Henning Larsen, cl¨¢sico de la arquitectura moderna
El proyectista dan¨¦s abord¨® un registro sumamente diverso de retos constructivos
El arquitecto Henning Larsen (1925-2013) obtuvo hace unas semanas el ¨²ltimo Premio Mies van der Rohe. Lo gan¨® con la sala de conciertos Harpa levantada en Reikiavik hace dos a?os. El edificio no era uno de los trabajos habituales de este proyectista, capaz de barajar estilos y materiales para conseguir dram¨¢ticos juegos de luz. En esa ocasi¨®n, su estudio busc¨® ir m¨¢s all¨¢ y trat¨® de acercar, temerosamente, el arte y la arquitectura de la mano del escultor island¨¦s Olafur Eliasson. Fue el propio Eliasson, otro experto en luz, quien envolviendo el inmueble en gruesos pedazos de vidrio contribuy¨® a su visibilidad. Y acerc¨® a un cl¨¢sico de la arquitectura moderna como Larsen al peligroso juego que busca difuminar los l¨ªmites entre el arte y la arquitectura.
Larsen falleci¨® la noche del 23 de junio, mientras dorm¨ªa en su casa de Copenhague. Ten¨ªa 87 a?os y viv¨ªa semirretirado desde que en 2009 cumpliera medio siglo de vida profesional. Descansaba pues de una trayectoria tan internacional y fruct¨ªfera como llena de sacrificios, riesgos y premios. Aunque es cierto que, en 2004, tras concluir la ?pera de Copenhague ¡ªuna especie de globo terr¨¢queo coronado por una espectacular marquesina y ubicado junto a un dique, frente al palacio real dan¨¦s¡ª el reconocimiento internacional se dispar¨® (en 2012 le concedieron el Praemium Imperiale japon¨¦s), tambi¨¦n lo es que Larsen hab¨ªa comenzado a ganar concursos muy temprano y lleg¨® a levantar m¨¢s de un centenar de edificios de todas las tipolog¨ªas (universidades, hospitales, salas de conciertos, viviendas, palacios de congresos, iglesias u oficinas) por todo el mundo: de la biblioteca de Malm? en Suecia (1997) a la Universidad de Plymouth, en Reino Unido (2007). En Espa?a, donde en 2009 gan¨® el concurso para el Palacio de Congresos de Lanzarote, no vio su obra comenzada.
As¨ª, con tanta producci¨®n, tal vez lo mejor de Larsen fuese tambi¨¦n lo peor. En Arabia Saud¨ª demostr¨® que no solo era un arquitecto moderno porque supiera manejar acero y vidrio para levantar inmuebles bien iluminados en climas n¨®rdicos. All¨ª no dud¨® en trabajar con piedra, estuco y celos¨ªas y tanto su Embajada danesa en Riad (1988) como el edificio para el Ministerio de Asuntos Exteriores saud¨ª (1984) lograron combinar la contenci¨®n danesa con la frescura de la mejor arquitectura isl¨¢mica. Fueron esas intervenciones las que en 1989 le valieron otro reconocimiento m¨¢s, el Premio Aga Khan. Sin embargo, a lo largo de los a?os, Larsen lleg¨® a acumular proyectos tan dispares en estilo, intenci¨®n y consecuencias como el caricaturesco edificio de apartamentos The Wave ¡ªcon forma de doble ola¡ª en el fiordo de Vejle (2009) y la exquisita vivienda unifamiliar en Vejby (2005), ambos en Dinamarca. Un abanico tan amplio de registros solo se explica por la desmesurada ambici¨®n de un proyectista o por el tama?o que alcanza su estudio. Con todo, Larsen se preocup¨® tambi¨¦n por difundir la arquitectura y as¨ª, adem¨¢s de dar clase toda su vida, fund¨® la revista Skala en 1980 y una galer¨ªa con el mismo nombre. Ya en el siglo XXI levant¨® el edificio que alberga en su ciudad el Museo del Dise?o cerca de donde hab¨ªa restaurado la Carlsberg Glypotek, un ejercicio de reparaci¨®n y respeto en el que manej¨® el paso atr¨¢s como f¨®rmula arquitect¨®nica. Tal vez con el mismo ¨¢nimo, para 2001 decidi¨® legar parte de su patrimonio a una fundaci¨®n que lleva su nombre. Esos fueron, al final, los premios que m¨¢s disfrut¨®: las becas que ¨¦l mismo conced¨ªa, y entregaba personalmente, cada 20 de agosto, el d¨ªa de su cumplea?os.
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