Renzo Piano, en s¨ªntesis
Una muestra en Madrid analiza el hilo conductor que une los proyectos, formalmente tan distintos y geogr¨¢ficamente tan alejados, del arquitecto genov¨¦s
Nuestra conciencia de las estructuras ha liberado nuestra capacidad de expresi¨®n¡±. Desde que Renzo Piano ganara, con el desaparecido Richard ?Rogers, el concurso para levantar el Centro Pompidou en el coraz¨®n de Par¨ªs, el genov¨¦s tiene oficina en esa ciudad. Habiendo construido literalmente por medio mudo ¡ªde Uganda a Nueva Caledonia, de Taip¨¦i a Estambul o del coraz¨®n de Nueva York al de Londres, Roma o Par¨ªs¡ª, solo tiene ese despacho parisiense, m¨¢s all¨¢ de su casa madre: la casi invisible sede de G¨¦nova que, como los cl¨¢sicos modernos, ha utilizado como laboratorio.
Frente al Mediterr¨¢neo, en la ciudad donde naci¨®, Piano ha ensayado y cuestionado todo tipo de soluciones arquitect¨®nicas y tecnol¨®gicas como la dom¨®tica, que activ¨® y desactiv¨® mucho antes de que comenzara a comercializarse el mundo smart y sus aplicaciones, convencido de que las necesidades humanas de brisa o soleamiento no eran generalizables y resultaba m¨¢s c¨®modo hacer y decidir que someterse a un mundo perfecto y controlado.
El suyo es un pionerismo fruto de la inquietud y alejado de la carrera de ser el primero, tan singular como tener estudio en Par¨ªs. Ambos hechos retratan a Piano como un creador inquieto, alejado de cualquier narcisismo, y, a la vez, como un rom¨¢ntico. As¨ª, liviano y arraigado a la vez, hoy tiene a su mando a 80 personas que, bajo el amparo de su taller, Renzo Piano Building Workshop, trabajan por el planeta literalmente reinvent¨¢ndolo.
?l mismo es m¨¢s un inventor que un artista pl¨¢stico, m¨¢s un fascinado por el ingenio que un obsesionado por la tecnolog¨ªa. Por eso, lo mejor de la muestra que le dedica ahora el COAM de Madrid es que resume y demuestra esta idea. Su econom¨ªa de medios contrasta con la rotundidad de los hechos que resume. M¨¢s all¨¢ de contar una trayectoria, ofrece una lecci¨®n, que Piano, seguramente, catalogar¨ªa de opci¨®n. La trayectoria del Building Workshop resume la fascinaci¨®n que convierte la vida en un descubrimiento continuo.
El proyectista defiende en sus escritos la necesidad de saber hacer las cosas no solo con la cabeza, tambi¨¦n con las manos
Le fil rouge, el t¨ªtulo, hace referencia al biling¨¹ismo del italiano y su estudio y, como tal, al hilo conductor que conecta ideas y recursos arquitect¨®nicos para establecer una conexi¨®n entre proyectos aparentemente distintos. Con Piano no es nunca la forma, ni siquiera el concepto, lo que une: es la soluci¨®n. Con mentalidad de inventor, se inici¨® con una mezcla de pragmatismo y utop¨ªa que le llev¨® a intentar lo m¨¢s dif¨ªcil: dar cobijo a la humanidad a partir de soluciones ingeniosas a precios asequibles.
La exposici¨®n empieza por el final: un mapa imaginario en el que 200 de los proyectos que firma el estudio se representan en su versi¨®n m¨¢s sencilla. Sin acabados, sin referencias pl¨¢sticas, con volumen y escala: desde el aeropuerto Kansai de Osaka ¡ªen terreno ganado al mar¡ª a la Maison Herm¨¨s de Tokio, o la sede de The New York Times. Hay proyectos de todos los tama?os: de la vivienda m¨ªnima prefabricada Diogene al estadio del Bari. Las remodelaciones, como la f¨¢brica Lingotto de Tur¨ªn o la ampliaci¨®n del Art Institute de Chicago. Y luego est¨¢n los museos, del Pompidou al Paul Klee de Berna, de The Menil Collection de Houston al High Museum of Art de Atlanta o el Centro Bot¨ªn de Santander.
Resumidos los logros en la isla de maquetas, la exposici¨®n prosigue con una referencia clave: apenas cuatro fotograf¨ªas en blanco y negro para indicar de d¨®nde viene todo: de las estructuras que ide¨® para viviendas de emergencia, para construir pabellones y exposiciones y que le dejaron la huella de la flexibilidad, la ligereza e incluso la movilidad. Esa voluntad de solucionar est¨¢ presente en la transparencia, los tubos que conducen a la gente en el Pompidou o en el Museo de la Academia del Cine de Los ?ngeles, o la vegetaci¨®n como arquitectura, que aflor¨® en The Menil Collection de Houston y reviste la cubierta del Museo de la Ciencia de San Francisco.
M¨¢s all¨¢ de ingenier¨ªa y materiales, las ideas que unen forman tambi¨¦n parte de las cuentas que sustenta el hilo rojo de esta muestra sintetizada en una veintena de proyectos. As¨ª, el puente San Giorgio habla, con discreci¨®n, de uni¨®n y reparaci¨®n tras la desgracia. La remodelaci¨®n de la f¨¢brica Lingotto de Tur¨ªn rompe la distancia con el pasado y el Whitney de Nueva York se abre a la High Line haciendo que una trasera se convierta en fachada principal.
Piano ha defendido en sus escritos la necesidad de saber hacer las cosas no solo con la cabeza, tambi¨¦n con las manos. Esta muestra habla ese idioma. Con la sencillez de un juego de cartas despliega un hilo conductor. Alejada del azar de las cartas, demuestra un empe?o por solucionar que resulta en invenci¨®n continua.
Le fil rouge. Renzo Piano Building Workshop. COAM. Madrid. Hasta el 12 de enero de 2025.
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