª para lograr un m¨¢ximo de aislamiento entre sus diversas dependencias¡±. Esta es la descripci¨®n que Eduardo Mendoza hizo en La verdad sobre el caso Savolta el a?o 1975. El comisario V¨¢zquez visitaba un sanatorio mental en el que las decisiones arquitect¨®nicas se tomaban con pragmatismo. Sin embargo, eran los propios enfermos quienes cultivaban y cuidaban el jard¨ªn. Esa idea, combinar eficacia maquinal con cercan¨ªa a la naturaleza, rige hoy los mejores hospitales. Los pe...
¡°El hospital es un laberinto. Fue pensado as¨ª para lograr un m¨¢ximo de aislamiento entre sus diversas dependencias¡±. Esta es la descripci¨®n que Eduardo Mendoza hizo en La verdad sobre el caso Savolta el a?o 1975. El comisario V¨¢zquez visitaba un sanatorio mental en el que las decisiones arquitect¨®nicas se tomaban con pragmatismo. Sin embargo, eran los propios enfermos quienes cultivaban y cuidaban el jard¨ªn. Esa idea, combinar eficacia maquinal con cercan¨ªa a la naturaleza, rige hoy los mejores hospitales. Los peores est¨¢n dise?ados pensando ¨²nicamente en la funcionalidad o ¡ªy eso es m¨¢s peliagudo¡ª en la apariencia. Ambas decisiones apuntan a una misma prioridad: la rentabilidad. Aqu¨ª vamos a hablar de otro tipo de hospitales, de los que consideran que para curar el cuerpo conviene tranquilizar la mente.
la rentr¨¦e cultural de 2024
Los arquitectos Herzog & de Meuron inaugurar¨¢n, este oto?o, el hospital de Selandia del Norte, en Dinamarca, un proyecto que, m¨¢s que llevar la naturaleza a los pacientes ¡ªcomo sucede en el Rehab de Basilea, tambi¨¦n proyectado por los suizos¡ª opta por trasladar los pacientes a un entorno natural f¨¢cilmente accesible. Ese inmueble demostrar¨¢ c¨®mo arquitect¨®nicamente, de los antiguos cambios formales o t¨¦cnicos, asistimos a un acercamiento a otro tipo de transformaciones sociales, energ¨¦ticas, ecol¨®gicas y conceptuales: la topograf¨ªa por delante de la geometr¨ªa, el lugar por encima del estilo, o la sostenibilidad como clave para la elecci¨®n de materiales. Esto ¨²ltimo sucede, tambi¨¦n en Dinamarca, en la escuela que el estudio de Henning Larsen est¨¢ concluyendo en Sundby.
Lolland-Faltser, la regi¨®n donde se encuentra esta localidad, es una zona agr¨ªcola con un paisaje llano de cultivos de guisantes y lentejas. El creciente monocultivo ha incrementado la monoton¨ªa visual de esos campos donde habita una poblaci¨®n en descenso alarmante ¡ªpor debajo de los 2.700 habitantes en Sundby¡ª. En ese marco, la renovaci¨®n de la escuela primaria buscaba no s¨®lo construir un espacio educativo moderno. Desde el Ayuntamiento quer¨ªan, en realidad, revitalizar la comunidad, ¡°restaurar la confianza en el lugar¡±. Con ese objetivo, los arquitectos de Henning Larsen optaron por apostar por los campos de legumbres. Se fijaron en su horizontalidad. Y han sabido ver la llanura m¨¢s como un horizonte abierto que como un paisaje mon¨®tono. As¨ª, la nueva perspectiva trata de cambiar aburrimiento por descubrimiento. Para plasmar esa voluntad de cambio han recurrido a actualizar referencias de las tradiciones vikingas instauradas en la isla de Falster.
La planta de la nueva escuela recuerda a una fortaleza vikinga por su circularidad. Y es cierto que el c¨ªrculo genera un espacio perfecto, seguro. Sin embargo, en un c¨ªrculo abierto ¡ªcomo el de esta escuela¡ª esa seguridad se reinventa. Las aulas se vuelcan al exterior. Por eso la nueva escuela no se limita a actualizar la herencia formalmente: la reinterpreta. Tambi¨¦n recupera la paja. Ese elemento, asociado a los campos de cultivo, y b¨¢sico en la construcci¨®n local, forra ahora las fachadas del colegio aisl¨¢ndolas t¨¦rmicamente e integr¨¢ndolas, f¨ªsicamente, en el paisaje.
Con todo, m¨¢s all¨¢ de apostar por la arquitectura que renueva un lugar actualizando la tradici¨®n y recurriendo m¨¢s a las ideas que al espect¨¢culo, el edificio de Larsen hace una apuesta arriesgada: no est¨¢ enjaulado, vale decir protegido. No lo rodean ni vallas ni muros: el colegio se funde con el lugar. Env¨ªa as¨ª un mensaje que une lo que sucede en el exterior del inmueble con lo que se ense?a en su interior. La paja de la fachada protege de las fuertes brisas marinas de la misma manera que la forma circular est¨¢ pensada para dejar pasar las brisas, para acompa?arlas en lugar de oponerse a ellas.
Tambi¨¦n el lugar, la topograf¨ªa, manda en los Hampi Art Labs que el estudio que dirige Sameep Padora concluy¨® en Vijayanagar, ciudad del Estado indio de Karnataka. El paisaje aqu¨ª es fluvial. Y el edificio, fluido. Se trata de una forma m¨¢s cercana al discurrir del curso del r¨ªo Tungabhadra que a cualquier complejo c¨¢lculo param¨¦trico. Por eso, de la misma manera que la escuela de Larsen reivindica un lugar y aspira a ser parte de la ense?anza que reciben los alumnos, el edificio de Padora intenta inspirar a los artistas que trabajar¨¢n en su centro. Las cubiertas son accesibles, est¨¢n sembradas, buscan ser una capa m¨¢s del paisaje, se hacen eco de ¨¦l, quieren fluir en lugar de interrumpir, continuar en lugar de oponer. Llegan para aportar. Para hacer posible el trabajo de otros.
Los materiales t¨ªpicos de las arquitecturas tradicionales hablan de lo que se produce en un lugar y de lo que su climatolog¨ªa pide. Por eso, la tradici¨®n acostumbra a firmar obras an¨®nimas que, lejos de aterrizar, parecen brotar del lugar. En Dakar, asistimos a otra vuelta de tuerca. Es un arquitecto africano formado en Berl¨ªn, Francis K¨¦r¨¦, el que levanta el Nuevo Instituto Goethe, la representaci¨®n de la cultura germana en el mundo desde hace 60 a?os. Es, adem¨¢s, la primera vez que Alemania encarga la construcci¨®n de un edificio, en lugar de habilitar uno ya existente, para ese objetivo. Desde el Goethe describen el encargo al premio Pritzker como ¡°un legado: el deseo de establecer un ejemplo del intercambio cultural que debe darse el siglo XXI¡±. Por eso, el edificio que levantan K¨¦r¨¦ y su estudio habla de la capital de Senegal, de su clima y tradiciones, pero tambi¨¦n de lo que el intercambio cultural opone a la colonizaci¨®n cultural.
La inclusividad y la sostenibilidad forman parte de ese di¨¢logo. El nuevo inmueble de dos plantas ser¨¢ una escuela de idiomas, la materia prima del di¨¢logo. Una celos¨ªa, construida con ladrillos de fabricaci¨®n local, filtra el sol y rebaja el ruido ac¨²stico. K¨¦r¨¦ asegura haberse inspirado en los ¨¢rboles que arraigan, pero crecen aliger¨¢ndose. Como en los talleres para artistas de Sameep Padora en India, tambi¨¦n aqu¨ª las cubiertas son accesibles, doblan el jard¨ªn del instituto. Una paradoja en estos edificios resume una nueva voluntad arquitect¨®nica: el trabajo con las huellas anteriores ¡ªla tradici¨®n¡ª para intentar dejar poca huella.
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