The Cure en su ¨²nico concierto del a?o: la deliciosa angustia del eterno adolescente
La banda de Robert Smith presenta su nuevo ¨¢lbum, ¡®Songs of a Lost World¡¯, en un ¨²nico concierto en Londres
Los eternos adolescentes que disfrutan de su agon¨ªa existencial encerrados en la habitaci¨®n, sobre la cama, mientras suena la voz de Robert Smith, saben que detr¨¢s de cada canci¨®n aparentemente l¨²gubre de The Cure hay una palmada en la espalda y un mensaje de ¨¢nimo.
La banda, que perdura como el s¨ªmbolo definitivo de la onda siniestra y el afterpunk ingl¨¦s de hace ya m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, arranc¨® este viernes su ¨²nico concierto del a?o, en la legendaria sala londinense Troxy, con Alone, el tema estrella de su nuevo disco, Songs Of a Lost World. Una maravillosa balada crepuscular en la que Smith, de 65 a?os, comienza a afrontar su fase vital: ¡°Este es el final de cada canci¨®n que cantamos en soledad¡±, dice al principio.
Pero casi tres horas despu¨¦s de un directo intenso, impecable y generoso, la banda se despide de sus miles de seguidores con el Boys Don?t Cry, el himno con el que toda una generaci¨®n de renegados e inadaptados aprendi¨® a enfrentarse con la vida. Hay que cerrar los ojos. Mantenerlos un buen rato cerrados y limitarse a escuchar la voz, igual de fresca, con el mismo tono melanc¨®lico, preciso y c¨®mplice de hace casi cuarenta a?os, para entender por qu¨¦ The Cure sigue llenando salas.
Cientos de miles de personas pudieron adem¨¢s seguir la actuaci¨®n por el canal de YouTube de la banda, donde sigue colgado.
Robert Smith, el n¨²cleo permanente de un grupo cuyos componentes no han dejado de rotar ¡ªsolo permanece, junto a ¨¦l, el bajista Simon Gallup, recorriendo el escenario de lado a lado con el bajo a la altura de las rodillas¡ª, es un m¨²sico excepcional. Pero es sobre todo un icono. Su pelo negro enredado, la raya en los ojos y los labios pintados se convirtieron con el tiempo en la imagen del adolescente rom¨¢ntico sin soluci¨®n. En ¨¦l se inspiraron el Eduardo Manostijeras de Tim Burton o Allison, la muchacha solitaria e introvertida de la pel¨ªcula de culto The Breakfast Club.
El tiempo ha hecho mella en el f¨ªsico del compositor y guitarrista del grupo, pero su talento musical se mantiene intacto y renovado para los centenares de cincuentones que aparecieron en el Troxy ¡ªla sala, un antiguo cine art dec¨®, tiene un aforo limitado¡ª y para otros tantos j¨®venes de una generaci¨®n que tambi¨¦n se ha apropiado de los principales temas de The Cure.
Un mundo perdido
Smith cant¨® de un tir¨®n, y en el orden en que han sido editadas, las ocho canciones del nuevo ¨¢lbum, el primero que lanza la banda desde hace diecis¨¦is a?os. Las cr¨ªticas han sido un¨¢nimemente generosas, casi entusiastas, con un trabajo que ha recordado a muchos aquella obra de arte que fue Disintegration, el LP de 1989.
Junto al tema de entrada, Alone, otros como A Fragile Thing rememoran el romanticismo l¨¢nguido que sedujo en su momento a tantos de los seguidores del grupo. All I Ever Am explica el ¨¦xito de Smith entre los siniestros, pero tambi¨¦n entre quienes no lo son. Porque lo mismo se enredaba en una telara?a de sonidos extensos y melanc¨®licos de los que al o¨ªrlos uno no se quiere escapar, que produc¨ªa melod¨ªas y ritmos del pop m¨¢s pegadizo que ha surgido del Reino Unido.
Resulta parad¨®jico que el nuevo ¨¢lbum evoque a un ¡°mundo perdido¡±, porque apenas despu¨¦s de un intermedio de 15 minutos ¡ªlo justo para aliviar las pr¨®statas de toda una generaci¨®n y recargar sus pintas de cerveza¡ª The Cure resurg¨ªa en escena con una vitalidad, un empe?o y una profesionalidad que dejaban claro que estos m¨²sicos no han perdido un ¨¢pice de su enorme calidad. Smith, de negro de arriba abajo ¡ªmarca de la casa¡ª cambiaba constantemente de guitarra y no daba tregua al resto. No falt¨® ni uno de los cl¨¢sicos. Lullaby, Pictures of You, Close To Me, Just Like Heaven, Why Can?t I Be You, A Forest¡
Smith no es Mick Jagger. Bailar, lo que se dice bailar, no es lo suyo. Pero a medida que el concierto avanzaba se animaba a abrir los brazos en cruz, balancear la cabeza, mirar al cielo y adoptar esa actitud de angustia existencial con la que logra bordar sus interpretaciones.
Criar ovejas en Sussex
Se le nota finalmente a gusto con su piel. La imagen misma del ser atormentado es en realidad un hombre felizmente casado desde hace 36 a?os con su novia de adolescencia, Mary Poole (con la que baila bajo la luna en el v¨ªdeo de Lovesong, ¡°cada vez que estamos solos, vuelvo a sentirme completo¡±). Es un m¨²sico meticuloso que vive en Sussex y le gusta criar ovejas, y acumular canciones como para varios ¨¢lbumes m¨¢s.
Y es un artista al que sus seguidores idolatran, al que los cr¨ªticos siguen tomando en serio y al que muchos consideran un tesoro nacional: ¡°He descubierto la cura ¡ªThe Cure¡ª para una Gran Breta?a rota¡±, titulaba con ese juego de palabras su columna en el diario The Telegraph el periodista Ben Lawrence. ¡°Es hora de buscar consuelo en la creatividad sublime y en la sabidur¨ªa lac¨®nica de Robert Smith. En 1989 fue mi h¨¦roe; en 2024 puede ser el tuyo¡±, sugiere Lawrence.
Para muchos de los congregados este viernes en el Troxy, Smith quiz¨¢ no sea un h¨¦roe, pero sigue siendo el grato recuerdo de muchas horas de sufrimiento placentero encerrados en su habitaci¨®n, y la reafirmaci¨®n del inmenso talento y calidad de una banda que marc¨® una ¨¦poca musical y un modo de entender la vida que sigue seduciendo a los adolescentes de hoy.
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