Cuando t¨² vas, ellos vuelven: el regreso hipn¨®tico y majestuoso de The Cure
El primer disco en 17 a?os de la banda brit¨¢nica, ¡®Songs of a Lost World¡¯, es una barbaridad. Podr¨ªa ser su mejor trabajo desde ¡®Disintegration¡¯ (o incluso superarlo)
Una de las mejores formas de asegurarse una buena madurez es no haber sido jam¨¢s completamente joven. A Robert Smith la inocencia y el desparpajo posadolescente le duraron medio disco. As¨ª, en la primavera de 1980, con apenas 21 a?os, lanzaba el segundo largo de The Cure sumido en un mundo de pesadumbre, uno precioso que no iba a abandonar durante pr¨¢cticamente toda aquella d¨¦cada y que logr¨® que incluso en los momentos en que la luz se colaba en su oscuridad ¡ªsiempre m¨¢s acogedora que t¨¦trica¡ª, aquello que entregaba jam¨¢s se confundiera con algo fruto de la efervescencia y el carpe diem ese. Smith casi jam¨¢s ha escrito un tema que no pueda cantar hoy a sus 65 a?os. Es como si hubiera empezado a poner dinero en su plan de pensiones cuando a¨²n ten¨ªa el carn¨¦ joven.
Ahora, por fin, tras 17 a?os de estruendoso silencio discogr¨¢fico, durante los cuales casi nunca ha dejado de tocar e incluso ha flirteado con ponerse de moda un par de veces, lanza el disco con el que lleva so?ando desde 1996. Aquel a?o se le ocurri¨® lanzar un sencillo, ¡®The 13th¡¯, acompa?ado de unos mariachis y se asust¨® tanto que qued¨® casi paralizado ante la posibilidad de que aquel joven de alma vieja pudiera devenir algo terrible: un viejo de alma joven. En fin, que este Songs of a Lost World es una barbaridad. Robert Smith es una de las personas m¨¢s inteligentes y sensibles que ha dado la historia del rock. No es que hiciera mucha falta recordarlo, pero estas ocho canciones lo hacen. Por las dudas.
Mucho se ha hablado desde que se lanzara ¡®Alone¡¯, el primer single de adelanto de esta pieza musical de 49 minutos, sobre su duraci¨®n y sobre que Smith no empezara a cantar hasta el minuto tres. Lo que, en t¨¦rminos de Spotify, en el que los segundos se multiplican como los a?os de los perros, es una eternidad que a muchos usuarios de la plataforma les permite escuchar discos enteros y cambiar incluso de gustos musicales. Pensar que hay en esta y en otras letan¨ªas de este largo alg¨²n tipo de posicionamiento vital en contra de estos tiempos acelerados, del algoritmo o de lo que sea que los m¨¢s viejos del lugar quieren denunciar esta semana, es no conocer a Smith. Era viejo antes que todos ellos y no va a perder el tiempo en escribir nada contra nada. Solo lo hace a favor de su bienestar, y el suyo, cuando escuchamos este disco, es el nuestro. Vive de noche y duerme de d¨ªa. Cuando vas, ¨¦l ya vuelve.
El ritmo es lento y a veces fr¨ªo, casi congelado. Inmersivo desde el momento en que la producci¨®n envuelve, muta y juega con la forma en que percibimos los instrumentos
El ritmo es lento y a veces fr¨ªo, casi congelado. Inmersivo desde el momento en que la producci¨®n envuelve, muta y juega con la forma en que percibimos los instrumentos. Las cuerdas, las teclas. Incluso la bater¨ªa desarrolla matices distintos en cada tema. Envolvente en ¡®And Nothing is Forever¡¯. Cadencioso e hipn¨®tico en ¡®I Can Never Say Goodbye¡¯. Apocal¨ªptico en ¡®Warsong¡¯. Majestuoso en esa barbaridad que es ¡®Endsong¡¯. Solo en un par de pasajes el ¨¢lbum acelera un poco el ritmo, y lo consigue hacer sin perder las credenciales que hacen a Songs of a Lost World tan reconocible, algo realmente complicado en este tipo de trabajos, donde de golpe acostumbra a aparecer una aceleraci¨®n en el ritmo absolutamente descontextualizada, que suena a decisi¨®n m¨¢s que a consecuencia. Aqu¨ª, la fabulosa ¡®Drone:nodrone¡¯ coge los registros del ¨¢lbum y los lleva al terreno del funk g¨®tico, mientras que la no menos rese?able ¡®All I Ever Am¡¯ hace lo propio abandon¨¢ndose a la melod¨ªa m¨¢s cristalina y pop. Media sonrisa.
David Bowie pas¨® casi las ¨²ltimas tres d¨¦cadas de su carrera teniendo que escuchar que cada vez que lanzaba un buen disco este era el mejor desde Scary Monsters. Hasta que lanz¨® Blackstar que era mejor que Scary Monsters. Y se muri¨® 48 horas despu¨¦s. De Songs of a Lost World se dice que es lo mejor de The Cure desde Disintegration. Igual es hasta mejor que ese. Pero no lo vamos a decir por no gafarlo, porque a Robert Smith lo necesitamos vivo. Tiene mucho a¨²n por dar. Y, adem¨¢s, si ¨¦l se va, ?qui¨¦n la va a plantar cara a Ticketmaster? Oasis, seguro que no.
Songs of a Lost World
Polydor / Universal
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